Descubrí que Rodolfo Martínez era
un escritor después de un viaje a Asturias. Yo no le conocía,
aunque había leído algunos de sus cuentos, y durante aquel
viaje tuve la oportunidad de hablar mucho con él (y con nuestro amigo
común Javier Cuevas). Discutimos de muchísimas cosas, especialmente
de comics de superhéroes, que a los dos nos gustan mucho, y de
física. Poco después de volver a mi casa recibí un par
de cuentos de Rodolfo para la revista
BEM. Y en esos cuentos
no sólo estaban las ideas de físicas sobre las que habíamos
discutido, sino también, y no pueden imaginar cual fue mi sorpresa,
yo mismo como uno de los personajes (por si les interesan, los cuentos son
"Visibilidad nula" y "Por delante de su tiempo" publicados en BEM
19).
 Y me había descrito muy bien. Había hablado
conmigo sólo durante tres días y había captado perfectamente
mis gestos, mis manías y mis hábitos mentales. En cierta forma,
demostraba conocerme mejor que algunos de mis amigos a los que frecuento
todos los días.
Los aspectos
técnicos de la escritura (la trama, los personajes, el estilo...)
pueden mejorarse con la práctica, y si bien no pueden ser enseñados,
pueden ciertamente aprenderse. Pero los escritores deben además tener
visión: deben tener la facultad de utilizar la realidad como materia
prima para fabular. Para un escritor, su cerebro es una grabadora y su mente
una cámara fotográfica, y nunca se sabe cuando uno de los elementos
que ha vivido puede aparecer en una frase, en una página o en la trama
de una novela. Y esa habilidad para ver el mundo, no voy a decir que sea
imposible de adquirir, pero digamos que es mejor si naces con ella. Y Rodolfo
Martínez la tiene, y por eso sé que es un escritor.
Esta novela, su
primera publicada, muestra el interés de Rodolfo Martínez por
integrar todos los elementos de su vida en la ficción. Suyo es el
don de la mezcla de géneros, la habilidad para navegar entres los
diversos aspectos de la literatura. La sonrisa del gato es un
interesante conjunto en el que se entrecruzan influencias del space-opera
y de ciberpunk. Se trata por tanto de una novela que no sólo demuestra
que Rodolfo Martínez puede escribir buenas y originales novelas, sino
que además prueba que la ciencia ficción española puede
ser tan innovadora como cualquier otra y capaz de absorber todo tipo de
influencias. No sólo estoy convencido de que La sonrisa del
gato pasará a la historia de la ciencia ficción española
(después de todo, inaugura un subgénero, o mejor dicho, varios),
también creo que Rodolfo Martínez será uno de los futuros
valores más importantes del género en nuestro país.
Lanzarote, 15
de julio de 1995 |