COMO SE DEBEN EQUILIBRAR LAS FINANZAS PUBLICAS EN UN REGIMEN LIBERAL

 

Después del colapso de las finanzas públicas en la Argentina, que obligó en su momento a la renuncia del ministro Cavallo y que aún continúa, el presidente de la Nación Argentina, verdadero autor del plan según él mismo - quiere hacernos cree que el fracaso se debió a que no se profundizaron las reformas.

Para conseguirlo está generando una serie de proyectos, que tienen todos ellos una falla en común: basar la solución en un equilibrio de las cuentas públicas en base a sacar más dinero a los ciudadanos y no reducir los gastos del aparato burocrático.

Es así como habla de aumento de impuestos, rebaja de jubilaciones y subvenciones a entes privados y otras medidas para sacar más o dar menos dinero a los ciudadanos y no de reducir el número de funcionarios, los sueldos estatales ampliamente superiores a lo que paga la actividad privada por el mismo trabajo, las prebendas y el despilfarro de los dineros públicos.

La reforma que falta es otra: Se hizo la reforma del estado en lo relativo a las funciones que nunca debió haber tenido - fabricar cosas, producir electricidad, administrar algunos servicios - pero no se tocaron las funciones tradicionales que desempeña mal. Algunas cosa que no se hicieron son:

a) Simplificar la estructura del poder ejecutivo:

La constitución de 1853 establece que "seis ministros secretarios de estado" asistirán al presidente en sus funciones. Ministros secretarios quiere decir exactamente eso: funcionarios de menor jerarquía, (minister viene de "minus") de la confianza del presidente, capaces de actuar para él en secreto (es decir con discreción).

Con el tiempo estos ministros comenzaron a actuar con independencia del presidente, a hacer su propia "política" lo cual les hizo perder su condición de ministros y de secretarios.

Esto desembocó finalmente en la creación hace ya bastante años de la secretaría técnica de la presidencia, que tuvo la función de reanalizar las medidas propuestas por los ministros desde el punto de vista del presidente. Pero al mismo tiempo duplicó las estructuras y los trámites, la secretaría general pronto necesitó asesores en economía, obras, salud, justicia ......

Finalmente el pacto de Olivos superpuso una tercera estructura, la del jefe del gobierno. Como consecuencia hay hoy tres sistemas superpuestos para hacer - tres veces y mal- el mismo trabajo. En este punto es indispensable volver a los seis ministros, que en un tiempo cabían todos en la Casa Rosada, y que hacían directamente el trabajo pesado. Suprimir todas las secretarías, subsecretarías, direcciones, gerencias, administraciones, no sólo es un ahorro en sueldos y gastos de funcionarios, también evitará las demoras, cabildeos (palabra castellana para lobbying), exacciones, extorsiones, cohecho.....

b) Repensar la necesidad de la existencia de provincias. ¿Se justifica que 30 ó 40.000 ciudadanos se den el lujo de un gobernador, sus 8 ó 10 ministros, 20 ó 30 senadores y otros tantos diputados provinciales, etc? ¿No es esto una fuente no sólo de gastos sino de demoras, cabildeos y ocasiones para exacciones, extorsiones, cohecho?

c) Reformar el poder legislativo:

En la práctica los diputados - salvo muy contadas excepciones - no actúan a título personal sino como representantes de sus partidos. ¿Se necesitan 70 ú 80 diputados para decir todos lo mismo? Creo mucho mejor que cada partido tenga un diputado (tal vez con un suplente) con un número de votos proporcional a los que haya obtenido en su elección. Esto ahorraría dietas y gastos pero además permitiría que un comité de 8 o 10 personas pudiera trabajar en forma personal y directa en la elaboración de las leyes, en lugar de hacer discursos que pocos escuchan y nadie lee.

d) Reformar el concepto de ley:

O sea, obedecer lo prescripto en la Constitución: "promover la reforma de la actual legislación en todos sus ramos a fin de adaptarla a la presente Constitución" La Argentina tiene más de 20.000 leyes. Dicen que sólo 6.000 están efectivamente en vigencia, pero aún así son tal vez 40.000 artículos que pretenden normar nuestra conducta. (Si Dios fuera argentino, como dicen algunos ¿los diez mandamientos serían 10.000?) Muchas de estas leyes son simples reglamentos de orden, atienden a cuestiones de detalle, a decisiones de momento... Una ley debería ser una norma general, inobjetable, permanente. En el actual contexto a presunción de que "la ley es conocida por todos" suena como un absurdo. En este caos cualquier acto puede ser punible de acuerdo a alguna ley, cualquier crimen es excusable de acuerdo a otra... Esto permite arbitrariedades, provoca litigios inútiles, abusos de poder... Una buena simplificación de las leyes no sólo ahorraría dinero sino tiempo, disminuiría la posibilidad de delitos, incrementaría la libertad individual y mejoraría la calidad de vida.

¿Que estas tareas son difíciles? Si, muy difíciles, pero tal vez no mucho más que transformar YPF de la única petrolera del mundo que perdía plata en una empresa eficiente y que gana, hacer funcionar los teléfonos cuadruplicar su cantidad y lograr que pueda conseguirse una línea en dos días, arreglar los subterráneos, lograr que no falte gas en invierno ni electricidad en verano, y otras cosa que se han hecho. Solo las cosas difíciles dan resultados relevantes.

Para terminar, obsérvese que estas medidas tienen una finalidad en común: disminuir la cantidad de "funcionarios públicos" y limitar el manejo discrecional que hacen ellos de su poder, para evitar que "la vida, la fortuna o el honor de los argentinos queden a merced de gobiernos o de persona alguna". Así consideradas, no son más que la aplicación de ideas verdaderamente liberales. El liberalismo no es una doctrina económica. Se puede aplicar a la economía, pero en su esencia es una posición filosófica y moral que pone como valor supremo la libertad y como consecuencia el mínimo posible de gobierno. En este contexto se pudo decir en su momento: "le romantisme, c'est le libéralisme en littérature": el romanticismo es el liberalismo en literatura. Sólo el prestigio de la idea liberal auténtica da sentido a estas palabras; aplicadas al "liberalismo" de algunos economistas argentinos serían ridículas. Lo que yo pido es una buena aplicación del principio de reciprocidad, que digamos "el liberalismo es el romanticismo en el gobierno". Y actuemos en consecuencia.

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