En toda la escena del comic mundial pocos son los niños que son realmente niños. Como analizamos en otra sección, Mafalda es una representación de las ideas sociales y políticas de Latinoamérica; Snoopy y Charlie Brown son representaciones sicológicas y sociológicas de la comunidad. Y, si nos seguimos, ni siquiera los gemelos Fritz y Franz (ni su equivalente español, Zipi y Zape), ni Periquita, ni la Pequeña Lulú, reflejan exactamente lo que es un niño. (El caso de la Pequeña Lulú merece una análisis individual). De entre todos estos niños se levanta como auténtico representante de la infancia el gran Calvin.
Calvin es un niño común y corriente. Hijo único, vive con su papá y su mamá en una casa en los suburbios de Estados Unidos, un poco alejado de la ciudad. No tiene vecinos cercanos y vive cerca del bosque. El mayor contacto con otros niños lo tiene en la escuela, a la cual odia asistir. En este ambiente, Calvin tiene un amigo muy especial: Hobbes, su tigre de peluche. Calvin le da vida de tal forma a Hobbes que uno llega a preguntarse si en verdad será mágico y cobra vida cuando está a solas con Calvin.
Juntos, Calvin y Hobbes juegan, ven TV, hacen la tarea (o buscan formas de no hacerla), hacen travesuras y filosofan acerca de la vida. A pesar de ser producto de la imaginación de Calvin, Hobbes representa su lado más "realista". Esto nos da una idea del nivel de imaginación que puede tener Calvin, que juega (y vive) ser un gran piloto espacial donde los maestros de la escuela son monstruos espaciales que buscan torturarlo, apresarlo u obligarlo a realizar actividades repulsivas (como hacer una exposición frente a sus compañeros).
Es tan grande su imaginación que resulta ser el elemento principal del comic. En Calvin realmente no hay malicia, actúa con la inocencia e inventiva de un niño de 5 años. Se siente solo y utiliza su imaginación para no sentirse así y al mismo tiempo llamar la atención de sus padres a quienes generalmente saca de quicio. Paradíjicamente, su mejor amiga es Susie, a quien odia por el hecho de ser niña.
Calvin representa la vida infantil en los suburbios norteamericanos, pero, mucho más que eso, nos representa a todos nosotros cuando éramos niños. Casi todos sufrimos por el grandulón en la escuela que abusaba de nosotros. Casi todos nos sentimos incomprendidos y que los papás no se daban cuenta de nustras necesidades (como comer crispi-bombas de choco-azúcar en vez de vegetales); y casi todos utilizamos nuestra imaginación para crear un mundo mucho más interesante, en cual nosotros teníamos el control y podíamos hacer lo que más deseábamos...
Y, carámba! La mayoría de nosotros soñamos todavía con poder tener un mundo como el que deseamos! Vivir sin preocupaciones y tener un amigo especial como Hobbes. Sabemos que somos diferentes y que la gente en general no comparte nuestros puntos de vista... De muchas maneras, seguimos siendo ese niños de hace años y Calvin nos lo recuerda. De ahí su encanto.
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