JOSÉ SARAMAGO:

EL HOMBRE, EL CIUDADANO, EL ESCRITOR

 

Domingo Da Costa Gomes

Salía de la feria del libro de Frankfurt, volvía a su casa y a su compañera, y se le vino encima la noticia de que había ganado el premio Nobel. A su lado estaba José Oliveira, de la Editora Caminho. Vio lágrimas en los ojos del amigo y sintió que compartía su emoción. Después, José Saramago se ancló de nuevo en su serena filosofía.

Este premio puso de manifiesto toda su humanidad, toda la ternura que en él despiertan los que le rodean, los que sufren, los ciegos y los que ven, los que todos los días vuelven a ser crucificados.

El premio de Saramago fue de Portugal y de los países que hablan portugués.

Vinieron después las felicitaciones y los abrazos, la invasión de las librerías por los que ya eran sus lectores y por los que a partir de entonces pasaron a serlo. Los mediocres que habían intentado menospreciarlo con palabras de censura hacia alguno de sus maravillosos libros, no tuvieron más remedio que declarar, hipócritamente, que estaban contentos...

Imposible medir ni echar cuentas a la enorme riqueza de alma que este hombre de cuna humilde va revelando en su obra y en todo lo que nos transmite al deambular por el mundo que es hoy su vida. Intentarlo sería como querer atrapar el horizonte, esta línea del fin del mundo que a medida que avanzamos va huyendo de nosotros.

José Saramago concedió centenares de entrevistas en las que fue exponiendo ideas, clarificando las fuentes en las que bebió su inspiración, marcando su posición en la sociedad y en el universo. Mucha gente que ya había leído sus libros, amigos de muchos años que lo conocían como hombre y escritor, dieron a conocer informaciones preciosas que permitieron obtener un retrato más fiel del nuevo premio Nobel. También aparecieron los que, por falta de humanismo y de cultura, no se habían dado cuenta del tesoro que aquel hombre sencillo escondía y que su escritura iba poco a poco afirmando hasta que la Academia Sueca le llevó a ocupar, en la literatura y en la historia, un lugar de honor. No podían faltar las voces de algunos mediocres que, haciendo alarde de un anticomunismo primario y grosero, intentaron rebajarle quitando importancia a su obra. Según ellos, no se merecía el premio por insistir honradamente en su condición de comunista, por reafirmarse en aquella bien fundamentada opción de liberar a la mayoría de los seres humanos de los grilletes que, a lo largo de los siglos, otros hombres les han impuesto.

Empiezan ahora a surgir los exégetas que intentan descubrir en sus escritos cosas que no están y que olvidan mencionar en cambio otras cosas que están bien a la vista. Sin embargo, cada libro de Saramago debe leerse con la misma naturalidad y simplicidad con que se come un fruto maduro.

A través de sus declaraciones, de una profunda sabiduría popular, el escritor nos ha hablado de su infancia, de su formación como escritor, de lo que piensa de la Historia y de la sociedad de consumo que nos devora, de sus experiencias como tornero, como periodista, como poeta, como dramaturgo. Nos ha hablado de cómo le impresionaron Kafka, José Luis Borges, Fernando Pessoa pero nos habla también de Romain Rolland, de Camus, de Faulkner e de otros. Confiesa que en la base da sus escritos puede descubrirse la influencia del discurso vigoroso del Padre António Vieira.

Declara que Dios no existe, que no es creyente pero que, cuando trata con quien cree, ve a Dios en esta persona. Dice que se siente vinculado con el mundo y con la vida, que le interesa lo sagrado y que, ya que no puede amar a todos, a todos respeta. Para ser ateo, afirma, es preciso tener un alto grado de religiosidad.

En una de las entrevistas que concedió Saramago afirmó:

"Nosotros, los viejos estamos aquí para trabajar. La juventud es un valor. Jóvenes llenos de vida y de voluntad de transformación van perdiendo chispa y a los 30 años ya están instalados."

Sobre el Libro Negro del Comunismo dijo: "Hay hipocresía en este libro porque sólo muestra una cara. Espero poder leer el Libro Negro del capitalismo."

En otro momento de otra entrevista declaró: "¿Quién manda? Claro que hay elecciones, partidos y parlamentos, mayorías, coaliciones y más cosas. Pero el poder está en Bill Gates, IBM, Mitsubishi, General Motors ... En el Banco Mundial. Ellos son los que mandan. Y los gobiernos están aquí para obedecer."

Sobre la tecnología moderna dijo que "podemos llorar sobre una página de un libro, pero nunca sobre el disco duro de un ordenador. ¿Qué hicimos como seres humanos? Cosas magníficas como la Capilla Sixtina. Pero también Biafra y Auschwitz. Somos creadores, inventores de cosas que no existían en la naturaleza... pero inventamos también otras cosas. Inventamos la crueldad. El único ser vivo cruel que existe sobre la Tierra es el hombre. Ningún animal es cruel, porque la crueldad es cosa de la razón. Sólo un ser racional puede haberla inventado. Y lo mismo puede decirse de la tortura."

A veces piensa que cuando crea sus obras sucede lo que Torga definía como un "estado de gracia y de fiebre en el que las palabras salen de la pluma de manera fluida y certera, como si las dictara un profeta en hora de arrebato"; pero las palabras que Saramago encadena corren también como las aguas de un arroyo de montaña, en pequeños remansos o en torrenteras.

Nació el día 16 de Noviembre de 1922 en una pequeña aldea situada entre terrenos de regadío en el Ribatejo, a sólo un kilómetro del Tajo, en una familia pobre de campesinos sin tierra que resistían con dignidad y valentía la inhumanidad de los latifundistas.

En aquel tiempo la agricultura la hacían campesinos pobres con alma de artesano y de artista. Cuidaban, labraban, sembraban y expurgaban los trozos de tierra que conseguían arrancar de la voracidad de los latifundistas, destruyendo las malas hierbas con un sacho o con las manos. Era agradable ver crecer las plantas, aspirar el perfume de las flores, oír el canto de los pájaros. Después, coger y almacenar los frutos con amor y dedicación. Cuidar del ganado, ayudar a nacer sus crías, poner nombres a los animales, tratarlos con cariño, alimentarlos con productos naturales, todo siempre como un acto de ternura y amor.

El abuelo materno, Jerónimo Melrinho, que con su mujer, Josefa Caixinha, criaba y pastoreaba cerdas que parían lechones que mantenían a la familia, lo adormecía con cuentos, leyendas, relatos de aparecidos, de fantasmas, episodios singulares, muertes antiguas, peleas, e historias de sus antepasados. Saramago recuerda que, algunas veces, de madrugada, a escondidas de los latifundistas que no permitían que los pobres se quedasen ni con la paja que quedaba perdida en los rastrojos, acompañó a su abuela a recogerla para hacer una cama a las cerdas. Contó también que cuando su abuelo, enfermo, tuvo que ir a Lisboa y sintió que iba a morir se despidió llorando de los árboles del patio. Durante sus vacaciones en Azinhaga iba descalzo como los demás muchachos. Cavó la tierra, cortó leña para el hogar, acarreó agua. Saramago lo guardó todo en su memoria y lo reprodujo en sus libros.

Vivió en una casa sin ventanas hasta los dos años cuando sus padres, que no encontraron trabajo en Azinhaga, tuvieron que emigrar a Lisboa donde su padre consigue ingresar en la Policía de Segurança Pública (PSP). Hasta los 12 años el joven Saramago vive en cuartos alquilados, en buhardillas. Asistió a una escuela primaria en la calle Morais Soares, estudió dos años en el instituto Gil Vicente y acabó el curso de mecánica en la Escuela Industrial Alfonso Domingues, en Xabregas, en los alrededores de Lisboa. A los 18 años ingresó como aprendiz en los Hospitais Civis de Lisboa y trabajó después en un taller. Sobre las raíces campesinas de su vida con los abuelos creció un proletario que no se contentaba con la mediocridad impuesta por la dictadura fascista. En la biblioteca del Palacio de Galveias leyó todo lo que caía en sus manos, bueno y malo. Dejó su oficio de tornero y se convirtió en diseñador hasta encontrar trabajo en una compañía de seguros. A los 24 años escribió una novela, Terra do pecado, que la Pide secuestró y que sólo volvería a reeditarse en 1982. Escribió, en memoria de su abuelo, Claraboia, que nunca llegó a publicarse. Al cabo de 10 años de trabajar en seguros, Nataniel Costa, editor literario de los Estudios Cor, ingresó en el cuerpo diplomático y le ofreció su empleo. En contacto con las noticias de las barbaridades cometidas por el nazismo alemán, con el drama de la Guerra Civil española y el horror de la II Guerra Mundial fue tomando consciencia de su lugar en el mundo como hombre y como ciudadano. En los lugares donde habitó, en contacto con la clase trabajadora de Lisboa, aprendió hábitos de simplicidad y modestia y descubrió la tenebrosa acción de la policía política que el pueblo conocía por sus iniciales: primero PVDE, PIDE después.

En 1971 se convirtió en periodista con trabajo fijo en Lisboa, en el Diário de Noticias donde trabajó como cronista, crítico y editorialista y, después del 25 de Abril, Director Adjunto. Con el movimiento contrarrevolucionario del 25 de Noviembre de 1975 Saramago dejó el Diário de Noticias. Para poder vivir hizo traducciones durante 5 años hasta que en 1980 el Círculo de Lectores le encargó una guía que se convirtió en el libro Viagem a Portugal. Ya con mayor tranquilidad económica escribió y publicó su primera gran novela a la que tituló Levantado do chão. Y desde entonces no dejó nunca de escribir ... incluso ahora, con 76 años, sigue trabajando con el mismo ritmo de siempre.

En la Resistencia al salazarismo comprendió que poco podría hacer si estaba solo y, en 1969, se afilió al colectivo que era el Partido Comunista del que sigue siendo miembro.

Como periodista entró en contacto con el mundo y sus problemas, padeció la censura, la falta de libertad, y aumentaron y se clarificaron las inquietudes que inquietaban su mente. A los 57 años se lanzó al trabajo con audacia, poniendo en sus escritos la disciplina que aprendió como proletario, como comunista, como ciudadano. Después de la publicación de Levantado do chão las obras que su imaginación le dictaba fueron muy bien acogidas y traspasaron las fronteras traducidas a muchos idiomas: de hecho, se convirtieron en patrimonio del Mundo.

Más de dos decenas de libros son hoy el resultado de su intensa labor:

En poesía: Poemas Possíveis publicados en 1966, Provavelmente alegria(1970), O ano de 1993 (1975), "O ouvido" en Poética dos cinco sentidos (en colaboración).

En prosa: Terra do pecado (1947) secuestrado por la PIDE, Manual de pintura e caligrafia (1977), Objecto quase (1978), Levantado do chão (1980), Memorial do convento (1982), O ano da morte de Ricardo Reis (1984), A jangada de pedra (1986), História do cerco de Lisboa (1989), O evangelho segundo Jesus Cristo (1991), Ensaio sobre a cegueira (1995),Todos os nomes (1997).

En ensayo: As opiniões que o DL teve (1974), Deste mundo e do outro(1971), Bagagem do viajante, (1973), Os apontamentos, crónicas politicas (1976), Viagem a Portugal (1981).

En teatro: A noite (1979, , Que farei com este livro?(1980), A segunda vida de S.Francisco de Assis (1987), In nomine Dei (1993).

Diarios: Cadernos de Lanzarote, volumes I a IV (1994 a 1997)

En novela: Levantado do chão, donde describe la heroicidad sencilla de los campesinos del Alentejo en su lucha contra los latifundistas. En la contraportada de dicha obra escribió:

Um escritor é um homem como os outros: sonha. E o meu sonho foi o de poder dizer deste livro , quando o terminasse: "Isto é o Alentejo. "Dos sonhos, porém, acordamos todos, e agora eis-me não diante do sonho realizado, mas da concreta e possível forma do sonho. Por isso me limitarei a escrever: "Isto é um livro sobre o Alentejo". Um livro, um simples romance, gente, conflitos, alguns amores, muitos sacrifícios e grandes fomes, as vitórias e os desastres, a aprendizagem da transformação, e mortes. E portanto um livro que quis aproximar-se da vida, e essa seria a sua mais merecida explicação. Leva como titulo e nome, para procurar e ser procurado, estas palavras sem nenhuma glória - Levantado do chão . Do chão sabemos que se levantam as searas e as árvores, levantam-se os animais que correm os campos ou voam por cima deles, levantam-se os homens e as suas esperanças. Também do chão pode levantar-se um livro, como uma espiga de trigo ou uma flor brava. Ou uma ave. Ou uma bandeira. Enfim, cá estou outra vez a sonhar. Como os homens a quem me dirijo.

En la contraportada del libro Objecto quase escribió:

O ditador caiu de uma cadeira, os árabes deixaram de vender petróleo, o morto é o melhor amigo do vivo, as coisas nunca são o que parecem, quando vires um centauro acredita nos teus olhos, se uma rã escarnecer de ti atravessa o rio. Tudo são objectos. Quase

En la contraportada de Cadernos de Lanzarote podemos leer:

Contar os dias pelos dedos e encontrar a mão cheia.

Y en la dedicatoria de Deste mundo e do outro escribió:

Não se dirá aqui o nome. Mas da sua exaltação cresceu este poema, do seu rigor esta autobiografia, da sua verdade esta meditação. E basta.

En la contraportada de la 20ª edición de Memorial do convento quiso que se leyera:

Era uma vez um rei que fez promessa de levantar um convento em Mafra. Era uma vez a gente que construiu esse convento. Era uma vez um soldado maneta e uma mulher que tinha poderes. Era uma vez um padre que queria voar e morreu doido. Era uma vez."

En los años 60 Saramago escribió también letras para canciones. Luis Cília, cantautor, que tuvo que exilarse durante muchos años en Francia, puso música a seis poemas de Saramago: Dia não, Contracanto, Há-de haver, Não me peçam razões, Poema à boca fechada y Venham leis. Más tarde escribió Triptico de D. João, con música para barítono y piano por Fernando Lopes Graça.

Toda su obra está recorrida por un halo de lirismo, incluso donde también la sátira está presente.

El discurso que José Saramago pronunció en la Academia Sueca al aceptar el Premio Nobel, escrito en 15 folios, pasó a formar parte de la Historia de la Literatura. No es sólo una obra maestra, es también una auténtica denuncia histórica. En el breve discurso pronunciado en la cena de todos los premiados y los reyes de Suecia, Saramago recordó que aquel mismo día se conmemoraban los 50 años de la firma, en las Naciones Unidas, de la Declaración de los Derechos Humanos y dijo que " Este medio siglo no parece que los gobiernos hayan hecho por los derechos humanos todo aquello a lo que moralmente estaban obligados. Las injusticias se multiplican, las desigualdades se agravan, la ignorancia crece, la miseria se expande. La misma esquizofrénica Humanidad, capaz de enviar instrumentos a un planeta para estudiar la composición de sus rocas, asiste indiferente a la muerte de millones de personas a causa del hambre. Se llega más fácilmente a Marte que a nuestro propio semejante.

Alguien no está cumpliendo con su deber. No lo están los gobiernos, porque no saben, o porque no pueden, o porque no quieren. O porque no se lo permiten aquéllos que efectivamente gobiernan el mundo, las multinacionales y plurinacionales cuyo poder, absolutamente no democrático, ha reducido a casi nada lo que todavía quedaba del ideal de la democracia. Pero tampoco estamos cumpliendo con nuestro deber los ciudadanos que somos. Pensemos que ninguno de los derechos humanos podría subsistir sin la simetría de los deberes que les corresponden, y no es de esperar que los gobiernos realicen en los próximos 50 años lo que no hicieran en éstos que conmemoramos. Tomemos entonces, nosotros, ciudadanos comunes, la palabra. Con la misma vehemencia con que reivindicamos los derechos, reivindiquemos también el deber de nuestros deberes. Tal vez así el mundo pueda ser un poco mejor."

Memorial do Convento bate récords de ventas.

Muchos reaccionarios concibieron esperanzas de que Saramago, señor de un valioso premio, glorificado como escritor en todo el mundo, renegase o abandonase sus ideas e su actitud de comunista y se transformase en un pequeño burgués vacío. Pero no fue así. Siguió siendo el mismo de siempre.

Son suyas estas palabras:

¿"Qué significa ser hoy escritor comunista? Al margen de las distinciones más o menos sutiles que podríamos hacer entre ser un escritor comunista y un comunista escritor (no es ciertamente lo mismo, por ejemplo, ser periodista comunista y comunista periodista...) creo que la pregunta no va dirigida al blanco que más interesa. Por lo menos en mi opinión. Olvidémonos por un momento del escritor y preguntemos simplemente: ¿Qué significa ser hoy comunista? La Unión Soviética se desmoronó, en su caída arrastró las denominadas democracias populares, la China histórica cambió menos de lo que se piensa, Corea del Norte es una farsa trágica, las manos de los Estados Unidos siguen apretando el cuello de Cuba... Y sin embargo ¿es posible, en esta situación, ser comunista? Creo que sí. Con la condición, que confieso nada materialista, de que no pierda el estado de ánimo.

Ser comunista o ser socialista es, antes de nada, y de manera tan importante o más que el resto, un estado de ánimo. En este sentido, ¿fue Ieltsin alguna vez comunista? ¿ Lo fue alguna vez Stalin? El epígrafe que puse en "Objecto Quase" , sacado de "A Sagrada Família", contiene y explica de modo claro y definitivo lo que estoy intentando expresar. Dicen Marx y Engels: "Si el hombre es formado por las circunstancias, es necesario formar las circunstancias humanamente". Este es todo el secreto. Sólo un "estado de ánimo comunista" puede tener presentes estas palabras como reglas de pensamiento y de conducta. En todas las circunstancias."

Para Saramago los principios de la Revolución Francesa que cambiaron la faz del mundo con nuevos valores siguen siendo válidos. También para él la Revolución de Octubre consiguió cambiar para siempre la faz del mundo y la vida de los hombres, reforzando los viejos valores y creando otros nuevos que siguen siendo válidos a pesar de los errores cometidos por gente que olvidó los principios o que nunca los asimiló, principios que permanecen más allá de lo que pareció ser una derrota. No todo lo que se construyó mediante la lucha se perdió. Es preciso continuar ya que el capitalismo sigue siendo un sistema económico y político injusto que no sólo no consigue resolver los problemas de la Humanidad sino que los agrava día a día.

El frondoso árbol Saramago, profundamente enraizado en la tierra, con el tronco orgullosamente erguido hacia el cielo, dio ramas y hojas hasta que en lo más alto nació finalmente una flor hermosa y perfumada: el premio Nobel.

Domingos da Costa Gomes

 

 

 

 

 

 

 

Domingos da Costa Gomes, 78 años, abogado, natural y residente en Trás-os-Montes, nordeste de Portugal, en la ciudad de Chaves, situada a 10 Kms de la frontera con la provincia gallega de Ourense.

En Noviembre de 1943, siendo todavía estudiante, entró en el PCP. Militó en la organización de la Juventud Comunista y trabajó después en el MUD Juvenil, organización unitaria de la juventud antifascista. Militó en la organización del PC en Porto. Empezó ejerciendo como abogado en Lisboa defendiendo numerosos presos políticos en el tribunal especialmente destinado a juzgar presos políticos y conocido como Tribunal Plenario. Fue destacado a Lisboa al Movimento da Paz y formó parte de la Comissão Nacional do Movimento da Paz. Encabezó la delegación de Portugal a la Asamblea Mundial de la Paz que se realizó en Helsinki del 22 al 29 de Junio de 1955. De vuelta a Portugal fue detenido el 9 de Noviembre de 1955, juzgado en el Tribunal Plenario y puesto en libertad el 28 de Julio de 1956. En 1958, en colaboración con un miembro del Secretariado del Comité Central del PC, organiza un aparato de frontera para atravesar clandestinamente la frontera luso-española a dirigentes del PC que se desplazaban en misiones políticas a Francia y a la URSS o que salían de Portugal. Entre los dirigentes figuró Álvaro Cunhal al que ayudó con otros amigos, a atravesar la frontera entre Portugal y Galicia y al que después transportó a París com tránsito por Barcelona. En Julio de 1964 la PIDE (policía política portuguesa) pidió oficialmente a la Dirección General de Seguridad que le prohibiese entrar en España con indicaciones precisas de detenerlo y entregarlo en la frontera en caso de ser encontrado en territorio español. La petición de la PIDE iba acompañada de una copia de la ficha existente en los archivos de la PIDE con fotografía, huellas dactilares y la observación de que se trataba de un comunista peligroso (la prohibición sólo fue anulada en 1971). Detenido nuevamente por la PIDE en Agosto de 1964 en Chaves, consiguió evadirse, cruzó España clandestinamente y llegó a Francia. Ya con 43 años tuvo dificultades para encontrar trabajo y se desplazó a Suiza y Bélgica hasta encontrar trabajo por unos meses como traductor eventual al servicio del Consejo Mundial de la Paz. En Mayo de 1966 embarcó hacia Canadá acompañado de su mujer y una hija, y allí nació otra hija que actualmente ejerce la medicina en Barcelona. En Canadá trabajó como serralheiro, profesor, enfermero, secretario, en una planta incineradora de basura, como agente de seguros, vendedor de fondos mutuales, notario, empleado en un supermercado, e intérprete. En Canadá escribió artículos para un periódico de lengua portuguesa, dio conferencias para portugueses y canadienses a petición de Amnistía Internacional, presidió una organización cultural portuguesa llamada Movimento Democrático Português de Montreal donde, ayudado por otros portugueses, desarrolló actividades de carácter cultural. Participó en Montreal, en Quebec, el 10 de Diciembre de 1968, en la sesión conmemorativa del 20º aniversario de la Declaración de los Derechos del Hombre, y ese mismo año representó el grupo étnico portugués en una reunión de los diversos grupos étnicos de emigrantes del Canadá. En 1969 fue elegido Presidente del Portuguese Canadian Congress, organización cúpula de asociaciones de portugueses en la ciudad de Toronto. En Julio de 1970 regresó a Portugal y reanudó su trabajo de abogado que sigue ejerciendo en la actualidad. En 1989 empezó a escribir semanalmente artículos de carácter cultural, divulgativo y de reivindicación social para un periódico de la región de Trás os Montes.