GRÀCIES PER LA COHERÈNCIA

 

Miquel Izard

Universitat de Barcelona

 

Maragall i Clos ens han capgirat Barcelona que ha esdevingut la millor botiga del món i reialme privatiu d'automovilistes i motoristes, àdhuc els municipals galopen per les voreres. S'han passat i fins i tot la Diputació ha tingut d'escridassar-los.

Solemnitzant l'aniversari de Felip II historiadors àulics ens han corroborat el seu tarannà. Mentre sipais d'Aznar a la fiscalia palesen i autentifiquen, amb l'afer Pinochet, llurs idees de democràcia o tirania

i el sarcasme de la justicia britànica patentitza no ser gens equitativa.

Però, com a historiador, és més d'agraïr la conseqüència de Pujol; després d'el seu provocador estirabot sobre nacionalisme va afanyar-se a figurar en l'aniversari de la senyoreta Hispanidad, de la que seria bo recordar-ne natalici i filiació. L'ocurrència fou de Ramiro de Maeztu - molt vinculat a Acción Española, un dels precursors i mestres de la Nueva España, apologista de Hitler i conspirador amb els militars del 18 de juliol -, que inspirat en mossen Vizcarra, la explicità en Defensa de la Hispanidad (1934); aquest enfollit pamflet, un garbuix fantasiós i reaccionari, és notable peça de la que anomeno Llegenda apologética i legitimadora de l'agressió a América (Lal) - ells la batejen gesta - i l'acomboia l'Apología de la Hispanidad, de Gomá i Tomás, arquebisbe de Toledo i primat d'Espanya; pronunciada a Buenos Aires (12/10/34) a ran d'un Congrés Eucaristic; que per si hi ha algun dubte, parlant de 1931, amolla "cuando los pueblos europeos empiezan a resurgir de sus ruinas, nosotros hemos cometido la locura de entrar en el mar agitado de una revolución que pudo ser una esperanza, pero que de hecho ha sido la vorágine en que pueden hundirse los valores más sustantivos de nuestra Historia: el sentido religioso, el de justicia que sobre el se asienta [...]; el culto a la autoridad por los de abajo y el sentido de paternidad en los de arriba; la hidalguía, la fidelidad, todo aquello, en fin, que constituyó el patrimonio espiritual de España en los siglos pasados" (342).

Maeztu, primer, juga amb un equívoc emprat per altres col.legues, "Si nos creemos inferiores a otros pueblos, es por ignorancia de nuestra Historia" (209), el que tant pot ser degut a que no la coneixen com a

que no se l'empassen. Després es val del panegíric, "Nuestro pueblo sigue siendo uno de los mejores de la tierra" o "El mundo no ha concebido ideal más elevado que el de la Hispanidad" (297 i 302). I Gomà

citant altres colonitzacions i la crítica de mossen Vermeersch a la belga diu, "nosotros encontramos una América idólatra y bárbara y se la entregamos, entre dolores de alumbramiento, a la civilización y a Dios"

(341).

Per a Maeztu, providencial, teològic i chauvinista, "No hay en la Historia unversal obra comparable a la realizada por España, porque hemos incorporado a la civilización cristiana a todas las razas que estuvieron bajo nuestra influencia" (115) o "estamos ciertos de que no ha habido un propósito tan generoso como el que animó a la Hispanidad. No cabe ni comparación posible entre el sueño imperial de España y el de cualquier otro país" (290). I com tot discurs colonial la Lal, racista i etnocèntrica, està curulla de faules, hipèrboles i mentides. Reconeix excesos però usa el bombo parlant d'un codi inoperant que com sabem "se acata pero no se cumple": "Y es verdad que los abusos fueron muchos y grandes; pero ninguna legislación colonial extranjera es comparable a nuestras leyes de Indias. Por ellas se prohibió la esclavitud, se proclamó la libertad de los indios, se les prohibió hacerse la guerra, se les brindó la amistad de los españoles, se reglamentó el régimen de Encomienda para castigar los abusos de los encomenderos, se estatuyó la instrucción y adoctrinamiento de los indios como principal fin e intento de los Reyes de España [...] y se transformó la conquista de América en difusión del espíritu cristiano" (82). I en un sol paràgraf pot sintetitzar aquesta dèria, "Toda España es misionera en el siglo XVI" (124); i Gomá enmascarar la violació per sistema ,"España hizo con los aborígenes lo que ninguna nación del mundo hiciera con los pueblos conquistados: cohibir el embarque de españolas solteras para que el español casara con mujeres indígenas, naciendo así la raza criolla" (321).

La dèria van acollir-la Falange, el 3er punt de la Norma Programática (1943) al.ludia a la condició espanyola de "eje espiritual del mundo hispánico" o Manuel García Morente, que deia a Ideas para una filisofia de la Historia de España (també 1943), "la hispanidad es aquello por lo cual lo español es español. Es la esencia de lo español", i del catolicisme que "es consustancial con la definición misma, con la idea misma de la hispanidad".

Despropòsits de Pujol poden compulsar-se amb l'assaig aclaridor, engrescador i totalitzador, de Manuel Delgado, Diversitat i integració (Barcelona, 1998, Empúries) i els ditirambs, fal.lacies i poca-soltades de la Lal amb la denúncia colpidora de Norman Lewis, Misioneros. Dios contra los indios (Barcelona, 1998, Herder) o el manifest de Saramago tencant el Congrés Iberoamericà de Filosofia, "El Descubrimiento no fue un diálogo de culturas, ni un encuentro de pueblos, fue violencia, depredación y conquista"; suggería recuperar el nom de las coses i enfasitzava "La nueva Europa [...] no puede construirse sobre supuestas hegemonías culturales. Ningún país tiene derecho a presentarse como guía cultural de los restantes. Las culturas no deben ser consideradas mejores o peores, todas ellas son culturas y basta. [...] Fuimos a corromper las culturas que encontramos, a destruir las civilizaciones que les habían dado origen. Los primeros que llegaron a América lo hicieron como descubridores e inmediatamente pasaron a explotadores. España y Portugal no son los mayores criminales de la historia, pero tampoco pueden ser absueltas a cualquier precio. [...] El descubridor se convierte pronto en intolerante. Descubrimos al otro y lo rechazamos, al negarnos a admitir que su razón pudiera prevalecer sobre la nuestra. Y la intolerancia se convierte en un amplio abanico de actitudes que empiezan en el rechazo a la diferencia, hasta llegar al racismo y la xenofobia" (El País, 23/09/98, 38).

També s'agraeix que sols el Vaticà deplorés el Nóbel per Saramago