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Darío Herrera se destaca sobre
todo en el género narrativo, aunque en vida es reconocido sobre
todo por su poesía. Gozó de prestigio continental y disfrutó
del aprecio de los mejores escritores de su época.
La obra poética de Herrera se caracteriza por una marcada
influencia "rubendariana", y al igual que los
parnasianos, demuestra una constante preocupación léxica y
formal.
Eros, Lumen, Numen
¡ La noche blanca,
la noche blanca, como el siniesto blancor del hielo;
la noche muda,
la noche muda cual las auroras de un mundo muerto;
la noche triste,
la noche triste como el ambiente de un cementerio
la noche blanca, la noche muda, la noche triste
sobre la angustia de mi cerebro!
¡Y en esa noche,
de amargo duelo,
sobre la nieve cáustica y fría,
sobre la nieve cáustica y fría como el desprecio;
con el delirio de los horrores en las ideas;
con el martirio de las asfixias dentro del pecho,
yo caminaba,
siempre subiendo,
sobre las cimas y los abismos de aquella ruta,
con vacilante, con doloroso paso muy lento!
Estás solo,
mas, a lo lejos, iba avanzando la caravana,
de mis tenaces, tristes recuerdos.
iban marchando como fantasmas, bajo la noche,
sobre la nieve, que era el sudario de aquel desierto...
Cuando de pronto...
-- ¿fue una quimera que se forjaba la fiebre intensa de mi
cerebro? --
[...]
Bibliografía: Horas Lejanas (1903)