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30 de octubre de 2000 El triunfo de la obra "La palanca del mal. La redistribución y el paradigma neoliberal", de Víctor Manuel Rodríguez, en la Sección de Ensayo del Concurso Ricardo Miró del 2000, me trae a la memoria que en 1969, Ramón H. Jurado obtuvo el segundo premio de ensayo con El lucro, constante dinámica en la conducta del hombre occidental (Panamá: 1971). Dos palabras claves: "lucro" y "redistribución" accionaron en mi pensamiento un vínculo por la ruta de la ciencia de la Economía entre los dos títulos y también entre los dos escritores panameños, y comencé a solicitar internamente que el INAC publique, utilizando la maravillosa tecnología que existe en nuestro medio, los dos libros: "La palanca del mal", para que no pierda la actualidad y trascendencia que hicieron de esta obra merecedora del premio; y "El lucro", porque fue publicado hace ya casi treinta años, y habría que hacer que cobrara vida en la infinidad de lectores que se le acercarían porque está muy bien escrito y nos ofrece la novedad de una presencia histórica. Otra ruta de acceso al conocimiento se me ofrece si considero que Víctor M. Rodríguez fue premiado con el Miró en la Sección Ensayo en 1991 con Libelo contra la muerte. (Ensayo filosófico sobre el carácter crítico del pensamiento utópico). También Ramón H. Jurado tiene una bibliografía ensayística jugosa: Descartes, Dios y la crisis (s/f), El Banco Hipotecario Nacional: estudio de un sistema (s/f), La economía panameña frente a los mercados extraordinarios (1968), El lucro, la escasez y la violencia (1978), y, por supuesto, Itinerario y rumbo de la novela panameña (1953), ensayo polémico (escrito literariamente sobre un tema literario) que originó una respuesta de Rogelio Sinán en "Rutas de la novela panameña" (1957). Acerca del ensayo de Sinán explica el Dr. Rogelio Rodríguez Coronel (crítico cubano) en el prólogo a la última edición de Desertores por la Agencia Española de Cooperación Internacional (Madrid,1999):
Y porque las rutas del pensamiento son así, el nombre de Sinán ha tendido otro vínculo con el trabajo realizado en 1999 y en el 2000 por el Instituto de Estudios Nacionales de la Universidad de Panamá. Hay en circulación cuatro números de la Colección Rodrigo Miró que recogen ensayos de los críticos Franz García de Paredes, Aristides Martínez Ortega, José Guillermo Ros-Zanet y Ricardo Segura, acerca de la literatura panameña. En Panamá hay tela de donde cortar en lo que se refiere al ensayo. Aunque la producción ensayística fue mesuradamente tocada por Rodrigo Miró en su libro El Ensayo en Panamá, siempre remitiéndolo a una explicación histórica de su devenir, un cuidadoso despliegue de las posibilidades de este tipo de discurso muestra que urge una cuidadosa sistematización de los ensayos panameños para proporcionarles a los lectores una guía. Aquí solamente aportamos algunas observaciones. El ensayo, en general, está escrito en una prosa que, como la historiografía, atribuye validez al discurso en sí mismo porque se acoge a una convención no fundamentada en la imaginación, sino, más bien, apoyada con mayor o menor entrega a la interpretación del tema. Además, generalmente no es demasiado largo y exige un discurso literario adecuado al asunto. Estas tres características hacen del ensayo una forma genérica (forma híbrida, consideran algunos) muy atrayente para los lectores ávidos de conocer acerca de historia, sociopolítica, literatura, geografía, música, folclore, educación, derecho, arquitectura, medicina, economía, psicología, filosofía, cultura y de muchos otros asuntos. Solamente hay que preguntarse: ¿de qué se habla en este ensayo? ¿cuál es el propósito del discurso o qué nos propone? ¿qué pasaba en Panamá y en el mundo cuando la escritura tomaba forma? Esta avidez de la que hablo, sin embargo, queda insatisfecha si no se puede hacer llegar pábulo alguno al espíritu lector porque las ediciones están agotadas. Y me refiero a esto porque, con motivo de la muerte de Ricardo J. Bermúdez (en este año 2000 también despedimos a la escritora Acracia Sarasqueta de Smith) quise leer Estilo y densidad en la poesía de Ricardo J. Bermúdez (1960), de Elsie Alvarado de Ricord, y fue difícil encontrarlo, como sus otros títulos: Notas sobre la poesía de Demetrio Herrera Sevillano (1951), La obra poética de Dámaso Alonso (1968), Aproximación poética a la poesía de Ricardo Miró (1973) y Rubén Darío y su obra poética (1978), todos agotados. Como a ella, a Gloria Guardia (ganadora en 1966); a Giovanna Benedeti (1984); a Beatriz Valdés (1985); y, por supuesto, a Dora Pérez de Zárate (1952, 1955, 1961)y a Luisita Aguilera de Santos (1959) no les quedarán ninguno de sus ensayos. Tal vez Alondra Badano (1997), por la cercanía, tenga alguno; y, por lo mismo, ya compré Ironía de mujer, de Emma Gómez de Blanco y Poética e idiosincrasia en seis escritores panameños de Rodolfo A. De Gracia, porque apenas han sido presentados. Sería un placer relacionar a Méndez Pereira, Miró, Morales, Alfaro, Laurenza, Soler, Gasteazoro, Ricord, Solarte, Young Núñez, Castillero Calvo, Figueroa Navarro, Endara, Jaramillo Levi y a otros que han escrito ensayos, con Pedro Rivera, Raúl Leis, Eustorgio Chong Ruiz y Ariel Barría , también ensayistas, a ver qué más nos proponen. |