TC, corte coronal
TC, ventana de hueso.
HALLAZGOS RADIOLÓGICOS:
Los tumores epiteliales de la glándula lacrimal representan el 50% de las masas localizadas en dicho órgano. De ellos, la mitad son adenomas pleomorfos. La otra mitad corresponden a tumores malignos semejantes a los que ocurren primariamente en las glándulas salivares. El tumor maligno más frecuente es el cilindroma o tumor adenoideo quístico, seguido del tumor mixto maligno, el c. mucoepidermoide, el adenocarcinoma, el carcinoma de céls. escamosas y el indiferenciado. Una proporción significativa de estos tumores nace de adenomas pleomorfos benignos. Las metástasis son raras.
Los procesos inflamatorios y linfomatosos que afectan a la glándula lacrimal constituyen el otro gran grupo de lesiones.
Es necesario valorar el tamaño, la forma, la densidad y captación de contraste, los contornos de la lesión, así como la posible afectación ósea. Las lesiones inflamatorias y linfomatosas afectan a ambos lóbulos de la glándula (lóbulos orbitario y palpebral), produciendo un agrandamiento difuso. Se adaptan a los contornos óseos, no produciendo infiltración ni destrucción del hueso.
Los tumores epiteliales muy rara vez afectan al lóbulo palpebral y muestran un crecimiento nodular, centrífugo. Pueden producir cambios óseos, especialmente los malignos, que llegan a destruir el hueso adyacente. Estos tumores malignos suelen tener, además, unos contornos irregulares y peor definidos.
Otras lesiones, que aunque menos frecuentes, pueden producir alteraciones
óseas, son los schwannomas, quistes dermoides, carcinomas metastásicos,
granulomas eosinófilos, quistes hemáticos y quistes orbitarios
benignos.