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Dr. Juan B. Justo
SUS IDEAS HISTORICAS
UNIDAD DE PENSAMIENTO
Justo busca en el pasado las leyes que rigen el curso de la evolución de las sociedades no con el propósito de hallar una fórmula o de trazar el esquema científico del proceso histórico, sino para hacer la Historia defendiendo al pueblo con inteligencia y con amor. "No sabríamos siquiera que preguntar al pasado sin nuestros anhelos para el porvenir".
Llega a la Historia con afán de militante, convencido de que son éstos "quienes más saben de las fuerzas del mundo social". Desdeña por ello la pretensión de los que se empeñan en la búsqueda de las leyes del movimiento social sin salir nunca de su torre de marfil, ajenos a los problemas de la hora, extraños a las fuerzas que en cada momento y lugar pugnan por dirigir los hechos y elaborar así la Historia del presente y del mañana. Sabe que "ahora el cúmulo de datos sobre la evolución humana es ya imposible de registrar sin una teoría que los coordine, sin una idea general de cómo los hechos se entrelazan y suceden en la Historia"; pero niega que puedan los sociólogos llegar nunca a la verdad estudiando las sociedades humanas desde fuera de ellas, enfrente de ellas, como los zoólogos entre las ostras o los pájaros".
Debe atribuirse a este concepto de la Historia, a este modo de ver con que Justo estudió la teoría y práctica de la Historia, la admirable unidad de pensamiento que late en todos los escritos del maestro del socialismo argentino y que es una de las características más salientes de su vigorosa personalidad.
No menos característica y sorprendente es la coherencia notable entre el pensamiento y la acción que observa en la vida y obra de Justo, unidad y correlación que muy a menudo faltan en la vida de los grandes pensadores a quienes, por lo general, se les reconoce incapacidad para la vida militante en razón, precisamente, de la falta de consecuencia con las ideas sostenidas en el libro o en la academia
En todo momento de su intensísima e ininterrumpida vida socialista Justo se mantuvo dentro de los límites de sus ideas generales, sin que fueran suficientes para desviarlo los grandes sacudimientos del mundo que debilitaron la posición doctrinaria y práctica de no pocos afiliados. Ni la marea sindicalista del año 1904, ni los estragos ocasionados por la revolución rusa, en el corazón y en la cabeza de muchos afiliados, ni la impaciencia y la ilusión que conmueven a muchos en horas de incertidumbre política y de crisis económica consiguieron nunca desviar a Justo del difícil camino de la evolución histórica que él iluminó con su ciencia.
La unidad de su obra no es el ejercicio de la rutina ni la persistencia irreflexiva en la idea primera, durante cuarenta años de acción pública, sino la consecuencia de un pensamiento maduro y, sobre todo, la práctica del método científico en el estudio de los problemas.
En todos sus escritos aparecen las ideas históricas, ya en el estudio de algún problema general o doctrinario, ya en el análisis de una cuestión concreta de política económica, ya en el debate parlamentario sobre las patentes. Es que siempre ha sentido la necesidad de descubrir las relaciones que vinculas los hechos particulares entre sí y a nociones, principios y leyes de un orden más general. El dato aislado carece de significación; necesita estar relacionado a otros datos o conceptos para adquirir valor de indicio o de síntoma. Por eso aparece el concepto histórico en todas su páginas, dándoles un alto sentido de generalidad y trascendencia.
TEORIA MATERIALISTA DE LA HISTORIA
Las partes más vivas del socialismo son las relativas al método en la acción y en la investigación, lucha de clases y teoría de la historia. De las contribuciones más valiosas y geniales de Marx debe destacarse el concepto de la Historia, teoría que permitió ver en ésta el desarrollo de la sociedad humana regido por leyes generales susceptibles de ser estudiadas.
El reconocimiento de la preponderancia del factor económico en el desenvolvimiento de la humanidad, la importancia atribuida a los modos de producción y de cambio han podido ser negados y ridiculizados al principio, pero hoy ningún escritor confundiría un ensayo histórico con una monografía simplemente historiográfica, y nadie prescindiría del análisis del factor económico. .
Cabe, sin duda, condicionar los términos de la "teoría determinista y materialista de la historia " así denominada en una época en que los factores de la historia eran dioses y héroes más o menos mitológicos. Y en el campo socialista las polémicas no han cesado sobre este particular.
¿ Marx y Engels evolucionaron en estos asuntos? ¿Las dos famosas cartas de Engels son un complemento o ampliación del concepto primitivo cuyo núcleo esencial se encuentra en el famoso Manifiesto Comunista?.
Ya en la conocida polémica entre Lafargue y Jaurés se enfrentan los dos criterios que reaparecerán sucesivamente hasta nuestros días entre los militantes del socialismo internacional.
La histórica polémica de principios de este siglo entre Bernstein y Kautsky tiene también su punto de partida en el concepto de la historia de Marx y dilucida las cuestiones comprendidas en las anteriores preguntas.
Mas no ha sido la última controversia habida en las filas socialistas. Se ha planteado con motivo de la aparición de los libros de N. Boukharine, Carlos Kautsky y H. De Man, respectivamente: La teoría del materialismo histórico, La concepción materialista de la historia y Más allá del marxismo. Como E. Vandervelde en sus Etudes marxistes, a través de estos libros se canalizan las tendencias que siempre han trabajado el espíritu socialista y que han dado en unos casos las concepciones esquemáticas, simplistas y rígidas y, en otros, las orientaciones flexibles y compresivas, adaptadas a los hechos nuevos.
No podía faltar, pues, en la obra de Justo su contribución en una materia que ha originado tan vivas polémicas en el mundo socialista y que es, por otra parte, la raíz misma del método y de la táctica socialista.
Justo no toma de Marx el concepto rígido, la visión estrecha y la fórmula acabada del movimiento social. Comprende y admira "la grandiosa concepción histórica que constituye el fundamento de sus obras"; pero no cae en las exageraciones y deformaciones de los llamados discípulos que encerrados en un círculo reducido se aferran a la idea materialista por aquello de que el misterio del mundo, los enigmas del universo, la libertad y la justicia son invenciones o prejuicios burgueses.
Así como repugna a Bernstein la denominación "materialismo determinista", "cómodo término de escolástica", según sus palabras, desagrada a Justo ese nombre para una teoría que quiere ser y es científica.
"Tan magna doctrina merece verse libre del nombre metafísico de materialista. La ciencia no conoce el materialismo sino como una de las fórmulas ingenuas, petulantes y huecas de la adolescencia intelectual. En física, en química, en biología, podemos aprender y enseñar todo lo que sabe e investigar lo que ignoramos sin necesidad de esa palabra que nada significa. ¿Por qué hemos de necesitarla en Historia? Si hemos de dar una designación especial a su concepción científica, la mejor es la de concepción económica, que empieza a ser generalmente adoptada."
BASE BIOLOGICA DE HISTORIA
¿ Teoría científica de la Historia? ¿Pero es que cabe considerar la Historia con el criterio de medida que caracteriza a la ciencia? Siendo el hombre objeto y sujeto de la Historia, ¿podría hablarse de la teoría científica de Historia?
Sin embargo, no hay atrevimiento en aplicar la ciencia a la Historia; la obra de Justo es una prueba de ello. "Desde que se ha aplicado a la Historia dice Justo- el criterio adquirido y aplicado en los otros campos de la vida práctica e intelectual, el criterio científico, la Ciencia misma ha experimentado un gran cambio: al abarcar, por fin, todo el campo de la actividad y de los conocimientos humanos, ha descendido del pedestal místico que la sustentaba, y se ha hecho a la vez más modesta y más fuerte, más humana y más fecunda. La historia ha dejado de ser una crónica, un romance o una filosofía, para constituirse como un conjunto de nociones coordinadas, susceptibles de aplicación práctica. La ciencia, por su parte, ha perdido el carácter de entidad extraña a la vida ordinaria, de doctrina superior, esotérica, creada por una casta especial de sabios y reservadas para ellos. Ya no es más que una de las manifestaciones de la vida, la vida inteligentemente vivida. Ha venido formándose por el esfuerzo inteligente de todos los hombres en la vida diaria, y su misión primordial es servir en la vida diaria para la acción inteligente. No resulta de una inspiración superior, sino de las necesidades elementales de la existencia. Antes que Torricelli está el inventor de la bomba hidráulica; antes que Darwin, los criadores ingleses que practicaban la selección artificial.
El concepto científico de la Historia conduce a Justo a considerar su base biológica, reconocimiento fundamental que esclarece con profundidad y agudo espíritu crítico como seguramente nadie habría hecho antes de él. Existen, sin duda, en muchos autores, ideas dispersas sobre los fundamentos biológicos de las actividades históricas, pero ninguno como Justo planteó en términos más claros y precisos la importante cuestión.
No comparte la opinión de Comte, para quien el punto de partida de la Historia se encuentra en la biología; piensa mejor que aquél está en la aparición de la técnica, en la capacidad del hombre para concebir y ejecutar instrumentos que le ayuden a transformar, en sentido útil, la naturaleza que le rodea.
Las profundas palabras iniciales del vigoroso capítulo de Teoría y Práctica de la Historia, titulado "Base biológica de la Historia", dicen de manera expresiva su pensamiento: "Desde que el hombre es bastante inteligente para considerarse en animal, tiene que ver en la biología la base de historia. Las actividades inconscientes son el prólogo de toda actividad voluntaria y consciente. Las leyes de la vida son las leyes más generales de la Historia".
En el ejercicio de su profesión de médico vió Justo cómo el dolor y la miseria fisiológica del pueblo son el producto de causas sociales; y observando con criterio biológico el panorama general de la sociedad vió detenidas, perturbadas, desviadas, las fuerzas de la vida por obra de factores humanos, de instituciones históricas. El atento examen de los grandes índices vitales de la demografía le demostró que la natalidad, la mortalidad, el matrimonio, la robustez física son fenómenos influenciados de manera decisiva por factores sociales, ajenos por completo a las fuerzas de la naturaleza, pues se vinculan a la distribución de la riqueza.
Por otra parte, el estudio de las diversas ciencias biológicas le hizo ver a Justo que obran sobre los hombres las mismas leyes e impulsos naturales que rigen la vida de los animales; que la lucha por la vida, las leyes de la evolución, de asociación y de selección también operan sobre esa forma evolucionada del plasma vital que es el hombre.
De sus estudios de biología, en el estricto sentido de la palabra, Justo extrajo el claro concepto de que en la evolución animal la adquisición de la posición vertical, la formación de la mano y el desarrollo de la inteligencia son fenómenos que aparecen relacionados y que se condicionan recíprocamente.
Con claridad y vigor sintetiza en una frase la característica de la evolución biológica en la especie humana: en el hombre la evolución se concentra en el cerebro.
En párrafos densos Justo resume las concepciones fundamentales de la ciencia biológica a este respecto: relaciona la posición vertical que permite la liberación de las extremidades anteriores y las transforma en manos, y el desarrollo de éstas con el del cerebro, órgano en el que se reflejan y sintetizan los estímulos del mundo exterior.
Como el libro de Justo no es un tratado científico, no aparecen en el sintético capítulo de Teoría y Práctica de la Historia los detalles interesantes sobre la admirable correlación de la mano y el cerebro. Justo no se detiene en la constatación científica derivada del estudio de la evolución animal. Busca la teoría y la práctica de las cuestiones. Quiere saber cómo la vida animal del hombre es trastornada por la organización que éste se ha dado en sociedades fundadas sobre tipos determinados de distribución de la riqueza.
Busca las bases de las sociedades en las leyes fundamentales de la vida y de la inteligencia. Hambre y amor son los impulsos primarios de la acción humana.
No reduce, sin embargo, a biología la historia de los hombres. Esta comienza con la técnica, don la elaboración de instrumentos por la mano del hombre inteligente. Las fuerzas biológicas son los factores instintivos que alimentan en lo subconsciente las actividades voluntarias de los hombres.
Está muy lejos Justo de buscar en la biología la imagen o el símil para absurdas concepciones de la sociedad. El mito de Brahma, dios supremo creador de las cuatro clases inmutables, y la leyenda del patricio Menenio Agripa sobre el valor del estómago y de las extremidades son conceptos destinados a consagrar las castas sobre bases substancialmente falsas. La noción de que las sociedades humanas son sociedades animales, "noción clara y elemental ha sido obscurecida por algunos sociólogos, para quienes debemos ver en cada animal la miniatura de una sociedad humana, confusión grosera que ha venido a resucitar antiguos mitos."
Rechaza, igualmente, con energía la asimilación de la sociedad a un gran organismo vivo. "La asimilación de la sociedad humana a un organismo individual es una doctrina infecunda, buena para reemplazar con ficciones y palabras las nociones que faltan. Se explica, por otra parte, que sea muy cara a toda clase privilegiada, pues es la consagración de las castas. Así como el animal hay células cerebrales, vellosidades intestinales, fibras musculares y palancas óseas, en el mundo social habría una clase rentista, encargada de absorber las sustancias nutritivas, y una clase trabajadora, alimentada y dirigida por las otras dos."
Termina el capítulo, después de haber analizado con el auxilio de la estadística la acción perturbadora de la organización social presente en el desarrollo de la existencia humana, afirmando con optimismo el triunfo de la vida.
¿"Será siempre necesaria la destrucción intencional de seres humanos para el triunfo eterno de la vida?
"No.
"Concebimos que la vida humana, sin perder nada de su fuerza expansiva, sea objeto de un cultivo cada vez más perfecto.
"La riqueza no es aniquiladora de vida sino por la inconsciencia con que la acumulamos y manejamos.
"Sobre base tan amplia se pasa a la historia propiamente dicha. "Movido por sus necesidades elementales, -dice Justo en el capítulo dedicado a la técnica, - el hombre reacciona intencionalmente sobre el ambiente físico-biológico, y le superpone el mundo técnico-económico con el cual comienza propiamente la Historia.
El hombre construye sobre la esfera cósmica-física-biológica (lo natural) las estructuras técnicas-económicas (lo histórico).
La Historia comienza en la compenetración del mundo con el hombre; en la síntesis de la materia y del espíritu. Es así como la biología es fundamento de la Historia y ésta implica el alejamiento de aquélla al crear estructuras cada vez más complejas donde el hombre desenvuelve sus actividades.
Justo insiste en marcar con precisión su concepto. "No es esto la oposición del hombre a la naturaleza, sino el desarrollo del hombre en la naturaleza. Sin dejar de obedecer como las cosas a las leyes físicas, sin perder el fondo biológico de nuestras relaciones con los demás seres vivos y dentro de nuestra misma especie, construímos un mundo aparte, al cual incorporamos inteligentemente los elementos del medio físico y los seres vivos. La Historia empieza cuándo y dónde sobre el mundo físico-biológico, en que entran también los hombres, se desarrolla el mundo técnico-económico, en que entran también las cosas.
"Justo se aparta, pues, de Comte en cuanto éste no separa con claridad la historia de la biología. Pero se aleja igualmente de Buckle, historiador inglés, que construye dos mundos distintos según las leyes físicas o las leyes mentales.
Construir nuevas estructuras sobre la base del mundo físico-biológico no significa alejarse de éste ni desconocer su influencia en la historia humana. "Los grandes buques dependen más que los pequeños de la profundidad del agua" como los edificios de muchos pisos dependen más que los de una sola planta de los cimientos.
El mundo de la Historia es una síntesis de materia y espíritu, de naturaleza y hombre; elementos que ni se
Oponen, ni se conciben aislados.
TEORIA GENERAL DE LAS ACTIVIDADES HUMANAS
Dentro de las antiguas concepciones, el material de la Historia era muy reducido como que se limitaba al historial religioso y sagrado y a las actividades de los reyes y príncipes. La grandiosa teoría científica, el vasto y compresivo concepto elaborado por Marx amplía enormemente el material propio de la Historia, que al dejar a dioses y leyendas mitológicas se hace más humana, más próxima a nosotros y abarca el conjunto de las acciones que consciente o involuntariamente desarrollan los hombres en el vasto, complejo y diversificado proceso histórico.
Excepto el trabajo fisiológico que no cabe en el campo histórico, las demás formas de la actividad o del trabajo del hombre constituyen la trama misma de la Historia.
Esta es, según la definición de Justo, la teoría general de las actividades humanas, que el pueblo necesita conocer en su obra consciente de mejoramiento social.
"Descendiente de los héroes anónimos de todos los tiempos, herido por las diferencias de clase más que por las diferencias de raza, el pueblo trabajador moderno tiene que ver en la Historia un proceso universal y continuo, cuya teoría es la teoría general de las actividades humanas."
Si el trabajo es el material esencial de la Historia y Justo ve en el Partido Socialista al partido del trabajo, es lógico que en más de una oportunidad haya tratado los diversos aspectos sociales del trabajo: qué es, cuáles son sus modalidades y direcciones, qué hechos lo deforman, degradan y corrompen; cómo juzgar y valorar sus múltiples variaciones sociales, cómo actúan en el dilatado proceso evolutivo de las sociedades y cómo convendría organizar el propio trabajo político y cultural de los trabajadores para promover el avance de la humanidad hacia estructuras superiores.
Pocas son las páginas donde Justo no aborde una de las facetas del inmenso poliedro. Teoría y Práctica de la Historia es en síntesis el desarrollo completo de la teoría general de las actividades humanas, a punto tal que esta expresión podría servir de subtítulo a ese libro admirable por su solidez y arquitectura. ¿Qué otra cosa que el análisis de las diversas manifestaciones del trabajo del hombre y su valoración histórica es, en verdad, Teoría y Práctica de la Historia?.
En sus ensayos de historia argentina (La teoría científica de la Historia y la política argentina y El socialismo argentino, reunidos en el libro Socialismo, que editó "La Vanguardia" en 1920) se esboza el juego de las fuerzas del trabajo en nuestra corta pero fecunda historia nacional.
Su magistral conferencia sobre el socialismo pronunciada en 1902, contiene apreciaciones generales de un alto alcance doctrinario sobre el valor del trabajo y los factores moral e histórico que lo integran convirtiéndolo en algo muy distinto a una mercancía.
Y toda su obra parlamentaria es la aplicación de los conceptos teóricos sobre las actividades humanas puestas al servicio del esfuerzo y de la vida de los hombres de trabajo, por quienes luchó con profunda ciencia y clara conciencia.
Pero hay una magnífica conferencia sobre estos temas desgraciadamente poco divulgada- que es modelo de exposición didáctica. Pertenece al grupo de conferencias que pronunció en el año 1920, cuando en el Partido Socialista muchos afiliados, intoxicados por lecturas comunistas, perdieron el rumbo que sólo el método científico del socialismo sabe indicar. La conferencia se titula El trabajo y fue publicada en ""La Vanguardia" del 10 de mayo de 1920.
En ella Justo presenta un cuadro de las actividades, que enumera y comenta según las ideas y doctrinas desarrolladas en otros trabajos fundamentales del mismo.
Destaca en primer término el aspecto del trabajo, el técnico, el que hace directamente con las manos o con herramientas o maquinarias y que opera sobre lo inorgánico o lo orgánico para transformarlo a fin de satisfacer necesidades humanas. No excluye del análisis ninguna categoría de trabajo: tiene para la técnica destructiva su apreciación estimativa, trayendo el recuerdo de la importancia histórica del trabajo militar contra los indios y por la conquista del desierto. Se refiere especialmente al trabajo técnico superior, asunto de rigurosa actualidad en aquella época, en razón del enorme error cometido por los dirigentes de la revolución rusa, por estrechez e insuficiencia de doctrina, al eliminar a los técnicos calificados de la industria y el comercio.
Se ocupa luego de la otra categoría de las actividades humanas y sobre la que no siempre se tiene en el mundo socialista un claro concepto histórico: el trabajo económico, la organización de los hombres para los fines de la producción. Resume las ideas que con amplitud y profundidad desarrolló en Teoría y Práctica de la Historia y en varios otros trabajos monográficos.
Por fin, se refiere a las actividades política, científica y literaria definiéndolas y ubicándolas en el esquema de los valores históricos que él traza en la conferencia.
Dentro del cuadro general, Justo insiste en perfilar la naturaleza del trabajo económico destacando su función específica y el conocimiento que de ella deben tener los socialistas para los fines de su acción, toda vez que se jactan de tener una doctrina general de la historia.
Sobre este particular debemos ver en los estudios de Justo una ampliación de la teoría histórica, desde que Marx no reconoció la importancia del factor económico considerado por él algo así como una fuerza natural que se desarrolla gratuitamente.
Si se obscurece la importancia de este factor es porque hay una confusión muy grande en el empleo de la palabra economía y, además, porque en la sociedad actual la función económica está a cargo de los banqueros, patronos, dueños de la tierra, es decir, va adscripta al privilegio parasitario de que éstos disfrutan, haciendo pensar erróneamente a quienes no han profundizado el fenómeno, que el trabajo económico carece en absoluto de importancia. Si los trabajos técnicos en la producción de una mercancía se suceden según una serie perfectamente armonizada, y si la distribución de los productos a todas las regiones llega en oportunidad y tiempo para satisfacer las necesidades de los consumidores cuando ellas se manifiestan, no es porque cada cual en su trabajo técnico cumpla puntualmente y con esmero sus funciones, sino porque existe un trabajo de dirección y organización, que distribuye y ordena las infinitas variedades del trabajo técnico y que es, precisamente, la función económica.
En numerosos trabajos, Justo se refiere a esta función y muestra el papel que desempeña en la Historia. Pueden mencionarse, entre otros, el capítulo "La Economía", de su obra fundamental: la monografía Economía, valor, interés, publicada en folleto por la editorial "La Vanguardia"; sus escritos sobre cooperación, recopilados en el segundo tomo de las obras completas; las conferencias sobre " El Trabajo" y
La "Acción económica", pronunciadas en 1920, como parte de la serie que mencionamos más arriba.
Con estas ideas y propósitos Justo mira la Historia, la estudia y la enseña al pueblo, que no quiere ser por más tiempo juguete de las fuerzas ciegas. "Con el conocimiento de las leyes de la Historia dice al final del primer capítulo de Teoría y Práctica de la Historia - pierde ésta su carácter a la vez rutinario y catastrófico, para convertirse en un desarrollo ordenado, en una práctica calculada y metódica."
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