Miércoles 17 de Marzo de 1998
       

      UNA HISTORIA SIN FIN

      Cinco minutos explosivos. De fuego, color y serpentinas. Cinco minutos, escasos, de alegría desenfrenada. Sucede que como el humo del artificio, el equipo se diluyó tras el ruido de los petardos. Es más, ni siquiera apareció en la cancha. 

      Claro que eso no borró del campo lo que fue la bienvenida. El hincha, como nunca, respondió con una fiesta que costó 2.500 dólares. 

      Para ofrendar un exaltado recibimiento, la Amsterdam se pobló con 6.000 serpentinas, 500 kilos de papel picado, 3.000 globos blancos, rojos y azules y una maravillosa fiesta de fuegos artificiales. 

      Gracias a la empresa Cadenaci, hubo cataratas del infierno, volcanes fuente de fuego, 30 bengalas blancas y rojas y dos juegos de artificios que se llaman "gran final". 

      Y con ellos, paradójicamente, llegó el final del equipo tricolor. 

      * UN MINUTO 

      El reloj del tablero electrónico de la Colombes estuvo en falta durante un minuto y un segundo. Sucede que, contrariamente a lo que establece la reglamentación, se puso en marcha con el comienzo del encuentro y funcionó hasta el momento que indicó el 01'01". Después, fue apagado. 

      * DESAFIO 

      Jorge Gonçalvez, herido por la lesión que había sufrido su compañero Nelson Olveira, desafió a los hinchas de Nacional que se agolparon en la platea América para insultarlos. 

      Sus gestos amenazantes fueron contestados por el tricolor Jorge Delgado, que calentaba al costado de la cancha. Aparentemente se dijeron de todo, pero la cosa quedó ahí y Gonçalvez después se fue lentamente hacia el banco de suplentes. 

      * INSULTOS 

      A la hora 19.30 se escuchaban con claridad los insultos de una tribuna a otra. Los hinchas de la Colombes y los de la Amsterdam se cruzaron todo tipo de amenazas y la soledad del Estadio Centenario permitió ser partícipe de las agresiones verbales. 

      * EL ULTIMO CANTICO 

      El golpe más hiriente que partió de la Colombes llegó al final del partido, cuando la parcialidad carbonera le recordó a la tricolor su hegemonía en los últimos clásicos. El agudo mensaje, que terminaba con una frase contundente "y no nos gana nunca más", le puso el punto final a otra noche aurinegra. 

      EDWARD PIÑON  
       

      La fractura de Olveira empañó el festejo y la fiesta

      SABOR A NADA

      No hubo festejos ni saludos. Fue una victoria triste, con sabor amargo. La fractura de tibia de Nelson Olveira afectó a los aurinegros y no los dejó disfrutar de la goleada clásica. En el vestuario de Peñarol no hubo un solo grito pero sí algunas lágrimas. De bronca, de impotencia, de solidaridad. Hoy, intervendrán quirúrgicamente al defensa mirasol en Casa de Galicia. 
      "No estamos bien... no estamos bien..." La mirada apagada, sin brillo de Gregorio Pérez denunció por lo que estaba pasando. No hubo un solo gesto de alegría. Nada. Es más: cualquiera que hubiese llegado en ese momento al pasillo de los vestuarios que están junto a la Colombes afirmaría que era el túnel del equipo perdedor. 

      Es que no sólo Gregorio mostró su tristeza por la fractura de Nelson Olveira, todos y cada uno de los jugadores llegaron y preguntaron por el "Canario"

      Incluso, cuando ingresaron en el primer tiempo, varios lo hicieron con bronca, con lágrimas en los ojos. El "Caballo" De los Santos, el "Pato" Aguilera, el "Tony" Pacheco... 

      Por eso al finalizar el partido ninguno osó festejar. Acaso quedó en el recuerdo del hincha la salida de Romero besándose la camiseta y mostrando que debajo de la suya tenía la "10" de Bengoechea. O cuando salió Aguilera que levantó sus manos y aplaudió hacia la Colombes también dándole un beso a la camiseta. Pero antes y después nada. Sólo hechos aislados y durante el partido. 

      "Las palabras de Gregorio en el entretiempo fueron fundamentales" --dijo Nicolás Rotundo a CX 10 Continente-- agregando que: "entramos a jugar el segundo tiempo con todo. Por el Canario, por nosotros..."

      Por otro lado, el "Lucho" Romero dijo --también a CX 10 Continente-- que "no podíamos tener dos traspiés seguidos. Eso ya lo habíamos hablado en Los Aromos. No podíamos perder..."

      Mientras en las tribunas seguía la fiesta, en el vestuario apenas si se escuchaban las frases de los jugadores. Se cambiaron, se ducharon y se fueron en silencio para el ómnibus que los regresó a Los Aromos. 

      Hoy, a las 10, cuando operen a Nelson Olveira de su fractura de tibia, todo el plantel estará en Casa de Galicia. 

      Fue victoria, es cierto. Pero esta vez con sabor amargo. Por el "Canario". Por el amigo... 
       

      JOSE MASTANDREA 
       

      El "Profesor" no estuvo en el "aula"

      El "Profesor" Bengoechea no estaba en el aula --léase cancha-- por lo que para ver sus reacciones, sus gestos, su sufrimiento, sus alegrías estuvimos a su lado. 

      Salió del vestuario a las nueve y cuarto y en compañía de Aguirregaray y De Lima se ubicó en la fila 8, asiento 44 de la platea América, los tres con una goma de mascar en la boca. 

      A los 3 minutos cuando Lemos iba a tirar un corner habla por primera vez con el "Vasco", cuatro minutos después se paró por primera vez cuando un tiro libre lo ejecutaron con una jugada de pizarrón, aplaudió y se sentó. 

      La primera emoción fue a los 8 minutos cuando el primer gol aurinegro, se paró e inmediatamente individualizó al autor: "fue de Romero, bien "Lucho", cerrando las manos como un desahogo. 

      A los 21' cuando una bolea de Aguilera pasa muy cerca se pone nuevamente de pie, se sube los pantalones, se sienta, se tira hacia atrás y se acomoda el pelo, era un saco de nervios. 

      Cuando llegó la segunda conquista rápidamente se para y con los puños apretados grita: "Gol, gol, gol", luego aplaude 5 o 6 veces y se sienta. De Lima no aguantó más y se fue para el vestuario. 

      Cuando llega la lesión de Olveira se toma la cabeza y en compañía del "Vasco" se van para el vestuario para no retornar hasta que el segundo tiempo estaba iniciado. 

      Para el complemento rodeado de chicos gritó los goles, se subió al asiento y aplaudió al ritmo de los cantos de la Colombes. 

      Sufrió, gozó, se amargó con lo de Olveira y la confesión final en la audición de Peñarol: "Si siguen jugando así no vuelvo más". 

      JOSE MARIA BELLO 

      Nacional estaba "groggy", Peñarol sólo tuvo que noquearlo

      CAYO UNA PERA MADURA...

      Para Peñarol fue muy fácil. Seguramente más de lo que esperaba. Para Nacional, en cambio, fue lo son a esta altura para los tricolores todos los clásicos: un calvario. Tanto que la goleada aurinegra pudo haber sido más amplia. 

      A esta altura --sexto clásico seguido que gana Peñarol-- y en las actuales circunstancias, son dos casos aparte, casi imposibles de ser tratados (o enfrentados) por igual, bajo el espejo de un mismo partido, de un mismo trámite, más allá del resultado y de que ese desenlace sea como anoche, tan contundente como seguramente ni el propio ganador --que ni tuvo tiempo de acordarse que le faltaba el jugador que ha desequilibrado todo (o casi todo) a su favor en los últimos cinco años-- lo esperaba. 

      Es más: sacando la actuación genial de Aguilera, que fue un receptor y gestor de fútbol inubicable para los defensores adversarios, el oportunismo de Romero para hacer un gol importántisimo, prácticamente de entrada, cabeceando una pelota que ya parecía dominada por las manos del arquero contrario, la jugada del segundo tanto en la que Rotundo, Aguilera y Pandiani triangularon en forma brillante, y esa otra esplenrosa, exhuberante, con que el propio Pandiani cerró la goleada, hasta se podría que no hay mérito de Peñarol casi. Y no es que la afirmación encierre una negación o rechazo de la vigencia de un vencedor tan reiterado como inapelable. Al contrario: es que para el conjunto dirigido por Gregorio Pérez ya se ha hecho una realidad indesmentible, y descarnada para el tradicional adversario, eso que en el seno de sus hinchas comenzó a nacer tiempo atrás sin más rigor ni vuelo que el de una mera chanza: que para Peñarol, hoy por hoy, el partido más fácil que hay es el clásico. Basta con poner un ejemplo, si acaso: ¿cómo se explica, si no, que el mismo Herrera al que los delanteros de Defensor complicaron tanto el sábado pasado, ayer pudiera jugar con una soltura y una suficiencia defensiva que lo hacían parecer al Mariscal Nasazzi? O dos: ¿cómo es que un volante como Rotundo, que habitualmente tiene falta de precisión para el armado, en un partido aparentemente difícil, en el que Peñarol no tenía a Bengoechea, que es su ordenador, su voz de mando adentro de la cancha, esta vez se desenganchara como si fuera Beckenbauer

      Lo que sucede es que ahí es donde, entonces, aparece la contraparte, ante la cual el periodista hasta confiesa cierta dosis de impotencia para el análisis. Porque por ahí para elaborar alguna explicación tal vez sería más indicado apelar a alguien capaz de hacer un sicoanálisis. Es que si no, ¿dónde o cómo encuadra, después que ya Peñarol se había puesto en ventaja, esa insistencia hasta torpe de Sosa para seguir protestando --aunque tuviese razón--después que Da Rosa acababa de observarlo? ¿Y cómo ver, desmenuzar, o comprender, la inexpresiva postura colectiva de un Nacional que puso más mediocampistas para gobernar la pelota y crear ataques, y no conseguía ni fortalecer su retaguardia, ni imponerse en la mitad de la cancha donde salvo Camejo y Lemos el resto deambulaba sin atinar a plantar bandera de entrada, y mucho menos crear peligro sobre el área contraria? Resulta difícil explicarlo. Para peor para Nacional, ayer el elenco tricolor se quedó con dos hombres menos --por la expulsión de Ramírez, que hasta dió la sensación de que se impresionó al ver lo que había causado-- sobre la media ahora incial del trámite, cuando ya estaba perdiendo 2-0 desde los 22' de esa primera parte, y si bien dió la sensación de que detrás del golazo anotado por Lemos podía esbozar un atisbo de reacción como para intentar llegar al empate, a poco de comenzar el complemento volvió a quedar dos goles abajo como consecuencia de una jugada que al no estar Bengoechea se supuso que en esta ocasión había que descartarla: el centro de Peñarol --Aguilera en este caso-- al área adversaria. 

      El cabezazo de Herrera, más que poner el partido 3 a 1, hizo que el resto del trámite fuera una formalidad debajo de la cual sólo hubo una incertidumbre: por cuánto iba a ganar Peñarol esta vez. Finalmente fue por 4 a 1. Porque Pandiani metió otro golazo y Pacheco erró un penal poco rato después de haber reventado una pelota contra el travesaño. Y porque tal vez Nacional se equivocó al sacar a Lemos, que era el que más --o mejor-- encaraba hacia el área contraria. Aunque no pasa por ahí la cosa a esta altura de las circunstancias. Por más que resulta difícil explicar realmente por dónde pasa. Tal vez, por hoy, y por lo de anoche, sea más sencillo decir que después del gol de Romero --y más tras la expulsión de Sosa-- Nacional era una pera madura. Y Peñarol, con la facilidad con que por ahí juega en una práctica, sólo tuvo que ir y arrancarla. 

      JORGE SAVIA 

      El "Pato" se volvió inubicable

      PEÑAROL

      FLORES: El remate del gol fue a su palo. Antes y después, correcto; sin fallas. HERRERA: Hizo un gol con un cabezazo suave. Defensivamente, estuvo siempre bien parado. 
      OLVEIRA: Firme hasta que lo fracturaron. 
      DE LOS SANTOS: Al comienzo tuvo algunas dificultades de colocación y para anticiparse. Con el correr de los minutos se fue acomodando. 
      LIMA: Más firme en la primera etapa. En la segunda incurrió en reiteración de faltas, un recurso por el que hasta pudieron expulsarlo. 
      ROTUNDO: Muy bien. Marcó como siempre, pero tal como lo hizo en la jugada del segundo gol, en la que le dió el tanto a Pandiani, estuvo más prolijo que de costumbre en el armado comao también en el pasaje hacia el ataque. 
      PEREIRA: Aceptable. Manejó la pelota con fluidez. La contención se le facilitó con la expulsión de dos rivales. 
      PACHECO: Erró un penal y alguna otra oporunidad favorable. Aún así, estrelló un remate en el traveszño y fue el socio ideal que tuvo Aguilera para organizar y darle dinámica a la puesta en escena de Romero y Pandiani. 
      AGUILERA: El genio inubicable para los defensores contrarios. Recibió, tocó, pasó, armó y devolvió paredes como con la mano. Por si fuera poco, las jugadas del primer y el tercer gol --tal vez los más importantes--nacieron de sus zapatos. 
      ROMERO: Metió el primer gol por su oportunismo e insistencia constante. Obligó. No fue fácil controlarlo. 
      PANDIANI: Hizo dos goles; el segundo con una definición personal impresionante. Da la idea de que es jugador de clásicos. 
      GARCIA: Bien en la marca. También se desdobló en muchas oportunidades. CANCELA: Armó algunas llegadas interesantes. 
      GONZALEZ: Entró con el partido liquidado y no tuvo mayor chance de destacarse. 

      NACIONAL

      MUNUA: En el primer gol le cabecearon la pelota de entre sus manos. En los otros tres tantos no fue responsable. C. DE LOS SANTOS: Alguna corrida aislada, sobre todo en la primera etapa. Más allá de eso, no gravitó demasiado. BARRIOS: Como último hombre, no logró imponerse en la medida de lo necesario. Intentó sacudir a los delanteros adversarios en un par de oportunidades pero no le dio mayor resultado. JORGEAO: No cometió errores graves pero dio ventajas, completando una zaga que no consiguió defender la última zona con eficacia. GUIGOU: Pasó como con Regueiro en el clásico de Maldonado: siendo su fuerte la creación, se desdobló poco, pareció atado. CAMEJO: Otra vez de los mejores. Un despliegue y una personalidad inclaudicables. BALTIERRA: En media hora no pudo acomodarse. COELHO: Armó algunos encuentros tan fugaces como esporádicos. LEMOS: Quiso la pelota, jugó, metió un golazo. No pareció ser el indicado para salir de la cancha. RAMIREZ: Hasta que fracturó a Olveira no había hecho nada. SOSA: A la distancia, pareció protagonizar una expulsión que por su actitud --y su experiencia-- resultó inexplicable. Su salida fue clave. ALVEZ: Alguna corrida de entrada. Luego lo dominaron. DELGADO: No pudo cambiar nada. 


        
       
       
       
       
      --- PLEASE NOTE THAT THIS HOMEPAGE HAS NO OFFICIAL  
      CONNECTION WITH PABLO BENGOECHEA OR CA PEÑAROL --- 
       
  1