El País de Colombia. Sucesos:
Domingo 12 de Septiembre de 1999
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Según el
escritor, invitado especial al IX Festival Internacional
de Arte de Cali, un pueblo impregnado de buena literatura
es díficil de esclavizar. Un hombre que ha hecho de su
propia vida una novela. Entrevista. Por Freddy Canchón Naranjo Redacción de El País Santa Fe de Bogotá Tiene la certeza de que siempre quizo ser escritor. Una convicción que partió a los cinco años cuando las primeras cosas que garrapateó eran la continuación de las historias que leía, y no quería que se terminaran. Les añadía trozos de su propia inspiración. A lo largo de sus 63 años pocas han sido las mañanas en que Mario Vargas Llosa no ha escrito. Es compulsivo, escribe sin cesar. Alcanzó el reconocimiento literario en 1963, con La Ciudad y los Perros. |
Después
vendrían textos como Conversación en La Catedral,
La Casa Verde, La Tía Julia y el Escribidor,
La Guerra del Fin del Mundo y Los Cuadernos
de Don Rigoberto, entre otros títulos. Se ha hecho acreedor a casi todos los premios literarios, incluídos el Rómulo Gallegos, El Príncipe de Asturias y el Cervantes. Los que lo conocen, dicen que ha hecho de su propia vida es una novela. Admirado por unos, polémico para otros, cada vez que se enfrenta al papel en blanco "siente un clima de derrota psicológica". El próximo 15 de septiembre estará aquí, en la apertura del IX Festival de Arte de Cali, donde disertará sobre el arte de fin del siglo y el principio de la esperanza. En el marco de ese acto cultural recibirá el Premio Jorge Isaacs. EL PAIS contactó al escritor en Washington donde actualmente dicta cátedra en la Universidad de Georgetown. Desde allí habló de literatura, de política y de su visita a Colombia. - Usted en Cali hablará de la incertidumbre de fin de siglo. ¿Por qué a diferencia de las expectativas del siglo XX, las del nuevo milenio son de zozobra y desencanto? - El siglo termina con progresos extraordinarios en ciencia y tecnología, pero también con problemas sociales inmensos: en el corazón de la Europa más civilizada hemos visto resucitar los viejos demonios del racismo, de las guerras religiosas y de la limpieza étnica. No se ha terminado de resolver el conflicto de Kosovo y ya en Timor Oriental, Indonesia está exterminando a mansalva a una pequeña población; también está la ex Unión Soviética, donde no termina lo de Chechenia y ya se inician matanzas en Daguestán. - ¿América Latina dejó de ser el continente de la esperanza? - Hace algunos años existía gran optimismo porque parecía que se revertía la tendencia, que por fin se abría una época de paz y de desarrollo para nuestro continnente. Todo eso, infortunadamente, parece haberse derrumbado durante el último año, lo que explica que en la región haya un sentimiento de desazón e incertidumbre a las puertas del año 2000. - ¿El fondo de estos problemas está en el control que algunos países ejercen sobre otros? - En absoluto. El problema está en que a pesar de que hoy existen todas las condiciones para contar con procesos de desarrollo avanzados, la mayor parte de países eligen, lastimosamente, el subdesarrollo. - ¿Por qué cree que estos países toman tal camino? - Rechazan la modernidad política porque prefieren mantener la tradición autoritaria, dictatorial y despótica. Y por otro lado, práctican políticas económicas que los condenan a la pobreza y a la marginación. El problema no está en que halla naciones poderosas, está en nosotros mismos. - ¿Cuál es la relación del 'Principio de la esperanza' con la literatura? - La literatura es una respuesta al infortunio y a la frustración. Quienes escribimos inventamos un mundo de ficción porque no estamos contentos con el que tenemos. Es entonces cuando a través de la fantasía y de las palabras inventamos una realidad alternativa, más perfecta, coherente y sutil que aquella que vivimos. - ¿Por qué dice que es más apocalíptico cuando escribe que cuando vive? - Cuando uno fantasea o sueña, deja sueltos a todos los demonios que lo habitan. Pueden realmente cometerse todos los excesos en la más absoluta impunidad porque no tenemos las limitaciones o servidumbres que nos impone la realidad. Por eso el arte en general es un mundo de excesos que no tiene límites. - ¿De allí que la mayoría de los personajes de sus novelas son héroes frustrados? - Mis novelas son más bien realistas y tienen sus raíces en una realidad latinoamericana contemporánea. Cómo no expresar la gran frustración histórica, social y cultural que por desgracia ha vivido hasta ahora América Latina. - ¿Cómo es el hombre en la novela del Siglo XX? - Como el de los siglos XV o XII. Es un reflejo del hombre real e histórico. Creo que los escritores escriben a partir de su experiencia y su realidad: la literatura refleja al hombre en su miseria y también en su grandeza. - Después de 40 años de escribir, ¿qué es una novela para usted? - Es mi manera de vivir. - ¿Por qué dice que para escribir se requiere ser terco? - La disciplina es muy importante. La terquedad consiste en insistir, en corregir, en revisar, en rehacer hasta conseguir un texto que sea artístico, valioso. Terquedad en el sentido de disciplina, constancia y perseverancia. - ¿Aún siente miedo 'ontológico' cuando escribe? - Siempre. Creo que pasa con muchos escritores y artistas que la práctica del oficio no les da seguridad, al contrario, les da una mayor inseguridad porque se fijan topes más altos y se vuelven más rigurosos y más estrictos con sus propios escritos. - ¿En qué anda después de Los cuadernos de don Rigoberto, lo último que se conoció en Colombia? - Ando en una novela que se llama La Fiesta del Chivo que espero publicar este año, sobre el fenómeno del autoritarismo. Trata de la dictadura del generalísimo Trujillo en República Dominicana. - Usted ha dicho que lo persigue una pregunta por todo el mundo, sobre su cambio de la izquierda a la derecha. ¿Aún se la continúan haciendo? - Hay gente idiota. Eso no se puede evitar. Hay gente idiota y la gente idiota hace preguntas idiotas. - ¿Cómo ve ese 'deshielo ideológico', proveniente tanto por la izquierda como por la derecha? - En realidad hoy en día es muy díficil diferenciar esas categorías como se hacía hace algún tiempo por la izquierda o por la derecha. Hoy son unos conceptos inciertos, justamente hay una devolución en el campo de las ideas políticas que ha borrado esas fronteras. Esas categorias son anticuadas, no expresan una realidad que ha cambiado radicalmente. - ¿Cómo se define Ideológicamente? - Soy un liberal, defiendo la democracia y el liberalismo. Por ejemplo, en Inglaterra, con el ministro Tony Blair hay un gobierno supuestamente de izquierda, pero para mí es absolutamente liberal: defiende la democracia, el mercado, la sociedad civil, políticas que los liberales venimos defendiendo hace muchísimo tiempo. - Si no hay ideologías de izquierda o derecha. Entonces, ¿Qué hay? - Hoy en día se trata de diferenciar aquellos que apuestan por la modernidad y aquellos que se han quedado rezagados, viviendo en mundos ideológicos anacrónicos, por lo tanto esas orejeras les impide conocer el presente. Es un poco, desgraciadamente, lo que ocurre en América Latina. - ¿Por qué América Latina? - Porque América Latina no ha sido capaz de modernizar su pensamiento político, de aceptar que hay una modernidad que no puede ser entendida con las viejas categorías ideológicas de hace 50 años. - ¿La tercera vía no es la social-democracia? - La vía es la democracia, y ésta tiene una gran variedad de matices. La sociedad democrática exige que haya una diversidad. Lo que debe ser rechazado es toda forma de autoritarismo, de totalitarismo; toda forma de dictadura, sea ésta conservadora o de izquierda. - ¿Qué es la democracia? - La democracia es la libertad, la diversidad, la coexistencia en la diversidad. Creo que eso es verdaderamente el camino del desarrollo, de la modernidad, del progreso, y que la gran confrontación de nuestro tiempo está entre la democracia o la vieja tradición autoritaria. - ¿Qué percepción tiene del gobierno de Fujimori en su país? - Es una dictadura de nuevo estilo. Una dictadura militar que tiene un fantoche civil al frente, porque para la comunidad internacional hoy las dictaduras del viejo estilo no son aceptables. En el Perú se ha buscado una nueva forma ya que el militarote clásico es impresentable en la sociedad. - Colombia está en la 'mira', por considerarse una 'amenaza' en la región.¿Cómo ve esta situación? - En Colombia pese a tanto problema, hay por lo menos algo positivo, y es que ha sido capaz de mantener su sistema democrático, por más imperfecto que sea. Eso le da una gran superioridad moral sobre los regímenes autoritarios que hoy en día la rodean. - ¿En Colombia, no podría aparecer una figura como Chávez o Fujimori? - Hago votos porque la sociedad colombiana mantenga la democracia, tradición que es, justamente, uno de los valores que tiene. Estoy seguro que la sociedad democrática es perfectamente capaz de hacer frente a los problemas de terrorismo, narcotráfico y guerrilla de una manera más duradera que una dictadura militar. Eso es clarísimo, no creo que se gana nada eliminando al terrrorismo si el terror se convierte en el poder político en una sociedad. Espero que los colombianos no sigan el ejemplo --el mal ejemplo-- peruano o venezolano. |