EL MUNDO (Madrid)
Lunes, 12 de marzo de 2001
MARIO VARGAS
LLOSA / NOVELISTA
«Haré lo posible para ser también un escritor
del siglo XXI»
LEANDRO PEREZ MIGUEL
Tres novelas, tres, publica la colección Millenium del
hispanoperuano Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, uno de los
principales novelistas del siglo: La ciudad y los perros
(1963), Premio Biblioteca Breve, que se cuenta entre las
desencadenantes del boom latinoamericano; la monumental
y magnífica Conversación en La Catedral (1969) y la
turbadora y dionisiaca Lituma en los Andes (1993),
ganadora del Planeta, que se publica mañana junto a este diario.
Esta entrevista telefónica (Vargas Llosa conversó desde
Londres, recién llegado de París) se va a ofrecer en tres
entregas -las dos restantes aparecerán cuando se publiquen las
otras novelas- y comenzó con una noticia: Vargas Llosa pensaba
que sólo Lituma en los Andes aparecía en Millenium. «No
sabía que salían también esas dos, cuánto me alegro. ¡Qué
bueno!», exclamó.
- ¿Es oportuna esta colección?
- Yo creo que sí. Siempre es un buen momeento para publicar
literatura de un cierto nivel. Hoy en día se publica mucho, más
que nunca, pero al mismo tiempo hay cierta confusión editorial.
Una manera de contribuir a crear jerarquías literarias, tablas
de valores, es la aparición de colecciones como ésta, que han
pasado por una discriminación, un tamiz, y presentan obras que
han sobrevivido a la prueba definitiva: la del tiempo. Estoy muy
contento de estar tan bien acompañado. Me siento muy honrado. Y
más, todavía, de estar por partida triple, claro.
- La crítica, en general, acogió bien «Liituma en los Andes».
El crítico Rafael Conte dijo: «Leer este libro es una
experiencia terrible y fascinante». ¿También lo fue
escribirlo?
- Sí, porque es un libro que quiere mostrrar cómo la violencia
política y social del terrorismo de pronto sirvió para revelar
la existencia de una cultura secreta, de corte tradicional, mágico
religiosa, que se creía extinguida. Y que no había desaparecido
ni había sido reemplazada por la cultura racionalista. Vivía en
la clandestinidad y el terrorismo la hizo salir a la luz. El
origen de la novela es histórico, corresponde a la violencia
vivida en los Andes en la década de los 80.
- El Planeta suele ser un arma de doble ffilo: garantiza
popularidad y un cierto desprestigio, por su comercialidad. ¿Qué
supuso ganarlo?
- Ganar premios es muy grato, a condiciónn de no darlos más
importancia de la que tienen: la difusión de una obra, una ayuda
económica... No hay que ver más. Creo que todos los premios son
controvertidos, y quizá no resulta malo que así sea: es una
manera de mantenerlos en la actualidad. Pero ningún escritor que
ama su vocación cree que lo definitivo es ganar premios, desde
luego.
- Hablando de vocaciones, con esta novelaa volvió a la literatura
y cerró el paréntesis que significó su candidatura a la
Presidencia peruana. Quizá por eso en 1993 se leyó en clave política.
- Bueno, hay una relación exacta: yo no hhubiera escrito la
novela sin los años en que estuve haciendo política, viajando
por el Perú, sobre todo por los Andes, la región que más cambió
en los 80 a consecuencia del terrorismo de Sendero Luminoso.
Muchas de las imágenes, de la ambientación de la novela, se
deben involuntariamente a mi experiencia política.
- Hay personajes que mueren porque Senderro los considera «intelectuales
que traicionaron a su pueblo». Los terroristas pensaron lo mismo
sobre usted.
- Será por eso que intentaron matarme durrante la campaña. Hubo
dos intentos. Frustrados, desde luego, porque estoy vivo y
coleando.
- ¿Qué tiene que ver el terrorismo de Senndero con el etarra?
- Es el mismo fenómeno. Detrás del terrorrismo hay un acto
religioso, una renuncia a la racionalidad, una creencia asumida
fanáticamente que justifica la violencia, el matar. Es
irracional la idea de que eliminando a ciertas personas se logra
una victoria de tipo histórico; esa idea parte de un acto de fe,
y la realidad demuestra que esas actitudes están condenadas al
fracaso.
- Cuando se editó por primera vez, expliccó que el libro era una
recreación del mito griego de Dionisio.
- Exactamente. Me pasó una cosa muy curioosa, fascinante: estaba
escribiendo la novela en la biblioteca de la Universidad de
Princeton y vi que un alumno que trabajaba a mi lado leía un
libro sobre los mitos griegos. Una nota decía que el de Dionisio
no era tanto el mito sobre la embriaguez divina sino más bien un
mito en torno a la violencia que surge en la vida y en la
Historia cuando uno se entrega a la irracionalidad. Y me di
cuenta de que eso era lo que estaba viviendo el Perú. Así surgió
la idea de introducir en la novela el mito de Dionisio recreado
en el ambiente andino, con personajes de la sierra peruana y
dentro del contexto de la violencia terrorista. Descubrí que
ciertos mitos tienen una verdad escondida que puede aplicarse
miles de años después de donde nacieron. Pero no creo que nadie
piense que aparece un mito griego al leer la novela.
- Bueno, un personaje se llama Dionisio.<
- Lógicamente, hay algunas pistas. Ese peersonaje es el
cantinero, el que en cierta forma oficia esas ceremonias en las
que la gente busca la irracionalidad, las viejas creencias y las
supersticiones.
- Y quien busca respuestas racionales es Lituma. Otro crítico,
Miguel García-Posada, indicó que este personaje que tanto ha
frecuentado su obra es un «trasunto moral» de usted.
- Quizá sí, en el esfuerzo por entender. Lituma quiere
averiguar qué ha ocurrido, va más allá de su obligación al
investigar unas muertes. Intuye que hay algo muy complejo, muy
profundo, que tiene que ver con la vida secreta de esa sociedad
andina. Yo tengo esa misma pasión.
- Además de mucha violencia, en el relatoo encontramos una
peculiar historia de amor.
- Sí, una historia que en ese contexto teenía mucho más
sentido. Si no estuviera atenuada, contrarrestada, por esa relación,
la violencia de la novela resultaría intolerable. Sirve de
contrapeso a esa violencia.
- «Lituma en los Andes», como toda su obrra hasta la fecha, se
ha publicado en el siglo XX. ¿Se siente un escritor «del siglo
pasado»?
- Voy a hacer todo lo posible para ser taambién un escritor del
siglo XXI. Espero escribir bastantes novelas como para que me den
cabida en este siglo, aunque el grueso de mi obra corresponda al
anterior.