Perder el Paso
Por Lic. Pablo A. Carranza R. *
Ingresé al Pentathlón el 2 de octubre de 1971. Era sábado y la lluvia había dejado el olor a tierra mojada que caracteriza a Guadalajara. Días antes habían ido a mi salón de sexto de primaria un grupo de Clases y Cadetes uniformados de gala, invitándonos a sus filas. Llegue entusiasmado a mi casa y mi padre (ex alumno del H. Colegio Militar), accedió con gusto. Me llevó a comprar un pantalón negro y una sudadera blanca.
Al llegar al lugar de reunión (un estacionamiento empedrado junto a la escuela Normal de Jalisco) vi a cientos de niños y adolescentes ahí dispersos. De pronto escuché una voz estruendosa: "¡Atención firmes!". No supe que hacer; alguien junto a mi me dijo "no te muevas". Los que estaban sentados se pararon. Nadie se movía. En esos momentos estaba llegando el grupo de instructores del Grupo Menor. Se ordenó "descansen" y todos corrieron a saludarlos.
Por eso para mi el 2 de Octubre "no se olvida", (pero no por esa vergonzosa intentona comunista del 68 que pretendía llevar al caos al país y que fue desmantelada por el Ejército mexicano). Ese día mi vida cambió: en los años siguientes aprendí lo que era la disciplina y el esfuerzo, el valor y la constancia, la lealtad y la Patria, los ideales y la verdadera historia. Aprendí a respetar a los mayores y admirar a los héroes, a defender a los débiles y a no tolerar las injusticias. A alzar la voz para combatir la mentira y la calumnia. A odiar la traición y combatir la pereza y los vicios.
El Pentathlón fue mi mejor escuela.
En cierta ocasión, ya en las Tropas
de Asalto de la Escuela de cadetes, íbamos a paso veloz junto a
las instalaciones de lo que fuera el Injuve -hoy el CODE- un
grupo de seudo deportistas seguidores del Che Guevara y con los
que teníamos gran rivalidad. Eramos 3 secciones con sudadera
negra y botas, bajo el mando del Comandante del Penta Menor. Al
pasar por ahí el golpe de las botas sobre el pavimento se hizo más fuerte y la porra retumbaba aún más: "¡ai
jin, ai jon, ai jesa, bin bon, besa, bin, bon, bon, Patria, Honor
y Fuerza, Pentathlón!". Los melenudos del Injuve
nos miraban con miedo. De pronto alguno de nosotros perdió el
paso e hizo que otros lo perdiéramos igual. Varias cuadras
después hicimos alto en un baldío. El Sub oficial, Comandante
del grupo sacó su marracete (1) y pasó
junto a cada uno de nosotros dándonos un enérgico golpe en la
mano extendida. (marinolazo le llamábamos). Al terminar solo nos
dijo: "por uno pierden todos"...Jamás las Tropas de
Asalto volvieron a perder el paso.
Entonces aprendí el valor de la unidad. ¡Que grande y qué fuerte sería México si no
fuera por esos traidores de siempre, como los que paralizaron la UNAM por meses, o como esos "zapatistas" de Chiapas que solo buscan dividir y destruir!
Casi 30 años después de mi ingreso al Penta, quiero decirles a esos niños y jóvenes que ahora marchan bajo la bandera del águila bicéfala y de las estrellas que mantengan la unidad y que por el camino de nuestro Ideario ¡nunca pierdan el paso!
La Patria es nuestra.....
(1) Daga, arma blanca de doble filo, la cruz es un águila bicéfala, cuenta con vaina metálica. Es arma de acompañamiento de Clases y Oficiales.
*2º. Oficial de Cadetes de Infantería, Egresado.