REFUGIENME COMO SIEMPRE EN VUESTROS PECHOS ES IMPOSIBLE Sólo quiero conocerme a fondo como siempre, sólo quiero descansar en tierra muerta y en olvido. Yo podría vivir solo en el mar, o en los montes, pero siempre necesitaría de unos cuantos, de un puñado, de un racimo de amigos para pasar las noches al lado del café y del silencio. Refúgienme como siempre en vuestros pechos, corazones alertas. No sé si podré escribir más pues ya no puedo arreglar este poema librarme de esta mesa, librarme de esta silla. POEMA EN EL AVION Si acaso me preguntan dónde estuve y si insistentes, quieren averiguar los sitios que he pisado, les diré. "Tres meses son tres años, tres años son tres días, tres días son tres horas, y en verdad, en verdad hablando sólo salí a dar una vuelta por el parque, entré al cinema me tropecé con otras gentes en otras partes. Y ya estoy aquí, nada le ha pasado a nadie, yo sigo como siempre admirando los ríos del otoño, yo sigo como siempre esperando al verano para maldecirlo, y conversando con mis viejos objetos adorados: y no pregunten más, que de mí no habrá ya más respuestas". Bien, yo deberé decirles a mis amigos "lo he hecho. Estuve en Moscú. Aquella vez que volví a casa me sentí muy derrotado." L: ¿DONDE ESTA COMBRAY? * J: EN EL JARDIN DE SWANN, EN OTOÑO. Son hojas que recogí del jardín de Swann un ocho de octubre en Cambray o Illiers, da lo mismo. Habíamos tomado el tren hacia Chartres Lucho, Rachel, yo y Amaranta. Allí hacía mucho frío, pero nos consoló una lluvia que nos obligó a tomar unos coñacs. Claro, y también estaba la catedral mostrándonos claras estampas, sucios laberintos y blancos campesinos (no pagamos nada por ellas y aún las conservo.) No había tren para Illiers pero estaba el autobús esperándonos. Y mucho frío también en Cambray, pero había un hotel de la imagen con cuartos perfectos y edredones de plumas. Y la paloma aquella que comimos, y el vino tinto de la aldea, y el queso natural que allí fabrican, y el claro pan y el postre de manzana. Sí, son hojas que recogí del jardín de Swann, sobre una colina, sobre un puente pequeño y un arroyo navegable, pero Lucho se mareaba en la barca y no subimos. No sé si el pueblo era hermoso, pero allí estaban la casa de Marcel, y la magdalena de la tía Leonie, y la foto de Francisca la dulce, y el acostumbrado libro de Ruskin, y Enrique el olvidadizo de Prusia. ¿Qué más había? Tal vez un retrato de Proust, tal vez una ventana con vidrios de colores, tal vez una azucena, un huerto, un rosal, algunas rosas y estas hojas. CANCION DEL AMIGO 1 Caminamos mucho tiempo juntos, juntos llegábamos al colegio, juntos dejábamos la bicicleta, peleábamos juntos, hablábamos, jugábamos, reíamos juntos como siempre y como ahora. 2 Es imposible situarte exactamente. No recuerdo el preciso momento en que nos vimos, seguramente fue en las aguas mutuas de la infancia. (Un banco, una pequeña carpeta, no sé). Pero mucho tiempo hemos andado juntos: años que parecen otoños fríos, días como rayos, fuegos como imágenes. 3 Pero ya no me acuerdo de ti. Es claro todos pueden decirme, que si lo conocí tanto tiempo, no puede haberse alejado de mi lado, aunque esté ausente como ahora. Pero para mí no es así. He visto rostros levemente y los recuerdo aún. Pero Dégale pocas veces aparece en mis recuerdos: hoy camino solo, claro, tengo amigos pero ninguno como él. 4 Compartimos muchas cosas en el colegio: a la vez empezamos a escribir algunos versos que luego se hicieron poemas con el tiempo. El debe seguir escribiendo como yo: yo en mi suelo, y él desterrado voluntariamente (bebiendo fríos, escupiendo nieve, adelantando el aliento por el tiempo.) 5 Si tú supieras qué difícil es vivir entre cadáveres, qué difícil caminar con los ojos cerrados, porque ya no se puede mirar. Y aquí (tenías razón, toda la vida seré un niño) olvido tus pesares: yo vivo entre cadáveres pero vivo entre los míos (lo cual es siempre un consuelo) y tú sin embargo recoges y bebes el polvo de la distancia. 6 Cuando tú te fuiste leíamos a Machado, a Vallejo, con fervor descubrimos a Darío, Hölderlin nos lo dio a leer Carlos Espinoza, Juan Ramón nos alegraba y sonreía. Hoy Juan Ramón yace olvidado, Darío es siempre un poeta lo sé, pero ya no me toca. Conservo, (seguramente también tú) vivo a Vallejo y a Machado, pero hay otros que surcan mi cabeza, otros que bajan en las noches a tocar la ventana de mi cuarto. 7 Poco te recuerdo: Sin embargo ahora, quiero elevar un canto enorme de palomas y cantar a tu regreso, que presiento durará un tiempo. Dos años ya es mucho, mucho tarda tu retorno. EL RIO 1 Yo soy un río, voy bajando por las piedras anchas, voy bajando por las rocas duras, por el sendero dibujado por el viento. Hay árboles a mi alrededor sombreados por la lluvia. Yo soy un río, bajo cada vez más furiosamente, más violentamente bajo cada vez que un puente me refleja en sus arcos. 2 Yo soy un río un río un río cristalino en la mañana. A veces soy tierno y bondadoso. Me deslizo suavemente por los valles fértiles, doy de beber miles de veces al ganado, a la gente dócil. Los niños se me acercan de día, y de noche trémulos amantes apoyan sus ojos en los míos, y hunden sus brazos en la oscura claridad de mis aguas fantasmales. 3 Yo soy el río. Pero a veces soy bravo y fuerte pero a veces no respeto ni a la vida ni a la muerte. Bajo por las atropelladas cascadas, bajo con furia y con rencor, golpeo contra las piedras más y más, las hago una a una pedazos interminables. Los animales huyen, huyen huyendo cuando me desbordo por los campos, cuando siembro de piedras pequeñas las laderas, cuando inundo las casas y los pastos, cuando inundo las puertas y sus corazones, los cuerpos y sus corazones. 4 Y es aquí cuando más me precipito Cuando puedo llegar a los corazones, cuando puedo cogerlos por la sangre, cuando puedo mirarlos desde adentro. Y mi furia se torna apacible, y me vuelvo árbol, y me estanco como un árbol, y me silencio como una piedra, y callo como una rosa sin espinas. 5 Yo soy un río. Yo soy el río eterno de la dicha. Ya siento las brisas cercanas, ya siento el viento en mis mejillas, y mi viaje a través de montes, ríos, lagos y praderas se torna inacabable. 6 Yo soy el río que viaja en las riberas, árbol o piedra seca Yo soy el río que viaja en las orillas, puerta o corazón abierto Yo soy el río que viaja por los pastos, flor o rosa cortada Yo soy el río que viaja por las calles, tierra o cielo mojado Yo soy el río que viaja por los montes, roca o sal quemada Yo soy el río que viaja por las casas, mesa o silla colgada Yo soy el río que viaja dentro de los hombres, árbol fruta rosa piedra mesa corazón corazón y puerta retornados, 7 Yo soy el río que canta al mediodía y a los hombres, que canta ante sus tumbas, el que vuelve su rostro ante los cauces sagrados. 8 Yo soy el río anochecido. Ya bajo por las hondas quebradas, por los ignotos pueblos olvidados, por las ciudades atestadas de público en las vitrinas. Yo soy el río ya voy por las praderas, hay árboles a mi alrededor cubiertos de palomas, los árboles cantan con el río, los árboles cantan con mi corazón de pájaro, los ríos cantan con mis brazos. 9 Llegará la hora en que tendré que desembocar en los océanos, que mezclar mis aguas limpias con sus aguas turbias, que tendré que silenciar mi canto luminoso, que tendré que acallar mis gritos furiosos al alba de todos los días, que clarear mis ojos con el mar. El día llegará, y en los mares inmensos no veré más mis campos fértiles, no veré mis árboles verdes, mi viento cercano, mi cielo claro, mi lago oscuro, mi sol, mis nubes, ni veré nada, nada, únicamente el cielo azul, inmenso, y todo se disolverá en una llanura de agua, en donde un canto o un poema más sólo serán ríos pequeños que bajan, ríos caudalosos que bajan a juntarse en mis nuevas aguas luminosas, en mis nuevas aguas apagadas. UNA PIEDRA Piedra fría, solenme piedra ¡si pudieras hablar en mi costado, si pudieras cantar en tu vertiente! Si desembocaras en un ancho río, Y trajeras la paz al mundo entero, al cantarte en tus aguas destiladas, alma serías en mi frente oscura, brazo serías de mi antigua cabellera. SOLO En las montañas o el mar sentirme solo, aire, viento, árbol, cosecha estéril. Sonrisa, rostro, cielo y silencio, en el Sur, o en el Este, o en el nacimiento de un nuevo río. Lluvia, viento, frío y azota. Costa, relámpago, esperanza, en las montañas o en el mar. Solo, solo, sólo tu sola risa, sólo mi solo espíritu, solo mi soledad y su silencio. MI CASA 1 Mi cuarto es una manzana, con sus libros, con su cáscara, con su cama tierna para la noche dura. Mi cuarto es el de todos es decir, con su lamparín que me permite reir al lado de Vallejo, que me permite ver la luz eterna de Neruda. Mi cuarto, en fin, es una manzana, con sus libros, sus papeles, conmigo, con su corazón. 2 Por mi ventana nace el sol casi todas las mañanas. Y en mi cara, en mis manos, en el dulce clamor de la luz pura, abro mis ojos entre la noche muerta, entre la tierna esperanza de quedar vivo un día más, un nuevo día, para abrir los ojos ante la luz eterna. UNAS COSAS Mariposas, árboles calles angostas y venideras, ¡cómo decirles que a la hora del crespúsculo sus ramas vivideras volverán a crujir en la tormenta! Si en la noche remontaran el más ancho río, ¡cómo negarles su candor sangriento, su pecho claro esclarecido! Mariposas, árboles en la tormenta, en el río claro merced vuestras alas al ruidoso viento que entre los dos saldrá la madrugada.