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Javier Heraud

REFUGIENME COMO SIEMPRE EN VUESTROS PECHOS
ES IMPOSIBLE

Sólo quiero conocerme
a fondo como siempre,
sólo quiero
descansar en tierra muerta y en olvido.
Yo podría vivir solo
en el mar,
o en los montes,
pero siempre
necesitaría
de unos cuantos,
de un puñado,
de un racimo
de amigos
para pasar las
noches al lado
del café y del
silencio.
Refúgienme
como siempre
en vuestros
pechos,
corazones
alertas.
No sé si
podré
escribir
más
pues
ya
no
puedo
arreglar
este poema
librarme de esta
mesa, librarme
de
esta silla.


POEMA EN EL AVION

Si acaso me preguntan
dónde estuve
y si insistentes, quieren
averiguar los sitios que he pisado,
les diré.
"Tres meses son tres años,
tres años son tres días,
tres días son tres horas,
y en verdad, en verdad hablando
sólo salí a dar una vuelta
por el parque,
entré al cinema
me tropecé con otras gentes en otras
partes.
Y ya estoy aquí,
nada le ha pasado a nadie,
yo sigo como siempre
admirando los ríos del otoño,
yo sigo como siempre
esperando al verano para maldecirlo,
y conversando con mis viejos
objetos adorados:
y no pregunten más,
que de mí no habrá ya más respuestas".
Bien, yo deberé decirles
a mis amigos "lo he hecho.
Estuve en Moscú.
Aquella vez que volví a casa
me sentí muy derrotado."


L: ¿DONDE ESTA COMBRAY? *
J: EN EL JARDIN DE SWANN, EN OTOÑO.

Son hojas que recogí del jardín de Swann
un ocho de octubre en Cambray o Illiers,
da lo mismo.
Habíamos tomado el tren hacia Chartres
Lucho, Rachel, yo y Amaranta.
Allí hacía mucho frío,
pero nos consoló una lluvia
que nos obligó a tomar unos coñacs.
Claro, y también estaba la catedral
mostrándonos claras estampas,
sucios laberintos y blancos campesinos
(no pagamos nada por ellas y aún las conservo.)
No había tren para Illiers
pero estaba el autobús esperándonos.
Y mucho frío también en Cambray,
pero había un hotel de la imagen
con cuartos perfectos y edredones de plumas.
Y la paloma aquella que comimos,
y el vino tinto de la aldea,
y el queso natural que allí fabrican,
y el claro pan y el postre de manzana.
Sí, son hojas que recogí del jardín de Swann,
sobre una colina, sobre un puente pequeño
y un arroyo navegable,
pero Lucho se mareaba en la barca y no subimos.
No sé si el pueblo era hermoso,
pero allí estaban la casa de Marcel,
y la magdalena de la tía Leonie,
y la foto de Francisca la dulce,
y el acostumbrado libro de Ruskin,
y Enrique el olvidadizo de Prusia.
¿Qué más había?
Tal vez un retrato de Proust,
tal vez una ventana con vidrios de colores,
tal vez una azucena, un huerto,
un rosal, algunas rosas y estas hojas.


CANCION DEL AMIGO

       1

Caminamos
mucho tiempo
juntos,
juntos llegábamos
al colegio,
juntos dejábamos
la bicicleta,
peleábamos juntos,
hablábamos,
jugábamos,
reíamos
juntos
como siempre
y como ahora.

       2

Es imposible
situarte
exactamente.
No
recuerdo el
preciso momento
en que nos
vimos,
seguramente
fue en las
aguas mutuas de
la infancia.
(Un banco, una
pequeña carpeta,
no sé).
Pero mucho tiempo
hemos andado juntos:
años que parecen
otoños fríos,
días como rayos,
fuegos como
imágenes.

       3

Pero ya no me
acuerdo de ti.
Es claro
todos pueden
decirme,
que si lo
conocí tanto
tiempo, no
puede
haberse alejado
de mi lado,
aunque esté
ausente como
ahora.
Pero para mí no es así.
He visto rostros
levemente y
los recuerdo aún.
Pero Dégale
pocas veces
aparece en mis
recuerdos:
hoy camino solo,
claro,
tengo
amigos
pero ninguno
como él.

       4

Compartimos muchas
cosas en el colegio:
a la vez empezamos
a escribir algunos
versos que luego
se hicieron poemas con
el tiempo.
El debe seguir
escribiendo como yo:
yo en mi suelo,
y él desterrado
voluntariamente
(bebiendo
fríos,
escupiendo nieve,
adelantando
el aliento por
el tiempo.)

       5

Si tú supieras
qué difícil
es vivir entre
cadáveres,
qué difícil
caminar con
los ojos cerrados,
porque ya no se puede mirar.
Y aquí (tenías
razón, toda la
vida seré un
niño)
olvido tus
pesares:
yo vivo entre
cadáveres
pero vivo entre
los míos
(lo cual es
siempre un
consuelo)
y tú sin embargo
recoges y bebes
el polvo de la
distancia.

       6

Cuando tú te
fuiste leíamos
a Machado,
a Vallejo,
con fervor
descubrimos a
Darío,
Hölderlin
nos lo dio
a leer Carlos
Espinoza,
Juan Ramón
nos alegraba
y sonreía.
Hoy Juan
Ramón yace
olvidado,
Darío es siempre
un poeta lo sé,
pero ya no
me
toca.
Conservo,
(seguramente
también tú)
vivo a Vallejo
y a Machado,
pero hay
otros que
surcan mi
cabeza,
otros que
bajan en las
noches a
tocar la ventana
de mi cuarto.

       7

Poco te recuerdo:
Sin embargo ahora,
quiero elevar un
canto enorme de
palomas y
cantar a tu
regreso,
que
presiento
durará un
tiempo.
Dos años
ya es mucho,
mucho tarda tu
retorno.


EL RIO

 1 

 Yo soy un río, 
 voy bajando por 
 las piedras anchas, 
 voy bajando por 
 las rocas duras, 
 por el sendero 
 dibujado por el 
 viento. 
 Hay árboles a mi 
 alrededor sombreados 
 por la lluvia. 
 Yo soy un río, 
 bajo cada vez más 
 furiosamente, 
 más violentamente 
 bajo 
 cada vez que un 
 puente me refleja 
 en sus arcos. 

  2 


 Yo soy un río 
 un río 
 un río 
 cristalino en la 
 mañana. 
 A veces soy 
 tierno y 
 bondadoso. Me 
 deslizo suavemente 
 por los valles fértiles, 
 doy de beber miles de veces 
 al ganado, a la gente dócil. 
 Los niños se me acercan de 
 día, 
 y 
 de noche trémulos amantes 
 apoyan sus ojos en los míos, 
 y hunden sus brazos 
 en la oscura claridad 
 de mis aguas fantasmales. 

 3 

 Yo soy el río. 
 Pero a veces soy 
 bravo 
 y 
 fuerte 
 pero a veces 
 no respeto ni a 
 la vida ni a la 
 muerte. 
 Bajo por las 
 atropelladas cascadas, 
 bajo con furia y con 
 rencor, 
 golpeo contra las 
 piedras más y más, 
 las hago una 
 a una pedazos 
 interminables. 
 Los animales 
 huyen, 
 huyen huyendo 
 cuando me desbordo 
 por los campos, 
 cuando siembro de 
 piedras pequeñas las 
 laderas, 
 cuando 
 inundo 
 las casas y los pastos, 
 cuando 
 inundo 
 las puertas y sus 
 corazones, 
 los cuerpos y 
 sus 
 corazones. 


 4 


 Y es aquí cuando 
 más me precipito 
 Cuando puedo llegar 
 a 
 los corazones, 
 cuando puedo 
 cogerlos por la 
 sangre, 
 cuando puedo 
 mirarlos desde 
 adentro. 
 Y mi furia se 
 torna apacible, 
 y me vuelvo 
 árbol, 
 y me estanco 
 como un árbol, 
 y me silencio 
 como una piedra, 
 y callo como una 
 rosa sin espinas. 


 5 

 Yo soy un río. 
 Yo soy el río 
 eterno de la 
 dicha. Ya siento 
 las brisas cercanas, 
 ya siento el viento 
 en mis mejillas, 
 y mi viaje a través 
 de montes, ríos, 
 lagos y praderas 
 se torna inacabable. 


 6 

 Yo soy el río que viaja en las riberas, 
 árbol o piedra seca 
 Yo soy el río que viaja en las orillas, 
 puerta o corazón abierto 
 Yo soy el río que viaja por los pastos, 
 flor o rosa cortada 
 Yo soy el río que viaja por las calles, 
 tierra o cielo mojado 
 Yo soy el río que viaja por los montes, 
 roca o sal quemada 
 Yo soy el río que viaja por las casas, 
 mesa o silla colgada 
 Yo soy el río que viaja dentro de los hombres, 
 árbol fruta 
 rosa piedra 
 mesa corazón 
 corazón y puerta 
 retornados, 


 7 

 Yo soy el río que canta 
 al mediodía y a los 
 hombres, 
 que canta ante sus 
 tumbas, 
 el que vuelve su rostro 
 ante los cauces sagrados. 


 8 

 Yo soy el río anochecido. 
 Ya bajo por las hondas 
 quebradas, 
 por los ignotos pueblos 
 olvidados, 
 por las ciudades 
 atestadas de público 
 en las vitrinas. 
 Yo soy el río 
 ya voy por las praderas, 
 hay árboles a mi alrededor 
 cubiertos de palomas, 
 los árboles cantan con 
 el río, 
 los árboles cantan 
 con mi corazón de pájaro, 
 los ríos cantan con mis 
 brazos. 


 9 

 Llegará la hora 
 en que tendré que 
 desembocar en los 
 océanos, 
 que mezclar mis 
 aguas limpias con sus 
 aguas turbias, 
 que tendré que 
 silenciar mi canto 
 luminoso, 
 que tendré que acallar 
 mis gritos furiosos al 
 alba de todos los días, 
 que clarear mis ojos 
 con el mar. 
 El día llegará, 
 y en los mares inmensos 
 no veré más mis campos 
 fértiles, 
 no veré mis árboles 
 verdes, 
 mi viento cercano, 
 mi cielo claro, 
 mi lago oscuro, 
 mi sol, 
 mis nubes, 
 ni veré nada, 
 nada, 
 únicamente el 
 cielo azul, 
 inmenso, 
 y 
 todo se disolverá en 
 una llanura de agua, 
 en donde un canto o un poema más 
 sólo serán ríos pequeños que bajan, 
 ríos caudalosos que bajan a juntarse 
 en mis nuevas aguas luminosas, 
 en mis nuevas 
 aguas 
 apagadas. 


UNA PIEDRA

  Piedra fría, 
  solenme piedra 
  ¡si pudieras hablar 
  en mi costado, 
  si pudieras cantar en 
  tu vertiente! 
  Si desembocaras en un 
  ancho río, 
  Y trajeras la paz al 
  mundo entero, 
  al cantarte en tus 
  aguas destiladas, 
  alma serías en mi 
  frente oscura, 
  brazo serías 
  de mi antigua 
  cabellera. 


SOLO

 En las montañas o el mar 
  sentirme solo, aire, viento, 
  árbol, cosecha estéril. 
  Sonrisa, rostro, cielo y 
  silencio, en el Sur, o en 
  el Este, o en el nacimiento 
  de un nuevo río. 
  Lluvia, viento, frío 
  y azota. 
  Costa, relámpago, esperanza, 
  en las montañas o en el 
  mar. 
  Solo, solo, 
  sólo tu sola risa, 
  sólo mi solo espíritu, 
  solo 
  mi soledad 
  y 
  su 
  silencio. 


 MI CASA


 1 

  Mi cuarto es una 
  manzana, 
  con sus 
  libros, 
  con su 
  cáscara, 
  con su cama 
  tierna para 
  la noche dura. 
  Mi cuarto es el 
  de todos 
  es decir, 
  con su 
  lamparín que 
  me permite reir 
  al lado de Vallejo, 
  que me permite ver 
  la luz eterna de 
  Neruda. 
  Mi cuarto, en 
  fin, 
  es una 
  manzana, 
  con sus libros, 
  sus papeles, 
  conmigo, 
  con su 
  corazón. 

 2 

  Por mi ventana nace 
  el sol casi todas 
  las mañanas. 
  Y en mi cara, 
  en mis manos, 
  en el dulce 
  clamor de la luz pura, 
  abro mis ojos entre la 
  noche muerta, 
  entre la tierna 
  esperanza de 
  quedar vivo un 
  día más, 
  un nuevo día, 
  para 
  abrir los 
  ojos ante la 
  luz eterna. 


 UNAS COSAS

  Mariposas, árboles 
  calles angostas y 
  venideras, ¡cómo decirles 
  que a la hora del crespúsculo 
  sus ramas vivideras volverán 
  a crujir en la tormenta! 
  Si en la noche 
  remontaran el más ancho río, 
  ¡cómo negarles su candor 
  sangriento, 
  su pecho claro 
  esclarecido! 
  Mariposas, árboles en la 
  tormenta, en el río claro 
  merced vuestras alas al 
  ruidoso viento 
  que entre los dos saldrá 
  la madrugada.