Ya estaba tardeando cuando salieron del pueblo. Yo me quedé.
Los vi alejarse lentamente, como una procesión. Mucha gente que
yo conocía se fue con ellos, aunque no por su voluntad porque bien
muertos que iban todos: mi hermana sin zapatos y mi padre sin cabeza porque
aquí la dejó tirada, mirándome con esos ojos espantados,
pero que no me miraban a mí, que veían detrás y al
mismo tiempo delante mío.
Vi también la pierna de doña Sofía, mi vecina,
con sus medias apretadas. Para entretenerme, me puse a buscar con los ojos
la otra pierna, el cuerpo, la cabeza. No encontré nada. En cambio
sí vi lo que quedaba de don Guadalupe, el de la tienda, que levantaba
el brazo huesudo como pidiendo limosna.
De mi hermano Fidel sólo encontré el sombrero junto
a un pie que no reconocí.
Sí. A los demás se los llevaron ¡sabrá
dios para qué! Yo no les pregunté porque no salí nunca
del barril adonde me metí cuando mi padre descubrió mis amoríos
con ese revolucionario de bigote ancho y ojos tristes. Te voy a matar,
me escupía con el machete en alto. Y ya ve usted que el que resultó
difunto fue él. Desde mi barril los oí llegar, a él,
mi dizque novio y a sus amigos, gritando y echando bala. Hasta acá
llegaban los alaridos de mi madre llamándonos a mi hermana y a mí,
pero yo de taruga salía, al contrario, más me encogí
en mi escondite. Mi hermana sí salió y la agarraron, la golpearon,
le rompieron la ropa y ahí mismo, delante de todos, la perjudicaron.
Mi hermano Fidel vino que a defenderla; pero ¡pobre!, qué
podía él, con su machetito mellado contra tamaños
pistolones.
Al rato se calmó la cosa, a lo mejor porque ya no quedaba
nada que matar por ahí. O a lo mejor porque ya estaba tardeando,
el chiste es que por fin se fueron. Pero no iban solos, porque yo clarito
alcancé a ver a una viejita enlutada y con la cabeza cubierta que
le pedía a mi dizque novio que la llevara con él. Con trabajos
la montaron y ella, la muerte, se recargó con todo su peso sobre
los hombros y espero que también sobre la conciencia de ese hombre
que a fin de cuentas ni era tan guapo.