Ya parece que le iba yo a decir a Pancho que ya estaba bien de
tanto chamaco. Yo creo me mata. Aquí se conocen los hombres por
eso, por tener siempre a la vieja de encargo.
Y ahí están, uno y otro y otro y uno que llora
y otro que quiere comer. Chonita me decía que en la clínica
nos resolvían el problema, nada más había que llevarlo.
Pero ya parece que se iba a dejar meter mano ahí ¡qué
esperanza! Es por eso que no le pregunté, es por eso que me acerqué
despacio a donde dormía la borrachera y con las tijeras de la cocina
se lo tomé como si fuera pesquezo de pollo y yo solita, sin salir
de casa, le hice la vasectomía esa que decía Chonita.