Luego de seis años de ausencia, la artista plástica Johanna Hamann vuelve a las andanzas. Presenta un grupo de expresivas piezas que nos hablan de un tema tan antiguo como el hombre mismo: su compleja condición.El eros y el tanatos son dos instintos que conviven en las esculturas de Johanna Hamann, se convierten en forma y contenido que se yergue en sus imponentes trabajos. La artista se instala en esta dicotomía, muy vívida por cierto, y la conduce por el cauce de su creatividad que atraviesa su propio cuerpo como los elementos punzantes que diseccionan la figura humana de sus piezas. No es que este ser humano se haya inmunizado contra el sufrimiento, sólo parece haber asumido la presencia de estas fuerzas contrapuestas que habitan o permite que se desarrollen internamente.
Estas piezas parecen ser las respuestas abiertas a esta condición virtualmente eterna — mientras se tiene conciencia de ella —. Esa responsabilidad o necesidad de evidencia de esta experiencia, es la que se encuentra profundamente expresada en el lenguaje de Johanna; la sensibilidad que se resguarda de la agresividad externa, la agresividad interna que se convierte en miembros deformados que van siempre junto a la voluntad de luchar, a la firmeza de los pies sobre la tierra o del esqueleto altivo que finalmente se afirma a pesar suyo.Sobre la artista el crítico Francisco Tola de Habich señala: "El arte de Johanna Hamann participa dialécticamente de dos principios sin comprometerse unilateralmente con ninguno de ellos. Dos pares de opuestos (idealidad y realidad; materia y espíritu; libertad y opresión; destrucción y creación) que podrían contraponerse planteando una estética de la dualidad y sus dramáticos conflictos. Sin embargo, este esquema conceptual aunque se aproxime, no logra abarcar aspectos esenciales de su exhaustivo trabajo. Sobre todo en lo que se refiere a la creación de obras de arte (válidas por sí mismas) donde la sensibilidad, la imaginación y un sentimiento trágico de la realidad interactúan, en el sentido de proponer una respuesta concientizadora, una actitud creativa y sensible ante el sufrimiento, ante los antagonismos inherentes y externos que caracterizan nuestra existencia actual". Con todo ello queda descrita en esencia la característica de su obra dueña de una plasticidad y temperamento que sólo es posible apreciar en vivo y en directo.
(De Sí. Revista de Actualidad, Año 5, N° 247, 11 de noviembre de 1991, p. 39)
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
|
|
|
|
|
|
|
|
|