Yo me voy pa' La Habana
Luis E. Lama
De todas formas se pudo hacer una selección más
rigurosa para la Bienal
Una de las muestras de mayor interés
que ha presentado la galería de Banpeco es la selección peruana
que nos representará en la segunda Bienal de La Habana. Ha sido
un acierto de Franco Vella, director de la galería, programar esta
exhibición porque son muy escasas las oportunidades que tenemos
de apreciar qué y quiénes nos representan en el exterior.
Este hecho, que aparenta importar poco al INC — cuya imagen de estulticia
poco ha hecho su actual director para borrar — ha determinado que las bienales
se conviertan en una suerte de botín para los que viven en el exterior.
Esto ha determinado que quienes deciden permanecer en el país pocas
veces tengan la oportunidad de representarnos en este tipo de evento. Si
lo de La Habana constituye una excepción es porque desde Cuba han
enviado a un representante para que seleccione a los participantes. Y este
procedimiento, si bien asegura un beneficio a nuestros artistas residentes,
no suele dar resultados muy coherentes, ya que se requiere un mayor conocimiento
de nuestra plástica para hacer una selección más correcta
que la hecha por el visitante cubano. El conjunto resultante es una mezcla
poco menos que alucinante de tendencias, disciplinas y generaciones que
constituye una verdadera ensalada artística. Se podrá aducir
que esta poco ortodoxa selección es el resultado de una visión
no contaminada por los mitos de la plástica peruana y que tiene
la ventaja — que es necesario reconocer — que por primera vez se ha dado
oportunidad a tan amplio número de artistas para mostrar su obra
en el exterior. Sin embargo, la participación es sumamente desigual.
Por eso cabe esperar que la valiosa presencia en La Habana de Alfonso Castrillón
— uno de nuestros más respetables teóricos — pueda aclarar
este confuso panorama. Quizás lo que permanezca en la memoria al
final del recorrido sea, principalmente, el trágico vigor de Johanna
Hamann, cuya energía es de tal magnitud que bastaba enviar solamente
su escultura para que el Perú hubiera tenido una óptima participación.
El resto, a pesar de algunas notables cualidades, queda minimizado por
el poder de excitación de esa piedra en permanente putrefacción
que constituye el esqueleto de Hamann. En esta suerte de confrontación,
y creemos que esta ha sido una forma de confrontarse, es donde se puede
apreciar más nítidamente quiénes son aquellos privilegiados
que trascenderán la futilidad de un evento. Y Johanna Hamann, nítidamente,
es de esas pocas privilegiadas.
...
(De Caretas, N° 913, Sobre Arte, 14 de julio
de 1986, pp. 64-65)
|
|
 |
|
|
|
|
BIOG
|
EXP0
|
OBRA
|
ESCR
|
CATA
|
CRITI
|
BIBLIO
|
If you have comments or suggestions, email me at mamd@iname.com
This page hosted by
Get your own Free Homepage