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"Johanna Hamann trabaja ahora figuras en las que lo visceral y lo óseo se sostienen en un juego de tensiones que se debilitan hasta lo mínimo, a fin de llegar al borde mismo sin ceder a la descomposición". Tal el comentario de Fietta Jarque, citado en el catálogo de la muestra de esculturas que Johanna Hamann expone actualmente. Es un comentario preciso.Los cuerpos de Hamann parecen luchar desesperadamente contra la desintegración. La artista cree, como ya lo han dicho algunos críticos, que hay una esperanza de vida en su obra. Si esa esperanza existe, es porque sus seres se aferran a la existencia, acaso sabiendo que su esfuerzo es inútil, oponiéndose a esa fuerza inmensamente superior que los quiere aniquilar.
Con Johanna Hamann conversó nuestro diario. "Me considero una escultora realista. No creo sinceramente que lo mío sea abstracto. En mis obras siempre hay figuras reconocibles".
En tus muestras individuales el cuerpo ha sido siempre un motivo.
Es que creo que el cuerpo en mis esculturas funciona como un puente hacia el espectador.
¿Qué papel tiene el dibujo en tu obra?
Para mí lo más importante es la escultura. Creo que el dibujo me aclara posibilidades de forma.
¿Tienes la posibilidad de ‘corregir’ cuando trabajas esculturas?
Existe la posibilidad de corregir siempre y cuando esa corrección esté dirigida a que la forma plasme la sensación que es el motivo de la creación de la escultura.
¿Sería que en tu obra hay algo de sueño?
Puede ser que encontremos algunos elementos inconscientes. Eso es natural, sin embargo, lo que prima es un proceso consciente.
¿Cuando empiezas a trabajar tienes claro el resultado de la escultura?
Lo que tengo claro es la sensación. La forma, el producto final puede cambiar. Pero esa sensación de lo que quiero comunicar lo llevo hasta el final de la creación.
Finalmente, una pregunta de rigor, ¿Qué opinas de la situación de los escultores en nuestro medio?
Evidentemente es mucho más fácil vender pintura que escultura. Yo hago esculturas por vocación y siento un compromiso por hacerla.
(De El Comercio, Sección Cultural, ... , p. C2)
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