Al principio del aire
página literaria
POESÍA
amanuense
SOBRE EL OFICIO DE LAS LETRILLAS
Cristián
Cuando el corazón palpita
en el pecho del poeta
como una paloma inquieta
que en cautiverio se agita,
mientras el tiempo transita
por las venas de la noche,
como en tono de reproche
el estómago porfía
que, aunque en versos se derroche
no se vive de poesía.
El escritor, siendo humano
necesita de sustento
(la musa, sin alimento
adquiere aspecto mundano)
y así ha de alquilar la mano
para prosaicos deberes,
y entre profanos quehaceres
callar con melancolía
que, aunque abundante en placeres
no se vive de poesía.
El trabajo calza y viste
y asegura la pitanza:
el verso es sólo esperanza
de la razón que le asiste
y, aunque escribir bien reviste
apariencia de trabajo,
lo escrito vale un carajo
si seguridad se ansía
pues, si se vive a destajo,
no se vive de poesía.
Es buen bardo quien resiste
los calambres intestinos
y en sus versos peregrinos
con desprendimiento insiste;
porque ante una paga triste
y un editor majadero,
no se puede ser ligero
si es la vida una elegía
y es que, para ser sincero,
no se vive de poesía.
® Cristián
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