Sergio Bazán

bahía blanca, del 26 de julio al 25 de agosto de 1996.

 

 

 

 

 

 

 

 

Los signos musicales, como los ideogramas chinos, poseen tal plasticidad que dan la impresión de ser la sutura poética que enlaza la música con la pintura. Tal vez por ello palabras como timbre, tono o estridencia satisfagan las reseñas de ambas artes. En las obras de Sergio Bazán, figura y fondo se entrecruzan. En una primera mirada la partitura da la impresión de ser la figura, deviene por instantes soporte racional de lo que en la misma instancia pareciera ser el fondo. La emoción que hace brotar del silencio a la música se desgrana en los compases bajo el rigor de la matemática. Así como la tensión entre figura y fondo entretejen la trama plástica, la razón y la emoción se entrelazan constantemente en el espíritu del hombre sin que uno y otro predominen. A través de la música de Mussorgsky , Bazán reedita, con la sensibilidad de fin de siglo, los cuadros que contempló el compositor ruso.

Luis Sagasti

 

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