Daniel García
bahía blanca, del 17 de mayo al 16 de junio de 1996.
Daniel García
bahía blanca, del 17 de mayo al 16 de junio de 1996.
La tarea silenciosa del tiempo es el eje en torno al cual gira la propuesta de Daniel García.
Enfatizado a partir de algunos íconos dispuestos con irónica distancia y de un riguroso tratamiento plástico, el tiempo no sobrevuela los rostros y los cuerpos sino que parece emerger de ellos.
A García no le interesan las causas de la caída del hombre en el tiempo, le basta señalar, a través de la imagen de la serpiente, su eterna repetición.
El acento está puesto en sus implicancias: el dolor, la degradación, el deterioro irremediable. Si el espíritu del hombre está condenado a habitar en un cuerpo, el artista intenta develar los mecsanismos ocultos de la degradacioón descubriendo su secreta arquitectura, como páginas de viejos manuales de anatomía.
Luis Sagasti.
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