Si un niño vive con estímulo, aprende a tener confianza en sí mismo.
Si un niño vive con aprobación, aprende a gustarse.
Si un niño vive con aceptación, aprende a encontrar amor en el mundo.
Si un niño vive con seguridad, aprende a tener fe en sí mismo y en quienes lo rodean.
Si un niño vive con amigabilidad, aprende a tener tranquilo el espíritu.

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