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La muy Ilustre y Venerable Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío de Ayamonte, frontera de dos devociones marianas de proyección internacional como son Fátima y Rocío, asume el importante papel de aglutinar los rocieros lusos y acercarlos a los pies de la Blanca Paloma.

La devoción que este pueblo marinero le tienen a la Reina de las Marismas, lo demuestra esta Hermandad Post-Conciliar, cuando, casi en su nacimiento, se lanza por senderos rocieros y hace el camino hacia el Santuario almonteño dejando atrás muchas leguas y vicisitudes, pero llena de ilusiones, alegrías y, sobre todo, fervor para la Madre de Dios.

La Hermandad leva anclas y pone rumbo hacia la Aldea Marismeña, dando testimonio de su buen hacer. Cuando hace su entrada en el Rocío, los aires marineros llenan de fragancia romera todo el recinto aldeano.

La Hermandad de Ayamonte inicia su camino mientras su gente le entona la

Señora,los cantares de su tierra.
Surcando va la carreta
por caminos polvorientos
entre las espumas blancas
y la brisa de los vientos.
Y cecean de sal las olas
en el Simpecado Divino
por caminos la carreta
entre olas de torbellino.

El camino de la Hermandad de Ayamonte ha sufrido durante la Romería del 96 una importante variación ya que hace un día mas de peregrinación al Rocío, saliendo el lunes en lugar del martes anterior a Pentecostés como era tradicional. La Misa de romeros, en la capilla del Socorro, marca el prologo al camino.

La comitiva comienza entonces un recorrido por las calles del pueblo, entre el fervor popular y la alegría generalizada. Algunas de las paradas más destacadas son en la puerta del Ayuntamiento, donde la Corporación Municipal hace una ofrenda floral al Simpecado; en la Comandancia de Marina donde se reza una salve marinera y el homenaje ante la Virgen del Pilar en el Cuartel de la Guardia Civil, que sirve de despedida a la localidad.

Ahora se dirige a Lepe donde llegará aproximadamente a las seis de la tarde, realizándose el tradicional hermanamiento con la Hermandad de Nuestra Sra. de la Bella. La acampada se realiza junto a las técnicas de riego, rezándose el Santo Rosario a las doce de la noche.

El día comienza con la Misa de Romeros, sobre las ocho de la mañana. Particular emoción reviste el encuentro con la Hermandad de Cartaya, y una vez pasada esa localidad se enfila la carretera forestal hasta que acampe en la Rábida, lugar donde se hace la noche, realizándose las mismas actividades que en la noche anterior. También todos los días, a las doce de la mañana , la Hermandad hace una parada en el camino para rezar el Angelus a la Blanca Paloma y reponer fuerzas..

Durante el tercer día la comitiva coge el camino de Moguer hasta llegar a Cabezudos donde pernocta. El jueves, la tradicional misa de Romeros se retrasa hasta las nueve y media de la mañana, esperando a los romeros que hacen en autocar parte de la ruta.. Se emprende , por fin, el camino entre las arenas, entre sudor, alegría y cante, hasta llegar al Rocío sobre las siete y media de la tarde en medio del fervor popular.

Ya en la Casa hermandad se coloca el Simpecado en su capilla, se reza una salve para agradecer a la Señora que el camino ha transcurrido sin accidentes.