Señor juez:

No culpo a nadie de mi muerte. Me quité la vida porque en dos días más no sabría quien soy en este valle de lágrimas. Verá señor juez:

Tuve la desgracia de casarme con una viuda. Ésta tenía una hija (de saberlo nunca me hubiera casado). Mi padre, que también era viudo, se enamoró y se casó con la hija de mi mujer, de tal manera que mi mujer era suegra de su suegro, mi hijastra se convirtió en mi madrastra. Ella trajo al mundo un varón que era al mismo tiempo mi hermano, de manera que yo era su abuelo, por ser el nieto de mi mujer.

Con el correr del tiempo mi esposa trajo al mundo un varón, que además de nieto, era hermano de mi padre; por lo tanto cuñado de mi madre y tio de su hijo; mi madre era suegra de su propia madre y mi padre es mi hijo, porque yo soy abuelo de su hijo. Mi padre y mi hijo son hermanos, mi hijo es mi tío, mi mujer es mi abuela, por ser madre de mi padre, y, como yo soy esposo de mi abuela, yo soy mi propio abuelo.

¿Comprende señor juez por qué me suicido?