Historia de los Carnavales


Los Carnavales, para muchos panameños, es la celebración de mayor importancia dentro del
calendario festivo de nuestro país.

Se considera el origen de este acontecimiento a un festival pagano para agradecer la fertilidad,
y que los antiguos egipcios ofrecían a la diosa Osiris, año tras año, luego que el Nilo volvía
a su cauce natural después de depositar el rico sedimento que nutrió las tierras de esa remota
civilización por más de cuatro mil años.

El carnaval alcanzó sus más altos niveles de conducta licenciosa durante las famosas Bacanales
de Roma -fiesta de tres días para honrar al dios Baco y sus vinos- hasta su prohibición por el
imperio en el año 186 antes de Cristo. Las Saturnales -verbenas dedicadas al poderoso Saturno-
tenían como punto principal la igualdad entre las diferentes castas sociales que componían el poderoso territorio.

Juntos, y en la misma mesa, amos y esclavos departían las mejores viandas en un ambiente de
homogeneidad y diálogo solo permitido durante los días que durase el convite. La esencia del
carnaval romano -aligeramiento temporal de las presiones sociales y religiosas- fue asimilado
por los practicantes de la fe católica. Tras muchos años de modificaciones e injerencias de la
Iglesia, se adoptó la costumbre de celebrarlo -festejo también ligado al ciclo lunar- cuatro días
antes de que se iniciara la Cuaresma.

Considero que los panameños gobernados le hemos dado la importancia que tiene por ser buena
vía de escape a la gran cantidad de problemas e interrogantes que a diario nos aquejan. Los otros
panameños, esos que nos gobiernan, la utilizan como válvula para aliviar las decisiones impopulares
que con frecuencia adoptan y cortina de humo para no hacerle frente a posturas ambiguas que
no terminan de definir.