VELAS



El uso de las velas es tan inocente como poderoso, por eso se emplean en variadas ocasiones, en rituales sociales, religiosos, para cautivar un ambiente, para crear una atmósfera romántica. Las encendemos por un agradecimiento, las encendemos para un pedido.

Si nos remontamos a las sagradas escrituras, en el Génesis, vemos que la luz fue creada al cuarto día para dar lugar a la fundación de la materia Viva sobre la Tierra, de tal forma que antes de la luz todo era barbarie, un mundo vacío y sin forma.

Al ser creado el hombre y recibir el conocimiento de la luz, comenzó a vivir una época dorada hasta que Lucifer (para los católicos) o Prometeo (en la mitología griega), le enseñó el uso del fuego, encontrándose el hombre y su libre albedrío, con la posibilidad de distinguir el bien y el mal. De tal forma que esta luz de la vela en el mundo mágico, en el mundo espiritual, es en parte el simbolismo de ese fuego original. Y es así que a lo largo de la historia, el hombre siempre ha reconocido al fuego como una manifestación divina y sabe en su interior, en forma inconsciente, que ese fuego es la puerta que ha de abrirle el sendero hacia la iluminación.

Para encender una vela, tendríamos que tener en cuenta el cómo prenderla, cuando prenderla y para qué prenderla.


La vela blanca: Es el tono representativo de la pureza. Es el común denominador de todos los colores. Tiene el poder de purificar el organismo en general, aunque sus efectos se marcan más en el estómago y el sistema linfático.

La vela roja: Está íntimamente vinculada con los conceptos varoniles. Este color se corresponde con el de la sangre y envuelve cierta morbosidad por lo que lo hace más fascinante y agresivo. Es la combinación del azul y el amarillo, fuente creadora de los demás colores. Envuelve la vitalidad, la acción, la energía, el deseo de conquista. Evita accidentes y toda violencia que puedan ser dirigida hacia nosotros.

La vela amarilla: Simboliza el comercio, el dinero, las transacciones comerciales. Estimula nuestra capacidad de maniobra, nos ayuda a contornar los obstáculos que se nos presentan. Su protección se extiende también al aparato reproductor de ambos sexos.

La vela azul o celeste: Está estrechamente ligada al plano emotivo, a nuestra imaginación, nuestro intelecto, nuestras artes, nuestra creatividad, nuestra fluidez oral. Es utilizada para reforzar nuestra entereza mental, evitar depresiones o cuadros de ansiedad.

La vela verde: Es la perseverancia, el sentido de la responsabilidad, la salud, la naturaleza.

Cuidará de nuestra estructura ósea, nuestra piel. Estimula nuestra longevidad.

 

**********************