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Raúl SANTOS
Pintor,
nacido en Madrid, en 1946.
Formado junto a su padre Fermín Santos,
y magistralmente abierto al arte desde su atalaya
de Sigüenza, ciudad episcopal en la que vive
y a la que dedica sus mejores pinturas,
de raigambre clásica, naturalista,
llenas de color y vibración.

Raúl Santos en Sigüenza
por Antonio
Herrera Casado
en Glosario Alcarreño, Tomo II, 1976
RAÚL
SANTOS es
quien ha desmenuzado, piedra por piedra, mirada por
mirada, la ruta inacabable del urbano latir seguntino. En
su querencia de orfebre de la pintura, en ese aleteo
apasionado de sus manos, detrás de las retinas, por
colocar en su justo lugar no sólo la piedra, el color de
una distancia, el redondo entorno de una plaza, sino cada
uno de sus rincones. Los más humildes, los más
frecuentados, las posturas de universal valor artístico,
los pozos henchidos de historia, las tertulias en la
Alameda, las ruedas abrasadas de las trillas, y hasta un
sonar de campanas, un oler de sabinas quemadas, un
redulzor de yemas se cuelan en sus pinturas. Está
Sigüenza toda, más que nunca con amor tratada, en los
óleos de Raúl Santos.
PRIMEROS
PREMIOS
Certámenes (Concurso Internacional de Dibujos
Infantiles, 1952).
Certámenes Juveniles de Arte.
Premio Especial de Paisaje Salón de Tinell (Barcelona).
Primer Premio Exposición de Tetuán.
Primer Premio Pintura Palacio de Comunicaciones de
Madrid.
Medalla de Oro Salón de Arte de Puertollano (1970).
Finalista bienal de Blanco y Negro (1976).
Primer Premio Pintura Rápida en Teruel.
Medalla de Bronce Concurso Príncipe de Asturias. Casino
La Unión. Segovia.
Mención de Honor Ayuntamiento de Madrid. Exposición de
San Isidro (1986).
Primer Premio Excmo. Ayuntamiento de Getafe
Primer Premio Asociación Vivir en Getafe (Lía
Exposición Animales en el Arte-1988).
Medalla Antonio Casero (XXVII Certamen San Isidro. Ateneo
de Madrid, 1990).
Primer Premio Pintura-Villa de Almonacid (Guadalajara,
1990).
Segundo Premio Pintura Ejército del Aire (1996).
EXPOSICIONES
INDIVIDUALES:
Galería Miqueldi (Bilbao):
Feria Internacional de San Antonio (Texas).
Galería Bernardi (Washington).
Galería Barbizón (Nueva York) (tres).
Galería Quixote (Madrid).
Galería Naharro (Zaragoza).
Galería TAS (Segovia).
Galería Heller (Madrid).
Sala de Arte del hotel Meliá Castilla (Madrid).
Instituto de España en Londres (Inglaterra).
Galería Ausaga (León) (tres).
Excmo. Ayuntamiento de La Coruña.
Salones del Excmo. Ayuntamiento de Sigüenza (Plazuela de
la Cárcel) (siete).
Parador Nacional Castillo de Sigüenza (trece).
Caja de Ahorros de Alicante y Murcia (Jumilla).
Galería S'Art (Huesca).
Galería Rembrandt (Madrid).
Galería Ausaga-Durán (León).
Galería Monticelli (Gijón).
Galería Zúccaro (Madrid).
Galería Mayte Muñoz (Barcelona).

Raúl
Santos, fundidor de sueños
por Antonio
Lobato Javierre
en el Programa de su Exposición de 1997
Me he permitido, mejor
dicho, tomado, la libertad o tal vez atrevimiento de
llamar a esta exposición como "El cultivo de la
nostalgia", singular, genuina y auténtica
colección de pintura sobre la cual la añoranza descansa
y reposa y, donde las pinceladas de los cuadros de Raúl
no se encuentran afectadas por la intervención del
tiempo. En el viaje pausado a través de la obra de Raúl
que el visitante haga, aquí no valen las prisas, es, al
menos en este caso, una aproximación romántica al ser
humano, repleta de sensibilidad y melancolía.
Raúl es un pintor de espacios y paisajes ensortijados,
en el que las imágenes y el paisanaje de la dorada y
asalmonada Sigüenza, «Ciudad a la que hay que pararse
cuándo se va en tránsito de la vida al mas allá»,
muestra su más profunda expresión de creación y
emotividad mediante el dominio de la luz y el encaje de
una perspectiva repleta de filosofía estética y
estática.
Espacios plásticos donde se desarrollan y manifiestan
acontecimientos en toda su autenticidad, unas voces
populares y otras voces íntimos y personales. Son el
mismo tiempo, espacios virtuales en los cuales se
desenvuelve el exterior d Ola vida de las personas que
han llegado a formar parte de su pintura, al haberse
introducido deliberadamente con el consentimiento del
pintor, en sus cuadros e incardinarse en ellos.
Y abundando aún más, el concepto
académico y purista que se pueda tener de la belleza, se
aprecia en esta exposición en la que Raúl y su hermano
Antonio son, además, herederos de la relación plástica
de su progenitor. Y ha tenido que ser Raúl quien
manejando colores y pinceles, paleta y evocación, lienzo
y cariño sabiamente combinados, la exactitud y el
encanto, por donde pausadamente circula la emoción y la
nostalgia haciendo que el sueño y la fantasía se
transforme en realidad tangible e imperecedera.
La luz a sus cuadros siempre llega desde la altura exacta
y justo punto, y que después se arroja para verterse
sobre los motivos representados y, desvaneciéndose llega
hasta nuestros ojos. Son sublimes relámpagos de color
que sin deslumbrar nos dan una llamada a la atención.
Son estallidos de aletargadas y dormidas imágenes, donde
el entorno se transforma en una inconclusa aventura
humana que hierve y borbota en el crisol de la estética
para después evaporarse y entrar en cada uno de
nosotros.
En la obra de Raúl todo se ha colocado, mejor dicho,
situado en su justo sitio y lugar, sin ocupar posiciones
protagonistas o predominantes, pero que nos atrae la
atención. Allí la geometría de las infinitas formas
encuentran su acomodo y aposento, para que el visitante,
pensativo espectador, haga un viaje a través del mundo
de la imaginación y el deseo.
El espacio trasladado a las dos dimensiones que solo
admite un cuadro, adquiere una tridimensionalidad que,
con el concurso y la colaboración de la imaginación del
espectador' hace que se incorpore la cuarta' el tiempo,
únicas coordenadas que percibe el ser humano y que le da
la verdadera magnitud de su existencia. Por ello, la obra
de Raúl nos recrea, es decir, vuelve a crear aquellos
espacios urbanos, rurales, campesinos o naturales que una
vez percibidos permanecerán en nosotros a perpetuidad.
Desconocemos que piensa el pintor en su recogimiento y en
el silencio de su estudio, pero tengo la sospecha que
tras cada pincelada, trazo y en cada composición, lo que
pretende es, mediante un paseo visual y estético,
siguiendo una secuencia encadenada de destellos, de
imaginación, talento y creatividad, llevarnos a donde
reposemos y podamos comprender y meditar nuestras
inquietudes. Lugar, espacio o estado de ánimo que solo
la sutileza del creador es capaz de conseguir.
Creo que esto es la obra de Raúl.
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Herrera Casado - Guadalajara
aache@redestb.es - 25 Agosto 1997
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