Y SONORO, EL TELÓN RUGIÓ.
Por: adriano numa.
In memoriam José Antonio Alcaraz (1938-2001)     
La web de LOS MISERABLES.

La música, en Los Miserables, constituye el vehículo idóneo para que las palabras del dramaturgo y poeta francés Víctor Hugo (1802-1885), viajen sin mayor escala desde los filtros de la razón a la entraña misma de la emotividad.

Cada melodía amplifica los valles de este discurso beligerante y apasionado. La crítica valerosa de Víctor Hugo a la injusticia social que se vivía en la Francia de su tiempo, fue una constante en su quehacer literario que alimentó enemistades de alto rango y personajes excepcionales, su aguda exploración del espíritu humano en Los Miserables le ha valido un sitio privilegiado en la literatura universal y este dignísimo homenaje musicalizado por
Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil con letras de Herbert Kretzmer.

OCESA Entretenimiento ha creado una nueva era del teatro musical en México; joyas como Chicago o El fantasma de la ópera han seducido de igual forma a conocedores, legos y dilettantes. El placer por esta versión en español de Los miserables, se antoja inédito: La armonía acompaña a cada frase, los giros idiomáticos y “toques de color” parecen habitar la partitura desde su creación. El espectáculo fluye con la naturalidad que sólo conquistan el acucioso esmero y profesionalismo; las dos horas y fracción que dura este musical se cumplen en otra esfera; el goce divorcia al publico de la medida del tiempo.

Calificar de portento a esta obra no es una exageración romántica: Sobre el escenario que rota incesantemente, conviven complejas estructuras escenográficas, un nutrido ejército de actores / cantantes, pantallas retráctiles, proyectores, vestuaristas, maquillistas, utileros, una intrincada arquitectura lumínica y sonora que, junto con la orquesta, deben cumplir sus tareas en vital sincronía. Este engranaje espectacular -que envidiaría cualquier aristócrata del  pop- sirve para que el fruto de la genialidad del novelista francés, se paseé en traje de gala en el
Centro Cultural Telmex.

La entraña cautivadora de los personajes en esta historia reside en su determinación de conciencia: Si sueñan con la igualdad, están dispuestos a ofrendar su vida para obtenerla; si profesan algún amor, no esquivan el sacrificio; si se pretenden justos, lo serán hasta consigo mismos... La adversidad los ha colocado en posición de conocer su esencia y, en esta exploración impensada, como sucede a las bolsas de té al contacto con el agua hirviente, manará el verdadero contenido.

Con un elenco tan numeroso como encomiable y un listado kilométrico de créditos de producción, valga más este vigoroso aplauso para el deslumbrante conjunto que una omisión inmerecida. Y a fin de no perder el hábito de criticar, sólo objetaré que algunos textos escapan al oído por cuestiones técnicas y la perversión moderna de celulares en uso dentro de las salas, así que en imitación de las óperas, me permito sugerir el uso de supertitulajes en el cielo del escenario.

Definitivamente este montaje en México de 
Los miserables tendrá una lectura para cada espectador, pero su condición excepcional dará sin tregua a cada uno motivos de disfrute. ¡Larga vida para este prodigio!
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