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Revista Brújula Metropolitana. Ciudad de México 2007
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El Estado Policíaco.
Reproducimos a continuación un comentario del General José Francisco Gallardo R. sobre este tema, el cual nos llega por internet.
Política Editorial
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    Estado policiaco-militar
  José Francisco Gallardo Rodríguez
  generalgallardo@yahoo.com.mx
  Al presidente Calderón,
  al General Galván y al Congreso.
  En abril de 2002, el Pentágono creó el Comando Norte (Northcom) para la
  “defensa” de América del Norte, con el objetivo de que será responsable de la
  defensa interna estadounidense ante las “nuevas amenazas” surgidas de enemigos
  no convencionales. Pero además de Estados Unidos (EU) y Alaska, abarca Canadá,
  México, el Caribe, Cuba y aguas contiguas a los océanos Atlántico y Pacífico.
  Es decir, México queda incluido como zona geográfica de seguridad dentro de
  las estructuras de las fuerzas armadas estadounidenses.
  El Pentágono afirmó que el Ejército Mexicano no quedaría subordinado al mando
  militar de EU. El Comando Norte facilitará los nexos de militar a militar, sin
  que implique ningún tipo de sometimiento. Llanamente servirá para hacer más
  eficiente la cooperación para la seguridad y la coordinación militar –venta de
  equipo, entrenamiento castrense, etcétera. Se trata del famoso “tercer
  vínculo” anunciado en 1995 por William Perry –secretario de Defensa– bajo las
  barbas del general secretario Enrique Cervantes Aguirre y la plana mayor del
  Ejército en el Campo Militar Número 1.
  A su vez, cuando Washington definía los alcances administrativos del Comando
  Norte, la Secretaría de la Defensa Nacional afirmaba: el plan no implica
  ningún compromiso operativo o doctrinario para México, ni la integración de
  fuerzas combinadas o realizar operaciones militares en otros territorios”.
  A propósito del “tercer vínculo”, la dependencia militar de los ejércitos de
  la región se ha dado históricamente por las reuniones de jefes militares, por
  los programas de ayuda militar o venta de armas, por el entrenamiento de
  oficiales en las escuelas militares de aquel país, y por las maniobras
  militares conjuntas, entre otras. Lo que incluye ideología y doctrina.
  El Northcom, como caballo de Troya, será el mecanismo para penetrar y alinear
  a las fuerzas armadas mexicanas a los intereses expansionistas de EU. El
  Northcom junto con los restantes comandos del Pentágono, son el relanzamiento
  más militarista de la doctrina Monroe –América para los americanos–, para
  mantener a toda costa la hegemonía mundial: el mundo para los americanos. Si
  la Ley Patriota de EU supone la militarización de la sociedad. Su proyección
  al plano externo entraña graves riesgos a la soberanía de los países que
  quedan bajo el alcance geopolítico del Northcom, y para México en particular.
  El Comando Norte es la parte militar de un proyecto económico global que
  incluye el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el Plan
  Puebla-Panamá y el Área de Libre Comercio de las Américas, fortalecido a
  partir de 2005 con la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América
  del Norte (ASPAN), cuyo significado estratégico es la posesión y control del
  espacio geográfico como fuerza productiva, en el marco de la lucha de EU por
  retener la hegemonía mundial.
  A veces el imperialismo oculta sus intereses detrás de un lenguaje encubridor,
  en otras es claro. George W. Bush en 2002 expresó: somos una fuerza militar
  sin paralelo, tenemos el derecho de actuar en todo el mundo para imponer la
  economía de mercado y garantizar la seguridad energética y podemos atacar a
  quien consideremos una amenaza o a cualquier país que pueda convertirse en una
  competencia militar.
  Este “derecho” de actuar tiene objetivos concretos: eliminar la soberanía de
  los pueblos; defender a las transnacionales que van de la mano con la política
  de Washington; apropiarse de los recursos naturales y eliminar las leyes
  locales que impidan la explotación de los mismos; liberar aún más los
  mercados, etcétera.
  Se trata de desmantelar política, económica, social, jurídica, cultural y
  militarmente a los Estados del hemisferio para que los intereses del imperio
  puedan apoderarse de las fuentes de energía. Es un proyecto que abarca también
  la recolonización de nuestros conocimientos, de nuestras culturas, de nuestra
  propiedad intelectual y de los conocimientos ancestrales que poseemos como
  pueblos. ¿Globalización o anexión?
  Uno de los desafíos fundamentales que tenemos frente al avance del
  imperialismo en la etapa actual es quebrantar el imaginario social que tiende
  a la resignación, la desconfianza, la apatía, la fragmentación y apostar a
  procesos de articulación y organización, entre los cuales no es menos
  importante la necesidad de defender los recursos naturales que hacen a nuestra
  soberanía.
  Frente a la imposibilidad de imponer proyectos globales como el ALCA, el
  imperio recurre a otros métodos, menos totalizadores para avanzar en la
  imposición de sus intereses: los acuerdos bilaterales o multilaterales con
  algunos países como el ASPAN, el Plan Colombia y ahora el Plan México.
  Como de la misma forma tenemos derecho de actuar, debemos ir construyendo un
  plan estratégico de resistencia, que involucre no sólo a las regiones
  directamente afectadas por las políticas imperiales de apropiación de
  recursos; se hace necesario hoy más que nunca sensibilizar sobre el avance de
  la militarización y generar conciencia sobre la necesidad de responder al plan
  estratégico del imperio con la creación de alternativas populares que
  resguarden nuestros recursos de la entrega despiadada a que están sometidos
  por los gobiernos en turno. ¿Traidores?
  Por tanto, no es casual que el Congreso haya legislado una ley antiterrorismo,
  trate de anular la Ley de Neutralidad, que los poderes públicos sean sumisos a
  las imposiciones del exterior, y que el Ejército se transforme en fuerza
  policiaca, abdicando de su función constitucional como defensor de la
  soberanía para dejar allanado el camino para la anexión.
  No debemos caer en el simulacro histórico de que el capitalismo es puro
  progreso, un continuo indetenible de avances tecnológicos y políticos para
  beneficiar a la humanidad, más bien encubren y justifican un alud de
  destrucciones y mutilaciones de la vida social que tienen en el fascismo, es
  decir, en el estado de excepción que llega a hacer del terror social la fuerza
  que impulsa y reivindica el terrorismo de Estado, una ominosa configuración
  social que, bajo una democracia aparente, presiona cada vez más para
  convertirse en un estado generalizado de afirmaciones para apuntalar el poder
  del capitalismo moderno, o sea, la configuración de la estructura económica
  mundial depredadora, lo que no es otra cosa que especular incesantemente con
  el futuro del planeta y la civilización. Bajo esta lógica y obediente el
  gobierno a las políticas del exterior, nos encaminamos a un estado
  policiaco-militar fascista que lejos de defender la soberanía, la cede a los
  intereses del imperio; a ello se debe la militarización actual de la sociedad.   
brujula_metropolitana@hotmail.com