![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||
![]() |
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||
brujula_metropolitana@hotmail.com | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Revista Mensual. Año 3 num. 30. Diciembre de 2006. Ciudad de México | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||
![]() |
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||
![]() |
Inicio | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||
![]() |
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Política Editorial | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Luces de la ciudad | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Directorio | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||
RUMBEANDO. Registra abajo la programación de actividades de la cultura en la ciudad. Incluye domicilio. ANUNCIOS. Envía tu anuncio de 12 palabras para Anuncios de Ocasión. COMENTARIOS. Escríbenos tus comentarios. |
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Micrópolis: Tribulaciones Metropolitanas. Por Nahual |
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Colaboraciones | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Números Anteriores | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Caricatura de El Fisgón, de La Jornada | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Arribamos bastante calientitos al espíritu navideño y al cambio de gobierno. Tal vez sean pocas las ocasiones en las que nuestro país se encuentra tan agitado preguntándose cual será el devenir que le depara el futuro. Pareciera que los acontecimientos políticos actuales, que seguramente impactarán al resto de los ámbitos de nuestra sociedad, pueden enfilarse a dos posibilidades; y parafraseando los chistes de nuestros queridos colegiales, una es buena y una mala. Si bien nos va, estamos en el umbral de una época de reconocimiento efectivo de nuestras capacidades, limitaciones, conflictos y posibilidades que, por la vía de la verdad, del diálogo y la madurez de la fuerzas politicas mas destacadas de nuestro país, podrían llevarnos a un paulatino cambio en el que las necesidades de los diversos sectores de la población puedan encontrar una respuesta pertinente; originándose una paulatina reforma institucional dirigida a equilibrar el desarrollo de los distintos aspectos que conforman nuestra realidad, en la que se sume a la atención de las necesidades del mercado y de las inversiones la atención al empleo, a la educación, a la cultura, a la salud, a los derechos civiles, al desarrollo regional, etc. Podríamos empezar así a desenterrar al México indocumentado que subyace a lo largo del territorio nacional, y que no cuenta con carnet de identidad para ser reconocido por las televisoras, por el presupuesto, por los caciques, por los sindicatos charros, por la justicia, por las corporaciones trasnacionales y los monopolios, por el gobierno federal, por los por el gobierno de Bush y por muchos “factores” de poder real que han tomado “carta de naturalización” en las decisiones que nos atañen a todos nosotros. Estaríamos entrando a un momento más de grandeza nacional que resolvería los pendientes políticos pospuestos maliciosamente por el gobierno federal. Si mal nos va (¡ugh!), nos encontramos en el umbral de una época negra como vaso de cocacola, en la que el uso del poder podría descalificar sistemáticamente los reclamos de la población etiquetándolos como rebelión al status quo, y a partir de ahí encaminarse a un ejercicio público cercano a la Inquisión, desactivándolos al calor del garrote. Podríamos identificar algunos indicadores de ese cambio de ”política”. El primero de ellos ha ocurrido desde hace tiempo y consiste en el desconocimiento de las demandas y los hechos; baste el ejemplo de que, en tanto medio millón de mexicanos emigran al norte cada año por falta de oportunidades; en tanto Oaxaca se desmorona y la educación pública se ubica en el piso; mientras los hospitales no pueden con la demanda de enfermos y los “apilan” en los pasillos; mientras la corrupción campea en el gobierno federal y en sus decisiones y la justicia “ajusticia” a la población; Vicente Fox se jacta en las últimas semanas de que somos el país con mayor ingreso per cápita de Latinoamérica, y Francisco Gil se lamenta de que no pudimos aprovechar la “bonanza económica”. La negación de la realidad parece ser la esencia de la “política del avestruz”, tan sólidamente impulsada por el autor de la detestable frase de “ni los veo ni los oigo”. La realidad se define en los medios de comunicación, para los que la población aparece sólo detrás de las mallas ciclónicas que rodean los eventos que conforman al “México Democrático”. Un segundo indicador es el endurecimiento de la posición de los “poderes fácticos” (“mafias”, para el lector bien entendido) y el poder público ante los representantes y líderes populares, y particularmente ante el Congreso. Hasta hoy esta intolerancia hacia los pronunciamientos y acciones de ellos ha estado latente en el discuros de diversos actores oficiales y de la televisión, pero no ha podido irse en contra de ellos. La participación generalizada contra el desafuero, la respuesta popular ante la negativa de revisar los resultados electorales, la exigencia general a los medios de atender el derecho de réplica, los videos, volantes informativos y fotos que aporta la gente, la comunicación y difusión por internet entre la población, la discusión en las calles y en las tertulias, la decisión de participar de la ciudadanía; todo ello, ha impedido hasta hoy que los líderes de oposición y representantes en el Congreso se vean rodeados por accidentes, asaltos, enfermedades y delicadezas similares; sin embargo, ese recato no es característico de la intolerancia; por el contrario, ésta se sirve de la violencia subrepticia para desatar una espiral de agresión, en la que suelen combinarse los atentados con la descalificación vía la desinformación. Un tercer indicador es la recurrencia al uso de la fuerza. Poco a poco, la vida cotidiana se va tiñiendo de azul, gris o verde olivo, y poco a poco vamos incorporándo esos colores al “imaginario colectivo” (como dicen los sociólogos), como si fueran luces de semáforo que nos indican cuando agacharnos, cuando brincar, cuando saludar, cuando comer, etc.; para terminar respondiendo como uno de mis sobrinos cuando le preguntaron “¿de que color es el cielo?”, y contestó “gris”. No somos pitonizas para predecir el futuro y saber cual de las dos posibilidades ocurra, pero en esta circunstancia no puedo dejar de recordar un refrán de mi abuelita que ha causado exaltadas discusiones en mi casa ocasionando, incluso, una ruptura generacional: “piensa mal y acertarás”. Me niego a ser partícipe de esa posición porque me asumo en la actitud positiva y bien intencionada que encuentro en la mayoría de la gente, y me cuesta pensar que haya quien no se interese por el bienestar generalizado, pero la lengua de mi abuelita ha logrado mantenerme alerta y no confundir mis deseos con la realidad. No obstante la incertidumbre que nos causa el que la moneda está en el aire, y a partir de la experiencia que hemos vivido en el último año, hoy podemos confirmar y estar seguros de algo: la orientación de los acontecimientos la ha definido y la define la ciudadanía. La posibilidad de detener los intentos de imponer la violencia, la cooptación, el engaño, el saqueo y otros eventos similares reside en su fortalecimiento, y ahí reside también la posibilidad de cambiar el tipo de gobierno. La población ha salido a las calles buscando encontrar su lugar en la toma de decisiones que rigen su condición y bienestar, y el reto que enfrentamos todos es dilucidar las formas y mecanismos que permitan establecer definitivamente su presencia en la determinación de las prioridades que se impone nuestra sociedad. nahual@mexico.com |
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||
brujula_metropolitana@hotmail.com | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||