(Comentarios, sugestiones y breves apuntes de una persona curiosa que durante muchos años vive con los enigmas de diversa índole que nos presenta a diario la naturaleza.  Uno de estos misterios que a menudo nos dejan con la incógnita es el saber a quién se le ocurriría por primera vez, y en qué circunstancias, haría la prueba de comer un fruto desconocido; o de simplemente cortar una hoja de una planta y aplicar la savia que brota sobre una herida o quemadura.  Comó habrá sido que alguien mordiera por primera vez el fruto de un manzano?  Será que algún desafortunado troglodita, habiéndose quemado el brazo, mientras corría en busca de un manantial donde refrescar su herida habrá tropezado con una planta de áloe, ... y en el encotrón se derramó un poco de savia, ... u para cuando llegara al agua, ya el dolor se estaba calmando?  Por suerte, en nuestros tiempos, estas conjeturas no son más que distracciones intelectuales o temas de conversación en alguna reunión social aburrida, pues ya tenemos registros en la historia de la humanidad que hacen referencias a esa misteriosa planta.  En estos tiempos modernos casi no hay quien no haya oído algo del Aloe Vera.  De manera que, por qué no vemos algo de para qué sirve y cómo se usa?)
 
     "Los efectos benéficos que se le atribuyen al Aloe en el proceso de curación de heridas son tan milagrosos que parecerían ser más mito que realidad."  Así escribe el Doctor John P. Heggers, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Texas, EE.UU. en un informe de sus investigaciones publicado en 1993 en el prestigioso Phytotherapy Research 7, el vocero oficial del Congreso Internacional de Fitoterapia.  "El Aloe Vera es una sustancia de enorme potencial terapéutico," continúa el Dr. Heggers, en nombre de su equipo investigador.  "Penetra en los tejidos heridos, alivia el dolor, es anti-inflamatorio y dilata los vasos capilares, incrementando así el suministro de sangre a la región afectada."
 
     Todos sabemos que el hombre, cualquiera sea su situación cultural o intelectual, cuando en su afán de descubrir y aprender en cuentra algo que no puede explicar a ciencia cierta, recurre sin escrúpulo alguno a refugiarse tras el manto de la magia.  Y esto viene sucediendo desde el principio de la historia humana, habiendo comenzado simultáneamente con la costumbre de ofrecer excusas por fallas, errores, o cualquier otra equivocación.  Pero el Dr. Heggers no se exconde ni refugia detrás de nada, si no que con perseverancia y dedicación ha buscado respuestas que comparte con la ciencia médica.
 
     Esta característica humana se manifiesta muy obviamente en los innumerables escritos, discursos y catédras sobre el Aloe Vera que nos ofrecen tanto los científicos y la ciencia médica, como los comerciantes y productores que procuran aumentar sus ventas, pues muy pronto se nota que usan expresiones relativas a cosas de magia, o de misterio.  Y no es para menos, por que muchos de los resultados obtenidos mediante el uso acertado del Aloe han sido tan sorprendentes e inexplicables que la primera reacción es de encubrir nuestra ignorancia e ineptitud de ofrecer explicaciones aceptables.
 
     Recordemos, pues, que el organismo viviente está en constante pugna por sobrevivir, luchando siempre contra toda suerte de enemigos:  Organismos vivos o compuestos inorgánicos.  El sistema de defensas y reconstrucción del cuerpo humano, como así también el de los animales, que nunca descansa, es lo que nos cura las heridas.  Las medicinas, remedios y antibióticos, sean cuales fueren sus potencias y orígenes, de muy poco servirían sin esta fuerza vital.  Y en apoyo de esta fuerza es como luce el Aloe sus mejores propiedades.
 
     Una de las explicaciones más científica que se pueda ofrecer es la de que el Aloe contiene complejas enzimas que funcionan como catalizadores, o tal vez se los pueda describir como agentes provocadores, que causan diversas reacciones en el organismo, principalmente benéficas; como ser, entre otras, la rápida cicatrización de las heridas.  Y no solamente se abrevia el tiempo de curación con el Aloe, si no que las cicatrices que resultan son más pequeñas y mucho menos visibles, de colorido más natural.  El Aloe es doble beneficio, pues se lo aplica directamente sobre los tejidos dañados para aliviar dolores y acelerar la cicatrización; y también se lo puede beber para beneficiar al sistema digestivo e intestinal.  Regulariza las funciones de los intestinos y, sin purgar, contribuye a la saludable eliminación de desechos, y al mejor aprovechamiento de los nutrientes disponibles.  Y esto a su vez ocasiona discusiones, pues no siempre hay acuerdo de si logra alivio directamente por acción enzimática, o porque el organismo está mejor alimentado y por lo tanto más capacitado para reestablecerse, pero lo que sí resulta obvio es que con con este sinergismo el Aloe Vera tiene la culpa de muchas mejorías.
 
 

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