Cuando por primera vez existen en las islas proyectos y
grupos políticos que decididamente apuestan por pasar página
a la época autista del nacionalismo popular, resulta cuando menos
curioso que desde una organización sindical a la que al menos en
teoría apoya todo el nacionalismo pretenda ofertar un marco de unidad
al nacionalismo reivindicando el caracter sociopolítico recogido
en sus estatutos, silenciado cuando ha convenido a la misma ejecutiva que
ahora lo propone.
Se argumenta que es para superar la actual atomización.
¿Se está más atomizado que hace uno, dos, tres años?
¿No es cierto que hoy hay alternativas esperanzadoras y un proceso
de clarificación como no se daba en la última década?
¿ No sería más lógico potenciar los aspectos
sindicales unitarios nacionalistas y la formación de los miembros
de la Central que embarcarse en aventuras políticas teniendo en
cuenta a dónde ha llegado el sindicalismo político de "compañeros"
como Víctor Díaz, Marino Alduán, Román Rguez.,
etc...?
¿Cuáles serían las líneas
maestras de esa plataforma unitaria? ¿ A la medida de CC, de la
FNC, del Foro, del MLNC?
¿Van a romper amarras con CC poniendo en peligro la política
sindical de ICAN de tener una patita en CCOO y otra en IC, que es uno de
los argumentos que ponen sobre la mesa cuando hechan un pulso a ATI?
¿Es una huída hacia adelante del Secretariado
Confederal Nacional para desviar el debate de la orientación política
de algunas federaciones y de la intersindical en su conjunto? ¿
Una cortina de humo frente a otros problemas más acuciantes?
¿O es una propuesta más que por las implicaciones
se quedará en eso, al no haber analizado en profundidad las implicaciones
que llevaría en una organización que desde el último
congreso no ha avanzado en nada en cuanto a la formación sindical
y de cuadros? Requisito éste necesario si se quiere alcanzar la
hegemonía sindical en Canarias.
Los acuerdos congresuales son para cumplirlos, y parte
de la debilidad del sindicalismo canario está en la sistemática
vulneración de acuerdos y principios en aras de una unidad acrítica
que perpetúa las mismas actitudes y "familias" sindicales.
El debate y clarificación política, que como consecuencia
llevará a la consolidación de la dirección política
del movimiento nacionalista no puede ser obviado por propuestas genéricas
que ignoren la existencia de mayorías y minorías en el seno
de éste, que conforman diferentes orientaciones tácticas
y estratégicas. Llevar este debate ahora al seno de IC, aún
en consolidación puede crear tensiones que desde luego no interesan
a quienes están por la consolidación de la central, pese
a todas sus limitaciones.
Escaldados por la experiencia de contemporizar con cierto nacionalismo,
esperamos y lucharemos para que estas propuestas no se conviertan en un
corsé que limite la autonomía del movimiento obrero canario,
ni de los colectivos y partidos a favor de la liberación nacional
y social del archipiélago que ven en IC su propia casa, a cuya construcción
han contribuído en un largo proceso aún en curso.
En Lucha.