8 de
marzo, día de la mujer trabajadora.
El día 8 del presente mes se celebra el Día Internacional de la Mujer trabajadora, para llamar la atención sobre la discriminación que tiene la mujer en el ámbito laboral por su el simple hecho de serlo, pero no debe quedarse en el espacio del trabajo remunerado, sino incidir en la doble explotación que sufre la mayoría que por una concepción machista y utilitaria de los roles sexuales deja en manos femeninas las tareas del hogar y el cuidado de los hijos. Son, somos, muchas las mujeres que tenemos que luchar con las dificultades que nos pone el mundo laboral, desde menor salario, empleos considerados no "adecuados para la mujer”; dificultad para acceder a puestos de responsabilidad, etc.; para llegar al hogar y realizar una "jornada complementaria" gratis y sonriendo. Eso en el caso de que se tenga la suerte de tener un trabajo retribuido. ¿Pero es que lo que se hace en casa, sin horario, sin salario y poco y mal valorado no es trabajo? Esa es la mayor economía sumergida que hay, economía para la sociedad capitalista o precapitalista, pues trabajar a cambio de comida, vestido y techo se hacía hace mucho con otro nombre. La reivindicación de un salario por ese trabajo es de justicia para ese colectivo de mujeres. Pero no debemos preocuparnos si miramos a nuestro entorno geográfico y al cultural y hacemos caso a algunos de nuestros políticos: a nivel de maltrato estamos a nivel “europeo”. No entran en el fondo de una sociedad, la otra Canarias que es ajena al mensaje de paraíso que venden, pues en el fondo les interesa para presentarse a poner parches. |
Históricamente, la mujer trabajadora canaria ha
sido el eje de esta sociedad, el nexo de continuidad, sobre todo en momentos
en que la diáspora fue mayor. Ha mantenido las tradiciones vivas,y
aunque se le puede achacar que también transmitió sentimientos
de sumisión, hay que encuadrarlo en épocas en que los pocos
alzados eran aplastados por la bota burguesa-colonial.
Hoy, en los inicios de un nuevo siglo, la lucha de la mujer contra la discriminación y las vejaciones debe extenderse a la lucha contra las que sufre el pueblo del que forma parte. En este sentido, la incorporación de la mujer a la lucha por la liberación nacional y social es fundamental para el éxito de esta. Del mismo modo desde el seno del movimiento emancipador se deben denunciar contundentemente y erradicar actitudes y comportamientos discriminatorios. No podía pasar la fecha sin una mención especial a la mujer trabajadora venezolana, en un país que sufrió recientemente el embate de los elementos, como sufre ahora Mozambique, a la lucha de la mujer de Argelia, sea árabe o beréber, contra una lectura unilateral y descontextualizada de tradiciones religiosas. Abogamos también por una solución favorable a los pueblos en los conflictos regionales, y contra la injerencia de las multinacionales y el saqueo neocolonial de sus materias primas, por un comercio más justo. Canarias, marzo de 2000. CMT |