Esta expresión, que seguramente,
todos hemos oído, principalmente como receptores en nuestra niñez
y juventud y que también muchos la han dicho como emisores cuando
se es madre o padre, o que algunos otros estamos en disposición
de empezarla a utilizar en breve, vale perfectamente para la selección
de fútbol de España, es curioso el espectáculo que
nos brinda su nacionalismo, cada vez que su selección
de fútbol, afronta una competición, no es difícil
oír en sus medios de comunicación que parten como favoritos,
que tienen el mejor equipo etc...
En esta Europoca de fútbol, que se celebró,
estos días hemos visto más y más de la prepotencia
de su nacionalismo.
Empiezan decidiendo quien sería mejor
que se clasificara en el otro grupo para enfrentarse en los cuartos de
final con ellos, todavía sin jugar sus partidos, y como vimos su
clasificación y su "jornada histórica" la tuvieron en cuatro
minutos, frente a un equipo bueno pero cargado de treintones, que jugó
gran parte de la segunda parte con un jugador menos y que habiendo terminado
siete minutos antes el partido de Noruega, ya no se jugaba nada.
Pero la cima de la irrealidad, sucedió
en las jornadas previas al partido contra Francia, se oyeron cosas, como
que Francia había terminado desilusionada de su partido contra Holanda
porque le tocó España cuando por ejemplo los franceses jugaron
ese partido hasta con 8 suplentes y llegaron, incluso, a denominar el día
del partido como el nuevo 2 de Mayo.
Pero la verdad es que yo más que 2 de Mayo,
la presencia de España en las competiciones de Estados, la denominaría
como 30 de Febrero, que cada cuatro año está a punto de llegar,
pero al final todo es una fantasía.
Fdo. Jorge Pulido Santana.