El Pentathlón es Sacrificio.
Fray Diego de Olarte
Valiente soldado e insigne evangelizador
Por Raúl Zamora Echeverría
En el mundo hedonista de hoy, todo gira en torno al dinero y a los placeres que con el se pueden comprar. Placeres que solo satisfacen el cuerpo pero que dejan un profundo vacío en el espíritu. Por lo mismo, el hombre de hoy actúa movido casi en la totalidad de sus actos por intereses materiales, que solo dan gusto a sus sentidos desordenados.
Con este estilo de vida, el hombre moderno no puede comprender la nobleza de un ideal, el desinterés de hacer sin esperar algo a cambio, sacrificar tiempo y dinero por una causa justa, desprenderse de sí mismo por algo grande y elevado. Para él solo existe su trabajo remunerado, los elogios, la diversión, los cuates, el dinero, la comodidad, la televisión, la computadora y el Internet, y tantas otras cosas materiales que el mundo moderno ofrece aquí y allá.
Esto ha sido determinante en la formación de un estilo de vida del hombre de hoy, lo que le hace difícil comprender los actos heroicos tan nobles que se desarrollaron durante la conquista física y espiritual de México. Hoy se habla de crímenes de los españoles, de codicia, de humillaciones, de destrucción, de aniquilamiento, difundidos desde hace mucho tiempo por la leyenda negra que contra España católica lanzaron sus enemigos.
Durante el desarrollo de la Conquista de México se sucedieron actos de heroísmo que no pocas veces estuvieron auspiciados por la intervención Divina. El soldado español, lejos de la errónea imagen que hoy se tiene de él, era un caballero, osado, valiente, profundamente religioso y celoso de transmitir la fe de Cristo a las tierras que iba conquistando. El ejemplo de éste caballero cristiano, lo podemos apreciar en la figura de Fray Diego de Alarde.
Al igual que Hernán Cortés, fue originario de Extremadura, España. Vino a México en compañía de Cortés y tomó parte de la guerra que terminó con la caída de Tenochtitlán. Después de esta gran batalla cambia su armadura y su espada, por el hábito de San Francisco y el Santo Rosario. Esto sucedió cuando llegaron los primeros doce evangelizadores a América.
Desde que cambio la espada por los hábitos, nunca quiso montar a caballo ni para pasar ríos, ni para subir asperísimas sierras, aunque muchas veces tuvo necesidad de ello. Otras veces en caminos pedregosos, llenos de espinas, Fray Diego se iba lastimando y desangrando los pies, y entonces le suplicaban que se calzara unas sandalias, pero él siempre les respondía. ya poco queda. Fue increíble el tesón que tenia en el rigor para con su cuerpo, rigor del que se consolaba con su dicho ya poco queda, dando a entender que el tiempo que le quedaba de vida era poco.
No aprendió Fray Diego de Alarde muchas letras, porque era soldado cuando entro en la religión y no joven, y también porque en aquella época todos los religiosos, por falta de ministros, se ocupaban de los trabajos de conversión, y no había tiempo disponible para estudiar. Sin embargo, Fray Diego fue uno de los mejores predicadores que hubo en su tiempo. Varias veces fue Guardián del Convento de México, Definidor de la Provincia, y luego Provincial. Tuvo influencia sobre virreyes y gobernadores de la Nueva España.
Con motivo de la fingida conjuración del Marques del Valle, también él fue remitido a España a comparecer ante el Rey. Sin embargo, Felipe II se convenció de que Fray Diego era hombre inocente. Dicen que el Rey le ofreció un obispado, y que Fray Diego lo rehusó, diciendo a su Majestad que el obispado que él deseaba y la merced que pedía, era que lo dejara volver entre sus hijos, a los que entrañablemente amaba y había criado para Dios, lo cual le fue concedido por el Rey.
Regresa Fray Diego de Alarde a México en deteriorada salud con el cargo de Comisario General de toda la Nueva España, el cual le había sido otorgado por el mismo Rey español. Tan quebrantada estaba ya su salud que apenas si pudo llegar a Tlaxcala, de donde fue llevado a la enfermería del Convento de Puebla de los Ángeles, donde entregó su alma al Creador en el año de 1569.
La vida de Fray Diego de Alarde, que fue soldado de Cortés y luego evangelizador, nos presenta una historia que demuestra la falsedad y el error con que hoy injustamente se juzga a los conquistadores españoles, acusándolos de haber sido una soldadesca brutal que solo iba en pos del oro. Diego de Alarde, al igual que varios de sus compañeros, renunció a todo para redimir por el amor a los que había vencido con la espada. Las páginas de la historia de la Conquista de México, están llenas de lecciones tan bellas como ésta..