Pentathlón Menor Militarizado: Escuela de Formación

Las grandes diferencias

Por: Lic. Pablo A. Carranza R. (*)

Eran los tiempos del Lic.. Oscar Castellanos Franco, Comandante de la Zona Jalisco del Pentathlón. Yo formaba parte del Grupo Menor. La década de los setentas iniciaba.


1er oficial de cadetes Rogelio Padilla Gómez, fundador de la famosísima subzona San Pedro Tlaquepaque, de la zona Jalisco, durante un desfile de 1966, el oficial Padilla había perdido su mano derecha durante unas maniobras en la barranca de Huentitán en 1963.

Los cobardes guerrilleros urbanos del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), que después sería la Liga Comunista 23 de Septiembre, habían secuestrado y asesinado al empresario Aranguren.

Pintaban bardas por toda la ciudad: viva el “Che” Guevara y el cura Sergio Méndez Arceo.

Nosotros pegábamos carteles invitando a los jóvenes a unirse: “Hay un hueco en mi escuadra” Éramos ya más de un millar de pentathletas activos en todo el estado.

Los socialistas controlaban la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) y hacían marchas gritando vivas a Mao, a Lenin, con banderas rojas.

Nosotros marchábamos por las calles con la Bandera Nacional y camisetas con retratos del General Emiliano Zapata y del General Felipe Ángeles.

Nuestro campo de instrucción era la calle, a dos cuadras del edificio de la FEG.

Los rojos asaltaban bancos y secuestraban para comprar armas.

Nosotros teníamos unos cuantos mosquetones viejos y medio oxidados en el cuartel de la calle Humboldt.

Ellos se escondían entre la muchedumbre de estudiantes manipulados y en medio de la noche activaban bombas en el centro de la ciudad.

Nosotros portábamos el uniforme con orgullo.

Ellos: cabello largo, marihuana y rock pesado.

Nosotros: cabello corto, deporte, buena música.

Ellos: fachosos, apátridas, unión libre, comunismo.

Nosotros: tradición, Patria, familia, propiedad privada.

Un domingo llegaron varios de estos mal vivientes a una de nuestras unidades, comandada por el Sargento Sócrates Delgado Díaz, que debía haber tenido no más de 15 años de edad.

Comenzaron a insultar y a provocar. De pronto, uno de ellos sacó una pistola de entre sus ropas y sin darle tiempo a defenderse, mató de 2 balazos en el pecho a nuestro sargento Sócrates.

El dolor y la indignación nos envolvió a todos. El Comandante Oscar Castellanos exigió a las autoridades encontrar y castigar a los culpables y lanzó un enérgico ¡ya basta! a la impunidad de esos terroristas que tenían contra la pared a toda la sociedad.

El Pentathlón estaba de luto, pero jamás pudieron amedrentarnos y este crimen nos infundió más coraje para seguir nuestra lucha. Sócrates no murió en vano. Su valor fue siempre un ejemplo...




30 años después...



Ilustración 1Una sección del PDMU, unidad Héroes de Chapultepec, armada durante el desfile de 16 de septiembre de 1947 en Guadalajara, al mando del 3er. oficial Erasmo Castellanos Franco.

Muchos de los rojos terminaron en la cárcel por ladrones y asesinos. Algunos hicieron de la droga su forma de vida: el narcotráfico los consumió. Algunos buscaron posiciones en el gobierno, infestándolo de corrupción con su falta de principios.

La mayoría de los que se alimentaron de la disciplina militar y los principios ideológicos del Pentathlón Menor, son ahora hombres y mujeres de bien: médicos, profesores, abogados, empresarios, trabajadores, padres de familia que viven y luchan honestamente contribuyendo a la grandeza de nuestro pueblo.

Esas fueron, y siguen siendo, las grandes diferencias...

(*) 2do. Oficial. Egresado.

Fundador de la Zona Colima del PDMU.