LXII ANIVERSARIO DEL PDMU

 

Por: Raúl Zamora Echeverría.

 

 

     Hablar de aniversarios inmediatamente nos evoca un torrente de felicitaciones, de abrazos  y buenos deseos. Pero indudablemente provoca en el festejado un gran sabor de boca al tiempo que mira al pasado y observa el camino recorrido lleno de bastas experiencias acumuladas. Entonces se ven como si fuera ayer, a los compañeros de aventura, a los maestros, a los padres, a los seres queridos... Y luego miramos hacia adelante y nos damos cuenta que tan solo hemos llegado a una etapa de la carrera de la vida.

     Así en éste mes, el Pentathlón Deportivo Militar Universitario está de aniversario. Cumple un año más de estar en batalla. ¡Quién diría que el ideal que impulsara a aquellos intrépidos jóvenes mexicanos a fundar el PDMU hoy siga latiendo en miles de corazones de pentathletas activos y egresados!

     Sin duda el Pentathlón nació como triunfador. Desde un principio fue prioridad de éste  forjar para México una juventud pujante e idealista, que amara con todo el corazón a su patria y a sus tradiciones, y que estuviera dispuesta a dar la vida misma por la defensa de éstos ideales.

     En éste festejo pareciera que cada uno de los fundadores ya fallecidos en posición de firmes pasaran revista a los actuales pentathletas. El ejemplo de ellos es viril y digno de ser imitado por nosotros.

      Hoy como ayer, el ideal del Penta sigue formando hombres y mujeres sanos para México. Son muchos los mexicanos que directa o indirectamente han recibido la llama del ideal pentathleta: unos por militancia activa, otros como egresados, algunos como parientes de pentathletas, otros como simpatizantes, etc.

     Pero además, al lado de aquellos primeros fundadores, merecen también ser recordados y honrados los intrépidos personajes que fundaran las diferentes Zonas del PDMU en la República Mexicana, difundiendo así la filosofía de vida que el Penta convierte en estilo: “La vida es una milicia”

     Es preciso recordar también a todos aquellos camaradas que ya están haciendo guardia en un lucero. A aquellos que ya se adelantaron pero que siguen con nosotros en espíritu. Algún día nosotros también habremos de alcanzarlos en la otra vida, no sin antes esforzarnos por dejar un legado de ideal y lucha que dé frutos en las generaciones venideras.

     Es también tiempo propicio para reflexionar en el problema natural de las instituciones; aquél de que forzosamente envejecen.

     El Pentathlón no ésta expenso a éste fenómeno, y por eso éste aniversario debe imprimir en cada uno de nosotros la firme convicción de la necesidad de sangre nueva, de nuevos jóvenes, niños y adultos que hagan suyo el ideal pentathleta. Lejos de que con los años el Pentathlón decaiga, deben sus militantes activos y egresados, echar mano de la experiencia acumulada en todos éstos años de existencia, para sortear mejor los obstáculos y aplicar técnicas eficaces de propagación y crecimiento.

     Hoy las nuevas generaciones pentathletas llevan a cuestas la misión de trasmitir la estafeta del ideal. Hoy les corresponde ser protagonista de tan excelsa tarea. Mañana habremos de morir y solo quedaran las obras que hayamos realizado, y que mejor que ser recordados por nuestros propios hijos por el ejemplo de vida y de lucha que les heredemos, que como pusilánimes y cobardes.

     Indiscutiblemente el PDMU es semillero de grandes hombres y mujeres que a diario se esfuerzan y trabajan por el engrandecimiento de México desde los diferentes radios de acción en que se desarrollan.

 

     El Pentathlón no a muerto: ¡Vive!

 

     ¡No somos los últimos de ayer: somos los primeros del mañana!