LA FUNDACION DEL PENTATHLON

 

 

Remontarnos en el tiempo es una de las virtudes que se pueden disfrutar a través del pensamiento, así  al imaginarnos los hechos históricos, desaparecen las barreras y podemos darnos el lujo de percibir el fragor de los combates y los hechos sobresalientes de griegos, romanos, españoles, mexicas o de la guerra por la independencia nacional o de la propia revolución mexicana.

 

De esta manera haciendo uso de esa facultad, exclusivamente humana, tomo la decisión de hacerles un relato, como si hubiese presenciado un hecho relevante de la historia nacional.

El momento es propicio para detener mis pasos en una calle de la colonia Roma de la Ciudad de México, a escasos 200 metros de donde hoy se ubica el Monumento a Rómulo y Remo, junto a la mítica loba que les permitió sobrevivir; me encuentro al lado del Estadio Nacional, escenario de inolvidables encuentros deportivos, es el amanecer del día 9 de Julio del año 1938, la frescura de la mañana se hace sentir vivamente, pues esta a punto de salir el sol, son exactamente las 6:00 horas.

 

Atrae mi atención un grupo de jóvenes, son 12, quiénes acudieron puntuales a una cita, se aprecian con miradas brillantes y emocionadas, deduzco que se trata de estudiantes pues a un extremo están apilados una serie de libros y cuadernos e inclusive distingo tres batas de las que utilizan los médicos, interpreto que realizan sus estudios en la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Han adoptado una formación militar y una postura solemne, me da la impresión de que están viviendo un momento muy importante, esta interpretación se confirma al escuchar al joven que se coloca al frente del grupo y que dice: …”después de haber aceptado el firme compromiso de militar, encabezando esta nueva Institución, y sin temor a equivocarme, considero el 9 de Julio como una fecha histórica, pues al protagonizar la Fundación del Pentathlón Deportivo Militar Universitario estamos allanando el camino de dudas, incertidumbre y falta de identidad del joven mexicano, le estamos otorgando un motivo en el cual imprimir sus afanes, emulando lo más grande de la civilización materializado por un profundo pensamiento, una firme disciplina militar y una sincera aplicación de métodos para el desarrollo físico, estoy seguro de que con el paso de los años este grupo y sus finalidades estarán presentes en todos los rincones de la República Mexicana derramando beneficios a su paso, enhorabuena, jóvenes pentathletas”...

 

A continuación el que hacía uso de la voz engoló emocionado la misma pronunciando la fórmula siguiente: …  ¿juráis ser fieles a nuestra bandera, emblema del suelo mexicano, no tolerando jamás su menosprecio, ofrendando vuestra vida en garantía?,…  ante la cual se escuchó un grito viril y sonoro, reflejando, para mi gusto, una convicción emocionada,…  ¡Sí, lo juro!

 

Participan de tan singular juramento con similar impacto en el juvenil rostro, enrojecidos los músculos y los ojos, incluso sorprendo a algunos de ellos derramando espontáneamente lágrimas.

 

Ahí están Alfonso de Icaza e Icaza, Braulio Peralta Rodríguez, Andrés Luna Castro, Fidel Ruiz Moreno, Angel Pérez Aragón, Carlos Niño de Rivera, Ginés Navarro Díaz de León, José Urbano Blanchet Ceceña, Luis Sáenz Arroyo, Joaquín de la Torre, Jorge Jiménez Cantú, Carlos Retteg Solano y el Teniente Gonzalo Hidalgo, todos impactados y con la motivación que el momento requería, con gesto desafiante y seguro al porvenir, sellaron ese compromiso para transformar su vida de insulsa a significada para sacrificar sus anhelos en la búsqueda de una patria unida, grande y fuerte.

 

Terminado ese emotivo episodio, alegremente recogen cuadernos de notas escolares, libros y las albas batas para retirarse del sitio entonando el cantar del regimiento, melodía de moda en la época, describiendo proféticamente los ires y venires de aquellos que han adoptado nuestra causa, buscando la libertad, a la sombra de la bandera nacional, con las doce vidas que se apartarán (como se apartaron luego de realizar su invaluable aportación) en sus trayectorias exitosas y congruentes con el ideal de Pentathlón.

 

Así me ha tocado transmitirles este acontecimiento reviviendo la percepción del nacimiento de esta Institución a 62 años de distancia, presenciando en nuestra realidad del momento presente los logros, avances, crecimiento, desarrollo, evolución y vigencia de los postulados que le otorgaron fundamento, estructura y voluntad para nacer y mantenerse tremolado por los vigorosos brazos de los elementos que abrazan y comulgan con la causa, la más noble, la más sacrificada, la más desinteresada:  La grandeza de la Patria.

 

 

 

ING. RAFAEL L. NAVA Y URIBE

Ex Jefe Nacional de P.D.M.U.