GENIOS MILITARES EN LA HISTORIA.
Por
Raúl Zamora Echeverría.
A Hernán Cortés lo podemos incluir en la lista de los grandes
genios militares que la historia ha registrado.
Muy
bueno Militarizado sería que uno de los muchos batallones con
los que cuenta en Pentathlón Deportivo Universitario, llevara su
nombre como un reconocimiento y merecido homenaje a esta gran
personaje conquistador y de armas.
Se puede escribir toda una obra
sobre el tema, pero aquí solo vislumbraremos aspectos esenciales
que nos den una idea sobre el genio militar de Cortés, el cuál
le permitió lograr la Conquista de la Nueva España en un tiempo
relativamente corto.
En primer lugar nos situaremos en el momento histórico cercano a
la Conquista, el año 1492 en España. Los Reyes Católicos
Isabel y Fernando acaban de concluir la reconquista española de
manos de los turcos, siendo ésta una guerra que duró ocho
siglos. Guerra que se fue trasmitiendo de padres a hijos, de
generación en generación, de tal manera que los que iniciaron
ésta cruzada jamás vieron la victoria, pero la vieron sus hijos
(sus descendientes).
Éste episodio histórico de España es importante porque es ahí
donde se forja la psique española, y por supuesto de Hernán
Cortés.
Los largos ochocientos años que duró la reconquista forjó en
el pueblo español un carácter guerrero, audaz, valiente y
temerario.
Al momento de
concluir la reconquista, con la expulsión de los judíos de España,
el pueblo español iniciaba una nueva etapa histórica en la que
tendría mucho que ver el carácter forjado por los siglos de la
reconquista. Así, la Reina Isabel se dedica a recorrer los
diferentes reinos que conformaban el imperio de la corona, y
acaba con las gavillas de delincuentes que intimidaban y robaban
a la población española, la Santa Inquisición se funda y el
Estado es restablecido.
Acontece entonces por éstas mismas fechas el descubrimiento de
América por Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1492. Para la
corona española, esto significó una posibilidad de extender su
territorio con la colonización así como la propagación del
cristianismo. Dicho interés de propagación no lo podemos negar
en nuestros días dado que en ese tiempo España era el Imperio
más católico de Europa. Es importante señalar esto, porque a
pesar de la crueldad y los deslices que Cortés tuvo (como
cualquier ser humano), una de las cosas que se le ameritan hasta
nuestros días es haber traído la religión católica a éstas
tierras.
No podemos juzgar
una guerra omitiendo la naturaleza militar de ésta. Por ejemplo:
toda guerra es sangrienta y en todas morirán inocentes. Eso no
se puede evitar. En toda guerra hay excesos. ¡Ninguna está
exenta de eso!. Además, y esto cualquier psicólogo lo puede
confirmar, la guerra cambia por completo la personalidad del
hombre. ¡La vida misma es la que esta en riesgo! Entonces no
podemos señalar solo el aspecto malo de ellas sin tratar de
comprender las razones que llevaron a actuar así a los
protagonistas. En ningún momento estoy justificando la crueldad
y el sanguinarísmo. En absoluto. Solo quiero señalar que no
debemos juzgar por juzgar.
Ahora nos resulta comprensible el carácter de Cortés, al
asegurar que sus actos eran dirigidos por la conciencia guerrera
imprimida por los ocho siglos de reconquista española. Cuando él
decide emprender el viaje a nuestras tierras lo hace consiente
del peligro que éste representaba. Independientemente de los
motivos que lo movieron a venir, él sabía que era una gran
empresa y que seria necesario la valentía y el tesón.
Cuando él partió de la Española traía consigo 600 soldados y
300 indios. En sus Cartas de Relación, inmediatamente se puede
percibir la intransigencia y el don de mando que Cortés tenía
-indispensables en todo militar y más en un conquistador-
Así, en su segunda carta podemos leer que Cortés, temeroso de
quedarse casi solo en éstas tierras, porque la mayoría de su
gente lo podía abandonara en los navíos por temor a los aborígenes
ó por independización en la empresa, decide desmantelar dichos
navíos en señal de que solo regresarían a casa cubiertos de
gloria... si no, jamás lo harían:
...Y porque demás de los que por
ser criados y amigos de Diego de Velázquez tenían voluntad de
salir de la tierra, había otros que por verla tan grande y de
tanta gente, y tal, y ver los pocos españoles que éramos,
estaban del mismo propósito, creyendo que si allí los navíos
dejase, se me alzarían con ellos, y yéndose todos los que de ésta
voluntad estaban, yo quedaría casi solo, por donde se estorbara
el gran servicio que a Dios y a vuestra alteza en ésta tierra se
ha hecho, tuve manera como, so color que los dichos navíos no
estaban para navegar, los eché a la costa por donde todos
perdieran la esperanza de salir de la tierra. (HERNAN
CORTES. Cartas de Relación. Págs. 32 y 33)
Supo Cortés
rodearse de gente que le asegurase la victoria comprometiéndolos
a ser leales a él y a la empresa que se buscaba. Así por
ejemplo vemos la fidelidad de su soldado Bernal Díaz del
Castillo quien lo acompañó en sus más importantes combates.
Cuando Diego de Velázquez envía una flota al mando de Pánfilo
de Narvaez para capturar a Cortés y llevarlo a la Española (hoy
Cuba), éste último lo persuade de quedarse con él y apoyarlo
en la conquista que ya próximamente se culminaría. Pánfilo
acepta y apoya a Cortés. Junto con Pánfilo venían 1,400
soldados, 80 caballos y muchas armas de fuego (CARLOS
ALVEAR ACEVEDO. Historia de México. Pág. 114.)
Otro aspecto de
la estrategia de Cortes, es que, efectivamente, su astucia y
malicia lo llevaron a aprovechar todas las oportunidades y medios
que se le presentaban para lograr su cometido. Vemos por ejemplo
como aprovechó muy bien el descontento de las tribus menores hacía
los aztecas.
Cuando las
tribus que Cortés encontraba a su paso le oponía resistencia, y
al final cuando los derrotaba, éstas se le unían motivadas por
el interés de derrocar el imperio azteca. Además Cortes se apoyó
muy bien en Jerónimo de Aguilar y la Malintzin como traductores
del nahuatl y el maya.
Ya desde que
arribara a costas de nuestras tierras, Moctezuma le enviaba
regalos pidiéndole que se marchara. Pero Cortés tenía la firme
convicción de que si derrocaba al imperio que tenía sometidas a
las otras tribus, podría entonces fácilmente lograr el dominio
político, militar y religioso de éstas tierras. Decide entonces
marchar hacía la Gran Tenochtitlán en busca de Moctezuma. A su
paso tiene que enfrentar cruentos combates, pero éstos se
caracterizan porque al final, cuando Cortés los derrotaba, éstos
se le unían y se convertían en fieles soldados de él.
Por más que
Moctezuma quiso negociar con Cortes para que éste se retirara,
Cortés nunca aceptó y siguió su avance hacia el interior.
Pero sin duda una de las más cruentas batallas fue la toma de la
ciudad de Tenochtitlán después de un sitio que se prolongó
desde septiembre de 1520 hasta agosto de 1521. Para entonces Cortés
ya contaba con 513 peones, 87 jinetes y más de 50,000 aliados
indígenas. ¡Era imposible que no cayera la Gran Tenochtitlán
contando con éste gran factor humano!
Al principio
Cortés realizó algunos ataques por diferentes puntos de la
ciudad, pero como esto le ocasionó muchas bajas humanas se
decidió por establecer un cerco completo que implicaba,
efectivamente, arrasar toda construcción a medida que se fuera
avanzando-
Los capitanes
con que se apoyó principalmente Cortés en éste combate fueron
Pedro de Alvarado, Cristóbal de Olid y Gonzalo de Sandoval.
Se enfrentó
Cortés además a otros peligros en ese momento: primero a la
conjura de varios españoles que querían darle muerte y a cuyo
jefe hubo necesidad de ajusticiar, y segundo, a la deserción de
Xicontencatl que coincidía con un posible entendimiento de éste
con los aztecas en un plan para combatirlo.
Aunque los
aztecas se comportaron en el campo de batalla como valientes y
bravos guerreros, la escasez de agua dulce, la falta de
abastecimiento alimenticio y la carencia de aliados, lo hizo
sucumbir y Cuahutemoc fue tomado preso.
Posteriormente
la conquista se iría expandiendo a los demás rincones del
continente.