LA GENERACIÓN DE GODZILLA.

Manuel Gutiérrez (*)


Algo muy curioso ha surgido entre las nuevas generaciones y el retorno de iconos como Godzilla y Bullwinckle que no han sido aceptados o comprendidos más que por los fieles.

No los han comprendido.

En la década de los sesentas, no era tan intenso el dominio de la televisión, y Bullwinckle era una caricatura de las que ahora dan risa por su ingenuidad. Sin embargo encerraba un claro mensaje político: El mundo estaba amenazado por Boris Malosnov, y por Natasha, y ambos para los buenos entendedores de diez años o más, significaba que el Alce Tonto y la Ardilla Voladora, a su manera representaba el nacionalismo estadounidense, luego de la guerra de Corea y en una confrontación de guerra fría que se daba en Occidente. Boris era un espía soviético que deseaba conquistar el mundo.

Por otro lado llegó Godzilla. Ciertamente uno se reía del monstruo mafufo que asolaba Japón, pero los japoneses daban un ejemplo muy importante. Toda la sociedad se unía ante un problema, y de heroísmo para arriba todos estaban dispuestos a sacrificarse por su Patria.

El Ejercito de tierra, aire, y mar del Japón no estaba a la vanguardia, pero intentaba devolver el orgullo aún en el celuloide por esta institución. No había rencor nipón por sus armas, pese al militarismo de la segunda guerra.

Godzilla era un buen pretexto para mostrar un japón vanguardista, buscando dejar se ser pobre. A la generación de los sesenta todavía les tocó mucho de propaganda bélica. Desde Frentes de Guerra, Marines en Acción como comics que incluían acciones estadounidenses contra nazis, rojos, nipones, hasta el Sargento Furia de Marvel.

Junto a ellos vino el afianzamiento de las figuras como El Llanero Solitario, Superman y Batman, y otra nube de superhéroes, que eran gente común metida a salvar el mundo con doble personalidad. Hasta nuestros mexicanos Super Sabios de Germán Butze, seguían la misma escala. Solomillo intentaba dominar el mundo y para ello se valía de singulares monstruos.

Para ello había que echar mano de nuestro Ejército. Ciertamente el Santo tuvo espectadores pero no tantos imitadores como se esperaba.

Nuestra generación no fue tan bombardeada de manera intensiva con tanta animación sofisticada y animada digitalmente por computadora como Shadow Raiders, o Max Steel, para nosotros el gran descubrimiento fue Astro Boy, que era un niño robot con botas que parecían el ruido de ventosas al desprenderse a cada paso, luego para las niñas vino Señorita Cometa, mucho antes de Sailor Moon, que antecedieron el aluvión de animación del lejano oriente. Los programas de marionetas como Thunderbirds, actualmente arrancarían bostezos de los niños, que no disfrutaron de las carpas con títeres, ni cines callejeros de lona, y hasta “volantines” con fuerza humana motriz. Los juguetes más sofisticados de entonces eran monitos rígidos de luchadores, o una bomba que contenía un petardo con punta de clavo como detonador.

Los niños mexicanos de padres japoneses ( yo tuve dos compañeros de esos en la primaria, ahora son destacados médicos), en ese aspecto tenían más información sobre la II Guerra Mundial y muchas figuras de fantasía porque de Japón les llegaban....Mangas.

Estos genuinos libros como de 300 paginas y de un tamaño biblia, adelantaba el tiempo en cuanto a Ultraman, o Mazzinger Z, que era lo actual entonces ya en Japón.

Ahora bien las diferencias generacionales se dieron en que la autoridad era piramidal en todo tipo de institución, que el respeto a los adultos y a la autoridad se daba por hecho. Sólo en las series norteamericanas niños listos gastaban bromas a sus maestros, en tanto que en Oriente eran vistos como lo que deben ser Sen Sei, a los que se tributa máximo respeto. En esa época los padres estaban aliados con los maestros en imponer disciplina, y no en contra de ellos, solapando las conductas irregulares de su hijos.

Mientras nosotros crecimos en una carencia relativa de juguetes que actualmente reproducen en escala modelos originales, para nosotros era mucho esfuerzo y dinero el armar modelos bélicos de Revell Lodela. Y eso suponía un gusto de clase media exótica.

Existía también por el cine una marcada influencia de milicia. Desde El Día Mas Largo del Siglo, El Expreso de Ryanm o Cañones de Navarone, en que los Nazis parecían tener fortalezas tipo Darth Vader, se pasó a Los Puentes de Toko Hori, o Ghun Jo, cintas de episodios en Corea, estaban formando al tiempo publicaciones como Selecciones, una mentalidad anti-comunista, aunque en niveles universitarios superiores, se daba por sentado otro tipo de premisas socialistas.

Por ello había cierto interés histórico en modelos de tanques, aviones y barcos de la Segunda Guerra Mundial. Series repetidas hasta el infinito como Combate cuestionaban la supremacía bélica de los estadounidenses, por lo que muchos oscilaban a ver en los Alemanes una recia y organizada fuerza militar que no era tan boba como parecía.

Nosotros podíamos ir al cine, sea el Roxy, el Micro, el Lux, o Ideal, o el desparecido Río (universo de tacos dorados) para entre crujidos recetarnos 3 cintas consecutivas. Westerns, bélicas, el Santo, que era otra encarnación del bien en lucha eterna contra vampiros, Científicos Locos. Momias, y demás... o todavía me pregunto como aguantábamos tres de Capulina, o a Godzilla contra Motrha, con su hijo, o contra algún otro animal raro del exterior.


Ciertamente no era dominación del video, y apenas la tele estaba acabando el concepto anterior de los cines, convirtiendo en elefantes blancos, bellas edificaciones con El Alameda, o el Avenida y hasta el Variedades.

Esto es algo que las generaciones del 90 que ahora van al cine no tienen. Un concepto de la vida distinto, de mayor orden, mayor seguridad. Ahora tienen mas abundancia de Cartoons Network 24 horas, antes era un festín ir a ver Festivales de Caricaturas.

La necesidad de ver hipotéticamente lo que haría la sociedad ante una amenaza, fue el gran mérito de Godzilla, y la tónica de las cintas cambió, hasta que vino Rambo o Deer Hunter a devolver el orgullo a los veteranos. En el caso de Vietnam, en que se aplicó un enorme desarme moral que antes era contrario, un enorme rearme para enfrentar a los Nazis y dejar como viles asesinos locos a sus soldados que en muchos casos aceptaron ir para luchar contra el comunismo en Vietnam. Había una gran hostilidad pacifista, contraria a la urgencia con que convocó al mundo a luchar contra Hitler del lado de Stalin y Roosvelt y Churchill.

En aquel mundo el mal estaba arraigado en un lugar, y ofrecía un frente, una identidad, así fuera como maquinaciones de espías.

Actualmente estamos en un mundo igual de peligroso, pero el enemigo desapareció. Ya hasta a 007 les cuesta trabajo encontrar rivales, la CIA ya no sabe a quién espiar, - de hecho nunca lo supo en muchas ocasiones- y ahora rifa el FBI con sus Expedientes Secretos X.

Esa generación se agrupó mayoritariamente en la resistencia del comunismo que llegó a un 68 en nuestro país, y que resultaba incomprensible en cuanto a que la encabezaban los universitarios privilegiados, los futuros profesionales de la sociedad.... más que los explotados del salario mínimo que estaban ocupados como siempre, sobreviviendo.

La sociedad de esa época formó elementos que opinaron, analizaron y expresaron de alguna forma opiniones favorables al orden, a la disciplina, el respeto a las instituciones militares. Incluso lamentamos la pobreza de recursos el Ejército Mexicano, su equipamiento pobre, porque un Ejercito moderno y bien equipado, representaba una garantía de soberanía de nuestro México, y de niños nos gustaba suponer que tenían modernos jets, modernos barcos, tanques, y cosas así, por si GODZILLA o los Rusos, y hasta los Yanquis osaban profanar nuestro suelo.

Muchos siguieron la carrera de las armas.

Muchos encontraron en el Pentathlón su tarea. Pero ahora cuando se pretende el regreso de estos personajes, el dinosaurio verde y el alce tonto, fue más la nostalgia. Sabíamos que se rompían edificios de cartón, pero entonces era muy difícil e imaginativo hacer maquetas para jugar. Sea juego de construcción, de soldados, o trenes.

Y nosotros poníamos imaginación (y efectos de sonido con palomitas de pólvora), en algunas ocasiones, con resultados de desastre para el juguete y de irte al rincón sin los 20 centavos para ver la tele en la casa del vecino.

Pero era el apogeo de la fantasía de Disney, de sus cuentos, vamos hasta de Kalimán o Memín Pinguin. Ahora hay una gran pobreza. El comic vale 17 veces más que antes y nos ofrece Simpson anarquistas, acidos y hasta complicados en sus contenidos de física o de sus personajes psicológicos que cuestionan la figura paterna, la iglesia, y las familias tradicionales - que me gustan, pero que considero aptas solo para adultos-.

Spawn se fugó del infierno con todo y cadenas...y comics sofisticados, caros en que Superman o Batman muere, se casa o se divorcia, y al que solamente les falta darle una desviación gay para estar a tono con la época. Todo se ha llevado tan vertiginosamente que ahora a los niños de los 90....les falta emoción, les es imposible la sorpresa.

Por ello ven como tontos, a personajes que para nosotros eran motivo de alegría y que crecieron con nosotros y que tal vez mueran con nosotros, por el rechazo. Hay fans ciertamente, coleccionistas y conocedores, pero no son los grandes ídolos de las masas.

Ahora un Pinky y Cerebro van a la conquista del mundo, pero en ocasiones Pinky juega un rol de travesti.. Ahora tenemos a Pokemon, o a Dragón Ball, con duelos que escapan a la realidad del mundo y caballeros zodiacales que se inmolan en luchas místicas que no entienden más que los niños de los 90.

¿Es mejor así?

Ahora con los valores exaltados de democracia, y cuestionamiento y de crítica se ha convertido en algo muy difícil darles un liderazgo. Ano ser los deportes, ya no hay caminos, porque todos saben los derechos del niño, no sus deberes. Y no está el de aceptar la autoridad paterna, sino de limitarla y además están interiorizados y bastante mal informados pero bastante en cuanto a cantidad, de problemas sentimentales, morales, sociales, vamos ya tienen hasta sus novelas y sus personajes, tienen un apogeo durante la proyección para desaparecer de inmediato y ser sustituidos por otros.

Los niños crecen con dinosaurios morados que cantan, y que no destruyen ciudades, y que en la etapa Kinder, llevan al mundo envuelto en color de rosa. Después....viene la violencia, la anarquía en dosis tan elevadas, como el acondicionamiento mental a los cambios de imágenes, al hambre de efectos especiales, que rebasan totalmente la capacidad de suponer o de imaginar. Ya hemos visto la tierra chocar con meteoros, enfrentar invasiones de aliens y aunque a la manera estadounidense, Día de Independencia, vuelve a aplicar el mismo recurso: unión, heroísmo, todo ello envuelto en un paquete de hamburguesas y dominado por alguna gaseosa.

Y son raros ejemplos. Ahora, la fuerza multimedia existe, pero podría llegar a tener una idea central....... y programar con esa idea a las nuevas generaciones. Dicha idea ahora es confusa, es sincrética en lo religioso, monopólica en lo económico, democrática en la forma, pero centralizada a unos cuantos países y personajes en el mundo.

Porque nosotros interpretamos el mundo y su realidad, como fuimos también mal educados por esos mismos medios cuyos personajes y recursos, eran ingenuos, pero cuyo fondo era formal.

Ahora hay un combate a la forma, a la corrección, al respeto. Y forma es fondo, por ello Godzilla no les sabe a nada, porque estamos en el regreso al inicio del origen del final de la saga de la Guerra de las Galaxias... y los héroes ya no se ponen el sombrero blanco.

(*)Egresado unidad IV Sector

El Rosario.