LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Por: Raúl Zamora Echeverría


Quien iba pensar hace algunos años que los conceptos de bueno y malo iban a cambiar al gusto de unas cuantas minorías enfermas y pusilánimes que gritarían a los cuatro vientos su “derecho” a manifestarse.

En aras de la libertad de expresión y la tolerancia, han salido del clóset en donde se encontraban escondidos comunistas, maricas, feministas, abortistas, relativistas, racionalistas, etc. Su objetivo: darse a conocer y demostrar que no han muerto. Bajo la bandera de proteger los derechos humanos de éstos enfermos, se les han dado todas las facilidades para que lleven a cabo su propaganda por todos los confines de nuestra patria. Ahora el sano nacionalismo, el del amor a la patria, es condenado; la dignidad de hombre y mujer, son pisoteadas dando paso a “la libertad de sexo”; no solo se solapa al asesino y delincuente protegiendo sus “derechos humanos”, sino que además se aprueba el crimen de un ser humano que aún no ha nacido para defenderse; ahora resulta que la verdad es relativa y no única, indivisible, inmutable y universal: ¡cada quien cree tener “su propia verdad”!

Las huestes del ejercito de enfermos, maniacos y apátridas, cacarean por todos los medios posibles insultos a la dignidad humana y colectiva, como se hizo el pasado 17 de septiembre en la plaza del Hospicio Cabañas de Guadalajara, en donde un minoría de enfermos (drogadictos, maricones, lesbianas y alcohólicos), los mismos del dizque “tianguis cultural”, dieron rienda suelta a sus pasiones. Bajo el calor de la tarde, jóvenes al estilo hippie bailaban y se contorsionaban bajo una atmósfera que apestaba a toda clase de excrecencias humanas. Algunos dizque artistas rayaban unas mantas que un niño de primaria hubiera dibujado mejor. Algunos tipos greñudos pseudo poetas, recitaban versos de insultos a la mujer, a la Iglesia de Guadalajara, a los que no estamos de acuerdo con ellos y a al propia ciudad Tapatía, llamandola con adjetivos denigrantes y ofensivos. Casi una semana después, el 23 de septiembre en la Ciudad de México, se lleva a cabo un “Encuentro de militantes de la guerrilla de los 60`s y 70´s con la sociedad civil” amparado también por la bandera de la tolerancia y los derechos humanos. Aquellos asesinos autores de secuestros, bombazos, muertes y terror, ahora reaparecen como “héroes” y “luchadores sociales” reclamando justicia cuando ellos nunca la han conocido. El dos de octubre de éste mismo año, nuevamente se amotinaron en el centro de Guadalajara y en otras ciudades de la República Mexicana, grupos de vándalos “pseudo estudiantes” a conmemorar el “2 de octubre no se olvida” con la misma intensión de ensalzar a los comunistas muertos cuando éstos buscaban apoderarse de nuestra patria echando por delante a cientos de estudiantes inocentes como carne de cañon.

Son muchas las instituciones y organismos que patrocinan y solapan las actividades de ésta corriente subversiva contra nuestra patria. Principalmente subversivos en el terreno ideológico o del pensamiento.

En términos generales, la realidad ha sido cambiada y ahora lo que es malo es tomado por bueno y lo bueno en señalado como malo.

Todos esto esta atentando contra nuestras familias y los valores que de ella se desprenden. A pesar de que aun se sostiene que la familia es la célula de la sociedad, se tolera que ésta sea atacada y minada poco a poco. Así como se permite que vándalos y enfermos se manifiesten y dañen a la sociedad, así la juventud pentathleta debe continuar con su manifestación diaria de energía, reciedumbre, patriotismo, sana camaradería, superación física e intelectual, alta moral y servicio a la patria.

¡Que diferencia tan enorme hay entre la juventud pentathleta auténticamente sana y aspirante a mejorar su patria, a esa minoría de enfermos que arrastran masas a su juego perverso y destructivo!

Hoy nuestro compromiso es doblemente importante, debemos preocuparnos aun más por transmitir nuestro ideario a más y más jóvenes que contribuyan a la superación de nuestra patria y contrapesen los ataques que contra nuestra sociedad lanzan algunas personas. El estudio y el trabajo que den a nuestro querido México verdaderos intelectuales, verdaderos artistas, verdaderos filósofo, verdaderos comunicadores, y verdaderos políticos, han de ser nuestra divisa que no abandonaremos nunca: “HARÉ QUE MI VALER COMO HOMBRE DE TRABAJO, QUE AMA Y QUE PIENSA, SEA UNA CONTRIBUCIÓN A LA GRANDEZA DE MI PUEBLO.” ( punto número cinco del Pentálogo)


PENTATHLON: ¡PATRIA, HONOR Y FUERZA!