Pentathlón Menor


IGUALDAD Y MANDO EN EL PENTATHLÓN

UNA LECCIÓN DE PRAGMATISMO


La aspiración de la igualdad se ha constituido en una exigencia radial del mundo moderno. El deseo del mundo moderno es que todos seamos masa. Que todos aceptamos el modelo común de vida y que las aspiraciones sean similares: un poco de vida burguesa completo de una vida vacía. Algo similar a las aves de los gigantescos apiarios en que su destino es ocupar un sitio similar, producir, consumir y morir. Simples gallinas sin identidad.

Las diferencias se intentan borrar. No importa el genio o la cultura, hasta los sexos han sido nivelados en una nueva cultura de igualdad, no entendida como de capacidad, sino de perdida de la personalidad masculina o femenina. Actualmente hay un producto indefinido que se asemeja a uno y otro sexo.


Vivimos en un mundo de MTV. Los jóvenes visten igual a en Japón que en Nueva York, que en España o en Argentina. Los ritmos de moda, los estilos de peinarse, son los mismos o por lo menos emanan de las mismas vertientes.

El criterio, la ideología, han sido moldeadas por los medios. Creemos ya en la video propaganda mas que en los principios o planes de trabajo.

Ciertamente los vocabularios, y las modas cambian rápidamente, pero siempre son impuestas. Un grupo de televisoras, revistas, modistos, e intereses de super-finanzas y de una verdadera minoría que no conoce fronteras, que siguen normando una cultura de igualitarismo.

Una ficción del infierno señalan que consistiría en que todo fuera igual, con todos exactamente igual, en un odioso tormento de incapacidad y aburrimiento.

Ciertamente es resultado de la globalización o de la Nueva Era. Hoy un mismo calzado tenis se impone en el mundo, o una gaseosa.

Y que decir de las relaciones con los adultos,. El concepto patriarcal se ha perdido en las deshumanizadas ciudades modernas. El concepto familiar y de autoridad se ha diluido.

Los planes de educación han enfatizado tanto los derechos del niño que estos ejercen su impunidad ante la exigencia de los maestros. No hay aceptación del concepto de liderazgo, el concepto de mando, o de jefe.

Se busca una igualdad hacia abajo, no hacia arriba.

Para disminuir las diferencias, se opta porque los superiores abroguen su derecho a dirigir.

Para disminuir las diferencias y lograr la igualdad, se busca que se rompa la forma. Un cantante con estilo propio , dentro de un concepto clásico de elegancia y forma, es cada vez más raro, suplido en forma insignificante por una legión de anarquistas. Esto es de artistas cuyo mérito es romper con la forma, y alentar el concepto de la masa. Pero no solo el arte refleja ese jalón a la igualdad en el rango inferior. Un estilo propio, un ideal personal parecen no tener cabida.

Quien aspira a ello en esta era de democratización debe aspirar a renunciar, porque se sale del concepto igualitario de la masa.

Y por diferente es segregado, señalado, o rechazado.

En el campo de las disciplinas sociales o políticas, apenas se desechó el concepto de la dictadura del proletariado o del comunismo del que quedan residuos, y que pretendía igualar o todos.. En una única y absorvente masa proletaria. Nunca se piensa en el ascenso de estamentos o en la superación.

Esto a creado una crisis de educación exitosa. No existe más modelos que los de acetato, de plástico puro impulsados por los medios.

Y en Pentathlón es una escuela de jefes.

Si, de jefes o lideres que según su dedicación y merecimientos van recibiendo la responsabilidad y el honor del mando.

Aquí se enseña que hay que saber obedecer para saber mandar. Que si se manda, se piensa y se obedece, se piense también.

Desde muy pequeños muchos de nuestros pentathletas van asumiendo responsabilidad desde el grupo menor , diferenciando así su tiempo en la institución, su entrega y su observancia de nuestros principios.


Integrantes del Grupo Menor de la Unidad "Héroes de Chapultepec" del Pentathlón, durante la graduación en el Colegio del Aire.


Cuando se ha logrado una asimilación y cierta experiencia, porque hay pentathletas menores que han aprendido mucho tal vez o mas de los fines y procedimientos de la institución que pueden holgadamente asumir el mando entre sus iguales.

Jurídicamente, personalmente en el Penta existe la igualdad en cuanto a que todos tenemos el mismo valor como ciudadanos y como militantes. La diferencia de la jerarquía se establece para poder realizar los objetivos de la institución que se confía a un grupo de elementos capaces y cuya preparación personal y pentathlónica los hacen merecedores de ese Honor.

Dicha jerarquización permite que existan quienes planifiquen, quienes supervisen la realización de cada uno de los planes, y aunque existe la consulta y los criterios de mando se sustentan en la realidad de que se es pentathleta por un acto de libertad individual, de quien acepta los principios y jefes establecidos, no somos una organización de asambleas, o de autogestión, o de comites revolucionarios, o cosas así.

Aquí existe el principio de autoridad, bien delimitado y por tanto responsable. No tenemos parapetos para señalar en un fracaso a terceros como responsables, todo es claro y escrito, como debe de ser.

A muchos les causa extrañeza ver cabos, o sargentos, o cadetes asumiendo el mando con toda seriedad de niños como ellos, porque en la nueva forma de educación esto ya no es funcional. Ciertamente puede hacerse mal uso de la autoridad, aun en pequeña escala, pero en su mayor parte es aplicada con celo y equidad.

Nuestros niños saben mandar y obedecer, y eso nos convierte en una organización única en el mundo, y rara en México, que nos vale muchos reconocimientos y que replantea principios pedagógicos.

Nuestro apego a la forma, que es fondo en la trascendencia de nuestros objetivos se enfrenta a la hipocresía, a la injusticia y la falsedad con que pretende que todos seamos desaliñados, que no tengamos respecto por nada, ni por nadie, o que pongamos los pies en la mesa, y nos entreguemos a una forma animalizada.

Nuestro respecto por la formalidad emanada de nuestro tesoro militarizado, nos hace rechazar la vulgaridad. De hecho este efecto de convertir a un joven mediante el mando, mediante esa tendencia a evitar la falsa igualdad, y el darle un distintivo de forma, hacen que seamos algo único,. No coartamos la libertad del individuo, como algunos piensan al obligar al joven a cortarse el cabello de una larga melena, a una presentación corta, practica y varonil.

Las oleadas de las modas van y viven pero la forma pentathlónica, persiste porque se inicia desde la niñez y da valor a logros.

En un mundo en que el esfuerzo individual en una labor altruista, nacionalista, y superior quedan desacreditadas por el enfoque del utilitarismo, ¿Que gano yo cono hacer eso? Nosotros planteamos reiteradamente no nuestro deseo de hacer “soldados” sino de formar al niño y al joven, aprovechando ese formato, de orden, y disciplina.


Siempre habrá lugar a la participación de los padres de familia, en nuestras convivencias y nuestros esfuerzos y son bien recibidos, pero ellos saben que ceden dentro de la vida de la institución la autoridad temporal a un jovencito que seriamente trata de cumplir con su deber en el mando, bajo admiración total, desean que ese joven o niño pronto sea su hijo.

Porque sabe mandar y sabe obedecer. Porque se hace igual a los ciudadanos y jefes que tienen el Honor, mediante una revolución interna, mediante una concesión no enajenada de su libertad, para escalar, suspenderse, tener el mando, y distinguirse.

Así queremos que sea igual entre los mejores, par entre iguales, caballero desde niño, portador de valores firmes y de hábitos que lo harán rechazar la decadencia, el vicio, la vulgaridad, que hacen presa a la mayoría de los jóvenes de México, por no aceptar o saber de nuestra existencia y del esfuerzo que supone integrarse a nuestras tareas.

Pedimos la igualdad en la mejoría, en el éxito, en el respeto a los demás, y la propiciamos mediante el uso de la jerarquización, que hace de singularmente de los jefes, el tener que ser ejemplos y más entregados que aquellos a los cuales debe guiar, corregir, y exigir el cumplimiento de sus deberes.

La sociedad humana no es igual. A excepción de algunos insectos, cuyas sociedades son rigurosas y aun si divididas por tareas diversas,. No se ha logrado la reproducción de un ser igual a otro en nada. Y no hay una sola nave que llegue a su destino sin un capitán, una empresa que funcione sin un buen jefe y una tropa que triunfe en sus tareas sin un buen comandante.


ASOCIACIÓN DE OFICIALES EGRESADOS DEL PENTATHLÓN A.C.


Lecturas:

* “ Para la Formación del Jefe ”, Martín Núñez. Secretaría de la Defensa Nacional.

* “ El joven de Carácter”, Dr. Thamor Toth.

* “ Los Arquetipos y la Historia”, Dr. Antonio Caponnetto.

* Ideario Pentathlónico

* Mensaje al Pentathlón Menor.

* “ El hombre Moderno”, Alfredo Sáenz.