SER INSTRUCTOR


Si algunas veces supiésemos el compromiso que adquirimos cuando se nos encomienda alguna nueva responsabilidad, quizá pensaríamos con más calma ésa decisión. El ser humano de por si es un ser de retos y metas, y un pentathleta confirma la regla, se ha formado, indudablemente con plena conciencia de ello.

Si reflexionamos y buscamos aquella razón del porqué un niño de entre 6 y 10 años ingresa al Pentathlón, podríamos considerar las siguientes posibilidades:


-porque nuestros padres nos enviaron al Penta para que nos mantuviéramos ocupados.

-porque teníamos un militante del Penta en la familia o un amigo cercano y nos involucró.

-porque mirábamos como se vestía con gallardía el uniforme y nos soñamos que también nosotros teníamos el porte para tenerlo.

-porque éramos insoportables. (Hiper activo (sic)

-porque éramos demasiado tímidos (introvertidos (sic) dicen los modernos).



Facsímil de la revista "Pentathlón" de noviembre de 1959, que presenta una Escolta de la Bandera Nacional presentando armas, siendo comandante general Jorge Gilling Cabrera.

A esa edad nuestra voluntad, no era la primera razón, mucho contribuía la influencia de terceros para dar ese paso, pero eso no era lo principal, entrar a una nueva actividad lo puede hacer casi cualquiera, pero permanecer en ella, quererla, disfrutarla y vivirla, eso es solo producto de un nuevo sentimiento creado, de la afluencia de una vocación o el desarrollo de una capacidad.


Seguro no entramos al Penta plenamente convencidos o por nuestro gusto, pero lo que si es seguro, es que, al poco tiempo de instrucción aquél miedo, temor o curiosidad, se había convertido en gusto y pasión, en ansiedad para que ya, llegara, el siguiente día de instrucción...


Pero, ¿que razón hubo para que se diera ése cambio en los niños que presurosos, interrogantes, ingresábamos sobre todo al “Penta menor” y lo consideráramos como nuestra institución ideal?, la principal es: el instructor.


Cuando el niño se desarrolla n cualquier medio, siempre tratará de imitar a quien con él convive, a sus padres, a sus maestros, a sus parientes, a sus mayores.


El instructor de una sección o de un pelotón es el responsable de la formación de aquel niño que entró al Penta con temor o angustia y de convertirle esos sentimientos en motivación, en aspiraciones de triunfo. El instructor es el guía, el timonel, el ejemplo, es el patrón a imitar y lo puede llegar a idealizar.


Es, el instructor, un líder natural, responsable de la imagen que un pentathleta se forma en sus primeros días dentro de la institución y de que se forme en él, el Ideario y lo viva, es quien reafirmará en el niño el amor a la Patria, el respeto a la familia y el cariño a la institución, es en gran parte el hacedor de su futuro.


El instructor recibe en cada niño la materia prima para formarlo como u n hombre de bien, con valores morales firmes. Es quien forjará en el recluta el carácter que necesitará para su desarrollo e la sociedad. Tiene el instructor, en sus manos un gran compromiso y la obligación de estar preparado permanentemente para dar a los niños y jóvenes lo mejor de sí mismo. Tiene a un niño que después será un joven, futuro del país, tiene el potencial del hombre que será la alternativa de lo que le hace falta a muchos hombres dirigentes de la sociedad, los futuros padres de familia que a su vez formarán una nueva generación de mexicanos. Sin duda que tu, instructor, tienes en tus manos el futuro del país.


Los padres confiamos y creemos en la institución como el complemento exacto para la vida de los hijos. además de la familia y la escuela, son pocas las instituciones que verdaderamente se avocan para ayudar a que miembros de la sociedad se desarrollen íntegramente y de provecho.


El Pentathlón desde su origen se ha encaminado para dar frutos y hacer esa labor exitosamente. Y tú como instructor contribuyas grandemente. Con ello fortalecemos la tradición de una gran familia pentatheta y se fomenta el amor acrisolado a la Patria.


Ing Raúl Contreras Becerril

Oficial egresado-

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