Pentathlón Menor Militarizado

Un consejo a los compañeros del Menor


Por: Lic. Pablo A. Carranza R. (*)


Ya sé que tus compañeros de la escuela te dirán que estás “fuera de onda”.

Que los del barrio te dirán que no vayas al Penta, que mejor te vayas con ellos a jugar a las maquinitas de video.


Una sección del grupo menor batallón Héroes de Chapultepec, rindiendo honores a la Bandera Nacional en el Colegio del Aire

Ya estoy oyendo a esos chavos con los pantalones aguados y sintiéndose muy hombres con su cigarrito.

Ya les estoy viendo que de todo se burlan y que para todo dicen “me vale”.

Son los burros de la escuela, los que se hacen la pinta, los que rayan las paredes, ya lo sé.

Los que pasan horas viendo tele, los que jamás han leído un libro, los que tienen revistas pornográficas, ya lo sé.

Los que creen que son muy machos teniendo muchas novias, los que se ponen tatuajes y aretes, los que se roban los faros de los carros, ya lo sé.

Los que se ríen como idiotas con el programa Cero en Conducta, los que te dicen albures, los que cantan canciones de Molotov, ya lo sé.

Los que no saben nada pero dicen que Marcos es buena onda, que Dios no existe y que sueñan con irse a Estados Unidos, ya lo sé.

Los que roban en el tianguis, que odian el trabajo honrado y se pasan al cine sin pagar, ya lo sé.

¿Sabes qué, compañero? Son basura. Tu sigue en el Penta donde tienes mucho que aprender...

Hace 30 años yo ingresé al Penta Menor y comencé a recibir ese tipo de educación y disciplina militar que no la encuentras en otra parte..


Cierto día de 1971, el teniente Vicente Sandoval Valdivia, a la sazón asesor del Grupo Menor, tomó el mando de la sección “C” de la Escuela de Reclutas y nos enseñó los diversos pasos para hacer una rodada: juntas los pies, flexionas las rodillas, manos al frente, al suelo, agachas la cabeza y te lanzas. Era realmente fácil. Luego pasamos de uno por uno a realizarla. Mal que bien nos salió. Cuando le tocó el turno a uno de nuestros compañeros bastante pasado de peso, lo único que hizo fue rodar de lado. Varios soltamos la carcajada. Entonces el teniente Valdivia (como le decíamos), nos ordenó salir a los que nos habíamos reído y nos formó aparte. Luego ordenó a ocho reclutas formarse hombro con hombro y ponerse en cuatro puntos. Se alejó unos metros, llegó corriendo y saltó por encima de los ocho en un salto de tigre espectacular que nunca habíamos visto antes. Entonces, a los que nos habíamos burlado nos ordenó hacer lo mismo. Obviamente ni siquiera lo intentamos y nos quedamos avergonzados. El teniente estaba muy enojado con nuestra actitud y nos reprendió severamente. Nos dejó arrestados y qué bueno, porque aprendimos la lección. Jamás volveríamos a burlarnos de un compañero.


Rostros limpios de niñas pentathletas, batallón Héroes de Chapultepec


Ese compañero gordito llegaría después a ser el cabo Hipólito, que siguió teniendo esa complexión gruesa pero que logró destacar como un buen deportista (hacía saltos del tigre de varias bases), fue un aguerrido miembro de las famosas Tropas de Asalto y un excelente compañero y amigo.


Por eso, compañero del Penta Menor, nunca te burles de las personas y, a esos que se siguen burlando de todo y de todos, déjalos. La vida se burlará de ellos...


(*) 2º Oficial. Egresado.


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