Poesía de combate
Vivir
Para restaurar el asombro.
Para esperar solamente de uno mismo lo decisivo, lo grande.
Para transcurrir diestramente los momentos. Sin malgastarlos.
Para enganchar en el hombre lo ilusionado durante la Juventud, realizándolo...
Cuántos son los que a diario arrían las banderas.
Los que destrozan vuelan sus puentes, por donde tendrían que pasar los suministros de pasión y de absoluto y de poesía cuando más los necesitan.
Hacia allí hemos hecho marchar a nuestros invictos pontoneros.
Para saber desde ya que mañana es hoy.
Para que se levanten nuestra Imaginación y nuestro Coraje, iluminando la Vida y se pongan como un Sol diario.
Para crecer de sacrificio en sacrificio. Para que ese mismo sacrificio nos haga duros nos haga buenos arrolladores eternos.
Para amar con el Amor Brutal. Con ese amor que la mujer merece y necesita y el hombre debe.
Para hacer de la Soledad una ciudadela inexpugnable. Para que de sus ámbitos salga un día a conquistarlo todo -Palabras, Tiempos, Mujeres, Territorios- el Visionario y basta.
Para dejarnos llevar en ocasiones por el odio con aquellos que día a día nos envenenan la sangre, nos roban, nos niegan, nos arruinan y al vernos avanzar y al vernos en camino también quieren sacar partido en este caso de nosotros.
Para realizar con el Placer una Economía de Guerra.
Para obtener las veces que sea necesario, las mejores sonrisas y evitar -otras tantas- los 'peores llantos.
Para ser todo memoria, todo Ejemplo.
Para redimir, palabra maravillosa. Para redimir redimirnos redimirlos de todo lo que ha contribuido a ponernos de rodillas.
Para no mirar atrás. mirando lo que importa, lo que nos debe importar, toda queda siempre por delante.
Para ejercer y ejercitar la Despedida.
Para no transar. Aunque todos estén del otro lado. O por que todos están del otro lado. Aunque el mundo se venga abajo. Si la condición impuesta para que el mundo mantenga su lugar es que cedamos, lo verán derrumbarse. No transar.
Para derruir derrotistas cuando cuadre.
Para no claudicar. Sin entregarse ni entregar el Alma. Ahí están esos soldados japoneses ocultos más de veintiocho años en la selva, para evitar rendir las armas del Emperador.
Para los Cantos. Los Cantos las Marchas pondrán tambor y son a nuestro incontenible corazón.
Para impedir el paso de la Duda. La Duda no debe pasar. Es más, no debe existir. Por lo menos en nosotros.
Para saquear todos los depósitos que resten de Tristeza todavía. Para quemarlos públicamente en el fuego purificador de la Esperanza.
Para correr y recorrer a diario el Camino de la Voluntad. Un camino prolongable. Casi tan largo como el propio esfuerzo, pero continúa más allá perdiéndose de vista.
Para destapar a nuestro paso todas las estrellas cubiertas por decreto.
Para saber que no somos iguales. En nada. Esto hay que grabarlo para siempre. Están los buenos y los otros. Los que merecen y los que se lo tienen merecido. por más que la Decadencia piense y grite y hable de Igualdad. No somos iguales. Aunque se esclavicen pueblos enteros para probar lo contrario. Para rezar. Para rezar incansablemente. Porque todo es de Dios. Para que todo sea de Dios.
Para madrugar a los que tratan de quebrar la moral de la Juventud. Nunca es mucho el castigo que caiga sobre ellos.
Para florecer una vez más el totalitarismo.
Para ser justos. Yo no quiero salvar al mundo por amor. Yo quiero salvar al mundo para reparar una injusticia.
Para ahogar la Queja.
Para corresponder a los que creen en nosotros. Ellos, no necesitan de en nuestras explicaciones. Los que no creen, tampoco.
Para estropear el Lujo.
Para decirlo todo. Dejando que nuestra transparencia en cuestión de pensamiento provoque la sospecha de algo oculto.
Para darle a la mujer el lugar que le corresponde.
Para no ser nunca nada a medias.
Para arrojar el Terror al paso de la traición.
Para desquiciar mediocres. Eso también es una forma de orientarse en la Vida.
Para que lo sepan de una vez: No, no se han equivocado con nosotros.
Para subir. Para subir. Para seguir subiendo. Tomando aliento y subir. Y subir. Para recuperar el aire subiendo todavía. Para subir y subir. para hanar subiendo. Para seguir subiendo.
Para establecer nuestras propias reglas del juego.
Para guardar contra robos, incendios, saqueos, delaciones, traiciones y la mala fortuna que nos pueda tocar, la Bandera -nuestra Bandera- en lugar seguro y a la vista. Para ubicarla en el Alma. Siendo necesario -Ella- se asomará a nuestros ojos. Desde allí podrá ser vista y seguida donde sea.
Para no ser uno más
Para latir la Idea del Triunfo.
Para ser inequívocos. Que puedan estar con o contra nosotros. Que no haya lugar a posibles efectos de contrarios simultáneamente. Que no sea posible dividir nuestra moral -para consumo- como una herencia. Que la tomen toda o la dejen.
Par ir al frente.
Para vivir, en fin, de un modo que podamos mirarnos cara a cara al encontrarnos de nuevo en la otra vida. Vivir por vivir no sirve. Es falso tenue pobre tibio poco muy poco casi animal, una verdadera inmundicia. Ya las cosas, la gente, han servido bastante -más que suficiente- a otros destinos para los cuales no nacieron.
No nos equivocamos nosotros entonces. Cumplamos con el nuestro.
Estamos.
GRL:
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