ðHwww.oocities.org/ar/RIVERPLATETUGRATONOMBRE/estadios.htmlwww.oocities.org/ar/RIVERPLATETUGRATONOMBRE/estadios.htmldelayedx2\ÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈ0ò“B!OKtext/html&ËÅKB!ÿÿÿÿb‰.HThu, 16 May 2002 15:28:50 GMT;Mozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *2\ÕJB! RIVER PLATE..."EL PUEBLO...CANTICOS"



El primer estadio


Se levantó en la Dársena Sud, casi lindera con las carboneras Wilson. El padre de los jugadores Flores cedió el dinero para los arcos, el primer presidente Leopoldo Bard y don Livio Ratto trajeron una hermosa casilla del hospital Muniz, y finalmente don Enrique Salvarezza ofreció gratuitamente los postes y alfombras que delimitaron el terreno. Los mismos fueron colocados con singular entusiasmo por socios y simpatizantes, ya que cumplir con tal requisito se pudo solicitar la correspondiente afiliación. En el flanco que daba al río, una hilera de hermosos árboles protejía al campo de molestos vientos. Por supuesto, esta primera cancha no tenía tribunas. Terminada la temporada de 1906, inesperadamente el Ministerio de Agricultura ordenó el inmediato desalojo de la zona. Gran desafío fue éste para los pioneros, porque si no se tenía estadio, se perdía la afiliación; así lo marcaban los reglamentos de entonces.

El segundo estadio


Don José H. Bernasconi, director general de los almacenes navales Dresco, cedió entonces a River unos terrenos ubicados cerca del puente chico de Sarandí y allí se trasladó por un año la institución. Por supuesto, el campo de juego sólo tenía allí la compañía de una casilla, en donde ni siquiera se contaba con agua corriente. La estadía fuera de la Capital duró solo doce meses. Ya en 1907, los socios Bernardo Messina y Enrique Zanni se dedicaron a recorrer la actual avenida Costanera Sur, desde Belgrano hasta la Dársena Sud, lado este, buscando un nuevo lugar donde asentarse. Mucho se lamentaron al llegar donde estaba ubicado el primer campo de juego y advertir que ni siquiera se habían iniciado los trabajos que originaron tan extemporánea expulsión. Fue Messina, entonces, quien decidió: "¿Y si volvemos a instalarnos en el mismo lugar?". Dicho y hecho, así lo resolvieron , y de inmediato citaron a asociados y jugadores para reconstruir la cancha. Con el tiempo, se levantó incluso una tribuna, construida por don Ramón Martínez gracias a un subsidio municipal. La buena situación duró hasta 1913; el 13 de marzo de ese año una sudestada le hizo atravesar a River el momento más dramático de su hasta allí corta historia. Los fuertes vientos destruyeron todas las instalaciones, arrojando a la playa postes, restos de la tribuna de madera y alambrados. Casi milagrosamente y con el empuje de las grandes corazonadas riverplatenses, se levantó una tribuna más chica en poco tiempo y se reconstruyó el campo de juego. Pero la alegría duró muy poco, porque a fines de ese año la Dirección de Puertos emplazó el definitivo desalojo. Ni siquiera la frustada intención de incendiar el predio para cobrar el seguro dió resultado y no sólo se perdió el lugar, sino también todas las instalaciones, ya que no hubo plata para pagarle a la municipalidad el acarreo de las mismas. Durante todo 1914, hubo que alquilarle el uso del estadio a Ferro Carril Oeste.

El tercer estadio


A fines de 1914, por fin se alquila en la esquina de Aristóbulo del Valle y Caboto, un terreno propiedad de Nicolás Mihanovich. Allí rápidamente se construyó una tribuna de 74 metros de largo por 7 metros de alto, con 18 escalones, sobre la calle Caboto. Y otra, de 120 metros de largo, con 4 escalones, a lo largo del terreno de juego.
En el debut en ese estadio, 5000 espectadores asistieron al partido entre River y Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires.
El orgulloso club estaba nuevamente de pie. El campo de juego, ubicado en un sector bajo y pantanoso, había sufrido un laborioso proceso de nivelación. Las graderías para el público habían sido construídas por el arquitecto Messina.
Y allí termina la primera etapa en la vida de River. Ya en 1921, bajo la presidencia de don José Bacigaluppi, se toma una decisión trascendental: dejar la Boca y marcharse hacia el norte. Un paso importantísimo, porque hasta entonces el club era igual a los llamados de barrio. Aunque con los años contaba con muchos adeptos en todos los ámbitos de la Capital.

El cuarto estadio


Trasladarse significó cambiar las características de la institución. Irse hacia avenida Alvear y Tagle -entre lo que hoy es ATC y la sede central del ACA- hizo nacer a otro River.
El contrato con el Ferrocarril Pacífico para el arrendamiento del campo de la avenida Alvear y Tagle fue firmado por 5 años, en 1922, con opción a 5 más; el alquiler mensual se fijó en 500 pesos de entonces. En 1927 el ferrocarril convino un contrato por solo 6 meses con opción a otros 6, y esa situación se mantuvo hasta 1932. El alquiler continuó con otro contrato, por 3 años, pero ya la mensualidad estaba en los 2000 pesos. Y en 1935 se firmó el último convenio, por 2 años, con un alquiler mensual de 3530 pesos.
Es de hacer notar la precariedad de tales contratos, ya que bastaba un simple mensaje por escrito del Ferrocarril Pacífico para determinar el desalojo en el término de 3 meses, sin derecho a reclamo ni indemnización alguna. El centro de la cancha estaba ubicado a la altura de donde hoy está emplazado el monumento a José Gervasio Artigas. Por entonces, se llamaba avenida Alvear lo que más adelante y con una traza más ancha, se llamó avenida del Libertador General San Martín. Los arquitectos Bernardo Messina y Juan Vaggo fueron los directores de obra de la construcción del estadio.
Y a propósito del tema, Messina -uno de los fundadores de River- contaba que para edificar en esa zona, y como algún sector estaba afectado por leyes de expropiación, había que respetar determinados arnamentos estilísticos. El arquitecto dibujó entonces unos planos soberbios, donde se destacaban hermosas columnas y arnamentos dignos de la arquitectura griega; por supuesto, nadie pensaba que un estadio iba a ser diseñado de esa manera.
Administrativamente, se superaron así los escollos. Descubierto el engaño, Messina fue suspendido por un tiempo en su profesión por la municipalidad. Pero River ya tenía su estadio.
El estadio, inagurado el 20 de mayo de 1923, constaba de una tribuna lateral de 120 metros de largo y 38 escalones, y una popular de la misma longitud y 28 escalones.
El simple repaso de las grandes recaudaciones logradas allí permiten certificar que era ya una palabra mayor en estadios.
En 1928 se le construyó al lado un natatorio, lo que hizo incrementar aún más el número de socios. Y se realizaron allí espectáculos de boxeo, como uno que tuvo como protagonista al "Torito" Justo Suárez y que contó con asistentes de la fama del príncipe Eduardo y su hermano, el posteriormente rey Jorge VI de Inglaterra.
Allí River dejó de ser un club de fútbol para convertirse en una institución deportiva y social de gran dimensión.

El quinto estadio es el actual Estadio Monumental.