Nuestra elevación por sobre lo corporal y lo mental nos da la clave de que hemos dejado de ser seres individuales.

Estamos separados de la totalidad sólo por un problema de percepción. 

La unificación con la pureza del Universo tiene un significado sumamente trascendente, no nos confunde con la interpretación de un mero símbolo, la experiencia jamás encaja en las paredes del simbolismo, ya que el símbolo 

es estático y la experiencia es en el Río Vida.

Su significado reside en que, cuando es realizado el primer contacto con aquella Energía Creadora y Universal, surge una clase de intuición que nos revela que no estamos solos y, que Aquello que dirige los lejanos actos del Universo nos permite la Vida y el Ser.

Esta comprensión constituye el final de nuestro progreso en la existencia humana relativa, ya que conociendo aquello que conoce todo, queda consumada la obra de la experiencia en cualquier dimensión.

La cesación es lo único que continúa y, aunque ésta es una paradoja, es el hecho más notable de la vida, porque ya no queda noción de ninguna percepción tachada por planos en disonancia, una integridad afecta todo el sendero de la visión Universal, y ya no se ve en el sentido de lo visto, sino en el sentido de haber agotado los limites de la realidad.

Sólo un hilo de Luz queda como para dar señales de este milagro que ha comenzado en la Vida.