EL ATEO.

Publicación contra las jerarquías - Nro.1- Agosto del 2006.


¡DESEARÍAMOS QUE DIOS ESTUVIESE VIVO PARA QUE LEA NUESTRO PERIÓDICO!

EDITORIAL Nro. 01 

He aquí el primer número de "El Ateo", publicación que surge desde el desprecio, el desprecio por cualquier religión y su dios (o diosa), el desprecio por el mandato de querernos hacer deambular de rodillas bajo un cielo amenzante y un infierno inminente, el desprecio a reducirnos a "creyentes".
Si desde esta publicación vamos a bajar a cualquier deidad a piedrazos no es nuestra intención dejar el lugar vacante para que cualquier imbécil lo ocupe de nuevo, tampoco una idea o cualquier ideología o abstarcción. Tomaremos el lugar de dios como loc@s herdid@s, bailando, bebiendo, cantando, corriendo desnud@s, riendo, llorando.

  Algunas aclaraciones, que solo haremos por ser este el primer número:
- Este número ha sido realizado por afinidades ateas que esperan tu participación en el proyecto, ya sea escribiendo para los posteriores números o difundiendo este periódico.
- La sección "Humor" no son inventos nuestros, son las curiosidades que nos presentan las estúpidas religiones (mas allá de chistes ya viejos y conocidos como ese de dios, el del cielo y el infierno, etc, etc...)
¡Ni dios, ni maestro, ni patria, ni patrón!

EL ATEO.    <elateo[arroba]yahoo.com.ar>


"¡Y pensar que medimos el tiempo empezando a contar desde el día fatal en que empieza destino tan degradante: desde el primer día del cristianismo!. ¿Por qué no ha de medirse a contar desde su último día?. Desde hoy por ejemplo...¡Transmutación de todos los valores!."                                                       

Friedrich Nietzsche. (de "El Anticristo")


TRES CLAVOS QUE CUELGAN Y DECORAN TODAS NUESTRAS PAREDES.

No lo vamos a seguir negando... tod@s odiamos a nuestro señor Jesucristo, ya no nos es soportable ni su expresión de culpa irreprimible ni su hermoso rostro coloreando nuestra ciudades. Llevamos más de dos mil años soportando su indiscreción en nuestra vida cotidiana y su estigma en los consejos de nuestras bieninetencionadas madres, y no creemos posible que la cruz gigantesca que los más talentosos artistas han pintado no lo haya aplastado definitivamente. Acéptalo, mujer, Jesucristo ha muerto; es más, nunca estuvo vivo, y la materia inerte es comida de gusanos, aunque en este caso nos atormenta con su misericorsiosa belicosidad. Los clavos con que lo colgaron como a una pobre vaca que sí alguna vez estuvo viva y que prende de las vigas de algún lejano frigorífico, y los palos con que no pudieron quebrarle las piernas deberían lucir birllantes y gloriosas en nuestros museos. Jesucristo ha muerto, y es hora de entregar su suave cadáver a las hienas y demases carroñeros.

Así como ya el emblema de sus ojos piadosos debería ser crucificado, así deberíamos colgar a nuestro esquelético redentor, porque el cadáver se pudre en cada cruz que besan esas viejas hediondas a iglesia cada domingo, y la túnica con su olor a mártir hoy se convierte en diarios rotos manchados por cinco mil años de compasión extraterrestre. Y si es cierto que los muertos hablan, Jesucristo debe balbucear patrañas desde un ataúd pútrido que nos refleje de verdad quien es el que vive, y quien murió según mueren las leyendas, chupando los últimos restos de una gloria que hoy la ciencia diseca con ideal religiosidad. Cristo muere, y aún así mi madre me pide que bautice al niño.

Óyeme, cadáver palpitante, tus huesos no son más que una costilla podrida con la que Adán le miente a toda una historia. Olvídate de tu trono y de tu dolor, porque estás desecho en materia podrida, y cualquiera de nosotros que estamos vivos tragamos cada día más vinagre del que tus imaginarios asesinos te sirvieron en copas de oro. deja de pretender que existes y encamínate rápidamente hacia tu funeral, puesto que todos aquí sabemos que estás muerto, y que tus pósters se destiñen triunfantemente en todas las ciudades del mundo. 

Baobabs. 


SI DIOS EXISTE ES UN SÁDICO. 

Miles de niños hambrientos, con sus panzas hinchadas, mueren retorciéndose de dolor. 
Miles de niños mueren enfermos antes de cumplir un año de vida. Tumores, cáncer de todo tipo, muertes por ahogo o asfixia, porque ya nacen con venas pequeñas o arterias malformadas. 
Miles de niñas que son violadas por sus padres, tíos o abuelos. Curas pervertidos que violan a niños. 
Hospitales repletos de gente pobre que se muere esperando un turno para ser atendida. 
Niñas de 12 o 13 años pidiendo plata en las calles con su (ya condenado de antemano) hijo cargado al hombro. 
Niñas y adolescentes que son prostituídas a la fuerza, con complicidad de jueces y policías que, coima de por medio, dejan pasar esas atrocidades no sin antes ganar algún mísero centavo. Y miles de imbéciles y fracasados, de todas las clases sociales, que sacian sus enfermas obsesiones sexuales, con pobres criaturas que no pueden defenderse. 
Hambre, destrucción, perversión, sadismo, miseria, pobreza, tapados de piel y animales que se extinguen; enfermedades, locura colectiva, esposos golpeadores, y policías torturadores que, en democracia, siguen violando a gente en esa cueva del crimen, llamada comisaría. 
¿Qué nos dice la religión ante todo esto?. Dios así lo quiere, por algo será, en otra vida estaremos mejor, hay que someterse para ser libres. 
¡No! Me cago en Dios y en todo su orden. Si Dios existe es un sádico, que se masturba viendo cómo las criaturas creadas por él, sufren y se revuelcan de dolor día a día. 
Me cago en Dios y en sus curas, me cago en monjas y jueces, me cago en profetas y mesías, me cago en pastores, obispos, rabinos y sultanes. Me cago en Alá, Jehová, Dios, Buda o Juan de las pelotas. 
La religión está hecha para conformar a los pobres infelices que no soportan tanta desesperación, y para mantener el orden establecido, mientras curas, obispos, cardenales y monjas, luego de sus orgías, agarran su parte de la torta por garantizar que los hambrientos y desesperados no prendan fuego este mundo que apesta, por hacerles creer que en el cielo ese mismo Dios enfermo los amará. Mentira, ilusos, no existe Dios, no hay cielo ni infierno, sólo existe tu dolor y tu soledad más absoluta en este mundo decadente al que no le importás ni vos ni nadie. 
Pastores y rebaños, buenos corderitos de Dios que compran y venden agua “bendita”, no voy a parar hasta beber su agua “bendita” y al primer cura que se me cruce le voy a mear toda la cara, y a no decirme nada eh, porque mi meada será una meada bendita. Y si ustedes, buenos coderitos y pastores, no soportan el ácido sabor de mi orina, no se rebelen, yo fui creado por vuestro mismo Dios, el así lo quiso. 

Si Dios existe, hay que prenderlo fuego, a él y a todo su santo orden. 

¡Muerte a Dios!. ¡A prender fuego el Vaticano! 

Elvio Lento 


LA SALVACIÓN A NUESTRA CONDENA.

Y el diablo libertario metió la cola y la salvación a nuestra condena llegó en forma de una mordida, un simple movimiento de mandibula, que él por un lado inconsciente pero por otro, conciente Adán, realizó atinándoselo a una simple manzana, símbolo de la debil autoridad de dios sobre su mejor creación, por medio de la cual, sabiendo sin saber, un simple pedazo de barro comenzó la erradicación del todopoderoso dictador que lo había limitado durante toda su existencia.

Con este escrito justifico al pecador, porque si el dicador no dictase, el pecador no existiría, Adán habría mordido la manzana, pero sin remordimiento y le habría convidado a dios y al diablo y todos hubiéramos sido felices en nuestro paraíso terrenal por los siglos de los siglos.
Amén.

Iván Rojas.


Humor: EL SANTO PREPUCIO DE CRISTO.

El Santo Prepucio de Cristo ha supuesto un dilema teológico que ha obsesionado a los padres y doctores de la iglesia durante siglos. Amén de haber protagonizado los trances y éxtasis de los grandes místicos de todos los tiempos.

La explicación a esta trascendental reliquia ha de a de buscarse en el dogma -decretado por Santo Concilio- de que la naturaleza del hombre Jesús es a la vez divina. Pero Jesús, como judío que era, fue sometido a las circuncisión, y ese trozo de pellejo de su pene, por lógica, habría de ascender a los cielos de la misma forma que ascendió todo el cuerpo de Jesus resucitado. 

Pero, durante siglos, los grandes pensadores de la Iglesia se debanaron los sesos intentando dilucidar la respuesta al enigma: ¿se unió el prepucio de Cristo al resto del cuerpo tras la ascensión física de Jesús a los cielos? ¿acaso ascendió una vez operado el pene del Mesías y aguardó a la derecha del Padre a que se consumase la pasión de Cristo? ¿tal vez el Prepucio de Jesús -y la primera sangre derramada por el Hijo de Dios en su misión salvífica- encerraba en si mismo parte de la redención prometida?

Mientras los grandes teóricos especulaban sobre tan inquietante dilema teológico, las místicas del medievo protagonizaban insólitos éxtasis en los que el Santo Prepucio se manifestaba en toda su gloria.
Sor Agnes Blannbekin, por ejemplo, una monjita mística muerta en Viena en 1715, vivía unos espectaculares trances en los que se le aparecía el Divino Prepucio, comulgando con él como lo que es: la carne y sangre de Cristo (no olvidemos que en el sacramento de la comunión precisamente comemos la carne y sangre del Mesías). Y, según describía en sus extasis místicos, el Santo pellejillo se materializaba en su boca, con un sabor dulce y carnoso, llenándola de una gran sensación de gozo.
Otras muchas místicas protagonizaron comuniones prepuciales parecidad, e incluso se escribieron tratados monograficos sobre el tema, como el célebre El sagrado prepucio de Cristo, publicado en 1907 por el erudíto A. V. Müller.

Como no podía ser menos, los traficantes de reliquias dirigieron su atención ante tan estimulante fetiche, y por obra del Espiritu Santo, comenzaron a venerarse Divinos Prepucios en diferentes 
catedrales, basílicas, monasterios, iglesias, ermitas y capillas del mundo. Hoy en dia se puede rendir pleitesía a un prepucio de Cristo en la basílica laterana de Roma, pero también en Charroux, o en Ambres. 

También se profesa devoción a un Santo pellejo en París, y a otro en Brujas. Existe otro Santo Prepucio en Bolonia, otro en Besanson, uno más en Nancy, y otro en Mentz. Tambien hay un divino pellejo en Le Puy, otro en Conques, y otro en Hildesheim. Por no hablar del Prepucio de Cristo de Calcuta, el de Burgos y un largo etcetera.

En algunas ciudades, como Charroux (Francia) era tal la devoción que inspiraba el Santo pellejo, que llegaron a crearse cofradias organizadas, como Hermandad del Santo Prepucio, encargados de custodiar la reliquia conservada en esa ciudad, muy venerada por las mujeres embarazadas, o que deseaban estarlo. 


¿Has escupido sobre un cura que pasa? ¿Has tenido ganas de prender fuego a una iglesia, un templo, una mezquita, una sinagoga? 

En caso afirmativo, has entendido que: 

(...) Los símbolos religiosos demuestran la permanencia del desprecio que los regímenes jerárquicos de todos los tiempos han sentido por los hombres. Por tomar únicamente un ejemplo, Cristo... 
En primera fila de las sucursales de productos divinos, las Iglesias cristianas han adoptado bajo la presión del proceso mercantil una exhibición contorsionista que sólo concluirá con la desaparición total de la marca de fábrica publicitaria, el camaleón Jesús. Hijo de Dios, hijo de puta, hijo de virgen, fabricante de milagros y de panecillos, pederasta y puritano, militante y miembro del servicio de orden, acusador y acusado, peón y astronauta, no hay ningún papel que no esté al alcance del sorprendente títere. Se le ha visto de mercader de desgracias, de viajante de gracias, de sans-culotte, de socialista, de fascista, de antifascista, de staliniano, de barbudo, de reichiano, de anarquista. Ha estado bajo todas las enseñas, bajo todas las banderas, con todos los autodesprecios, a ambos lados del juego, junto a la mayoría de las ejecuciones capitales, donde aguanta tanto la mano del verdugo como la del condenado. Tiene su lugar en las comisarías, las cárceles, las escuelas, los burdeles, los cuarteles, los grandes almacenes, las áreas guerrilleras. Ha servido de pendiente, de poste indicador, de espantapájaros para mantener a los muertos en paz y a los vivos de rodillas, de tortura y de régimen adelgazador; servirá de consolador cuando los mercaderes de santos prepucios hayan rehabilitado comercialmente el pecado. 

(...) En realidad, ya estás luchando, conscientemente o no, por una sociedad en la que habrá desaparecido la organización del sufrimiento y de sus compensaciones, en la que al ser cada cual su propio dueño la idea de dios carecerá de sentido, en la que sobre todo los problemas de la vida auténtica y de las pasiones a satisfacer dominarán definitivamente sobre los problemas de la vida al revés y de las pasiones a rechazar.

Raoul Vaneigem (de "De la huelga salvaje a la autogestión generalizada")