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"Sus ojos ríen y piensan, el arte es una aventura, travesura, o algo que agita el alma en Angélica Rochon, excelente dibujante llena de expresión y contenido; no es una artista improvisada dado sus completos estudios académicos y la perseverancia en la acción plástica a través del tiempo. Sus recientes trabajos posteriores a su época de figuración, mantienen la fuerza dibujística de siempre. Sus geometrías disciplinan el espacio y construyen con dinámica el plano. Los signos simbólicos van plasmando las imágenes propias del Sur de América como la greca y el cuadrado de formas cerradas del altiplano y por otro lado su pasión vital la lleva a lo circular y abierto, característico del arte de los trópicos pasando la línea ecuatorial. En los cuadros que representan el Sur de América, los colores son más sensibles y tonales, diferenciándose de los tonos violentos del trópico. Su vida transcurre por una hermosa experiencia con las dudas lógicas de un artista que se interroga. La lucha con el arte irá definiendo sus realidades últimas con la esperanza de reconocer a través de ellas, su alma. Debe considerarse su obra un magnífico hecho artístico que da validez a sus trabajos que manifiestan su talento y su amor por la pintura."

Profesor Naum Goijman
Facultad de Bellas Artes
Universidad Nacional de La Plata
Buenos Aires, 1996


"La obra esta referida a una inspiración sobre nuestras culturas precolombinas.
Angélica Rochon pretende con la serie "El Oro de América", en sus visitas a Ecuador y Colombia, exteriorizar el impacto que le produjeron esas culturas que fueron descubiertas en América pero que en Europa ya se conocían a través de las expediciones arqueológicas y de las investigaciones que han hecho grandes equipos de alemanes, japoneses, norteamericanos y franceses, pero que son desconocidas en la misma América. Primeramente por las distancias que nos separan y luego por lo difícil que es poder encarar en forma sistemática y científica un conocimiento arqueológico de nuestras culturas precolombinas.

América ha tenido un desarrollo cultural digno de investigarse y de estudiarse y que recién ahora gracias a que se está dando a conocer y que los artistas están viajando se pueden inspirar al respecto. Angélica se ha aislado para trabajar. Por suerte vive en el interior del país y no está tan contaminada del lenguaje europeizante. Pudo ver y hacer una fusión de ambos lenguajes. 

Trabajó con imágenes de la realidad exterior y tuvo un periodo con imágenes interiores, y después sobre la cuestión visceral de imágenes internas y con la búsqueda de su propio origen pudo rescatar un lenguaje con el que se identifica. 

En la obra aparece el aspecto literal, el aspecto de Rembrandt en cuanto a lo barroco que tiene el colonial americano. Tiene también un carácter expresionista muy fuerte.

Ha hecho una fusión de lenguajes".

Rosa Faccaro
Crítica de Arte
Buenos Aires, 8 de abril de 1998


El interés por las culturas precolombinas es una constante en la obra de Angélica Rochon, una artista nacida en Buenos Aires, formada en La Plata y radicada desde hace un tiempo atrás en Venado Tuerto, Pcia. de Santa Fe. Lo testimonia su muestra itinerante "Hermanando Pueblos" ,que en el año 1997 presentó en distintas ciudades de Ecuador y Colombia, o, más contemporáneamente, su exposición "El Oro de América"-que pudo ser vista en Argentina, Colombia, Panamá y Méjico-y que consiste en una serie de acrílicos sobre tela y collage constituidos en síntesis de una larga investigación sobre el oro en las diferentes culturas de Latinoamérica.

La artista vuelve hoy la mirada de las expresiones que se registraron en el actual territorio argentino. Se sabe que sin llegar al esplendor de las civilizaciones maya, azteca o inca, los restos arqueológicos hallados en Santamaría, Condorhuasi o La Ciénaga demostraron la existencia de culturas con un alto grado de evolución. Sus miembros conocían el tratamiento de los metales y elaboraban piezas de alfarería decoradas alternativamente con pictografías o motivos incisos, todos de gran refinamiento.

Atraída por esa tradición y en un deseo de rendir tributo a la arqueología argentina, Angélica Rochon elaboró una serie de técnicas mixtas sobre madera inspiradas en esos motivos. Son piezas casi escultóricas, que reproducen las características de los materiales hasta obtener volúmenes que se ajustan a las texturas de los objetos y la naturaleza de la representación.

Agrupados en la muestra que presenta hoy en Artelite y que llamó sencillamente "Alfarería Argentina",estos cuadros con formas de gran pureza remiten a una escritura plástica que recrea las piezas originales, consolidada por las gamas bajas de una paleta que se apropia de los colores de la tierra para subrayar su resignificación de ese mundo remoto pero subyacente, donde tiempo y espacio se transfiguran para constituir la verdadera identidad latinoamericana.

Diana Castelar
Crítica de Arte Buenos Aires
septiembre de 2001


"Asistir a cada muestra de Angélica Rochon es reencontrarse con ese aire vivificante que emana de su trabajo, de sus intensas búsquedas y maneras de expresarse, que no conoce de vacíos ni interrupciones, porque si algo tiene en claro Angélica es que la constancia y el permanente hacer, sin prisa pero sin pausa, son los factores ineludibles que consolidan poco a poco la obra de un artista. Las quince obras expuestas en Babel bajo el título Alfarería Argentina, pasarán a integrar la serie, junto con las anteriores Signos de América y El Oro de América donde el concepto movilizador está dado en la cultura americana, con su amplio y riquísimo universo sígnico. En este caso, Alfarería Argentina evoca la producción de las culturas indígenas de las provincias de nuestro norte (Chaco, Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero). Los aspectos formales son recreados por Angélica bajo su particular visión del tema; así los objetos y piezas se nos re-presentan, en contrapunto, con elementos de su propio bagaje plástico: textos caligráficos, tipografía impresa, frottages y collages. El dominio de la pintura acrílica como medio y sus posibilidades, la materia, densa por momentos o sutilmente tratada a través de veladuras y transparencias, junto a la exquisita gama de tierras, pardos, ocres y grises empleados, logran como resultado la acertada fusión figuración-abstracción (cosa nada fácil de lograr) en un conjunto donde se equilibran sabia y armónicamente ambos enfoques. Una exposición en la que, más allá de la lectura plástica, pone en evidencia el mérito de una actitud revalorizante hacia nuestras raíces y el genuino arte de estas tierras, al que deberíamos prestar todos un poco más de atención al momento de la reflexión acerca de nuestra identidad como pueblo y como país."

Alfarería Argentina: Una mirada hacia adentro
Claudio Priotti ARGOT 3
Junio 2001 Venado Tuerto
Santa Fe - Argentina


..." Lo que queda en tiempo de Blues", invita al espectador a participar y vivenciar el estado de ánimo que esta pintura narrativa implica, relacionando su mensaje a su propia experiencia, donde los rojos y los azules son saturados con inferencia y connotación.
Emoción y sentimiento intenso con fuerza imponente desde su composición de un modo perturbador y completamente atemorizante.
Existe tambien un sentido pseudo alegórico acerca de este doble retrato de dos personalidades que es manejado en un atractico y cautivante surrealismo como así también de un modo representativo y verdadero.

Press Release: From-Inmediate-Release
August, 2000 - New York, USA


Otra vez, Angélica Rochon vuelve a sorprendernos con su polifacética creatividad intrínseca: siempre la misma, siempre distinta. Despues de aproximarnos a la serenidad telúrica autóctona con sus pinturas basadas en cerámicas indígenas, en tejidos aborigenes, en áureas piezas precolombinas, nos acercó a aquellos enormes rostros femeninos hieráticos, egipcianos, rodeados e inluso invadidos por inscripciones espontáneas, confesionales, a veces esotéricas.
Y ahora en otra vuelta de tuerca jamesiana nos enfrenta en forma contundente con la realidad actual, cotidiana, lacerante...
Y los rostros impasibles adoptan rictus angustiosos, y las facciones tristemente melancólicas adquieren tintes de trágica sobriedad, y la carne muestra heridas saturadas sólo a medias, y los labios insinuados bajo el agua ensayan destrozar las costuras que lo sellan, y los cuerpos exhiben las mutilaciones a las que han sido sometidos....
Y, en un lúcido gesto, Angélica Rochon trspasa las heridas de la carne a los propios simbolos: la bandera tambien ha sido desgarrada, ha sido lastimada, y por sus heridas pugna por asomar la Patria avasallada, como tambien en otra tela asoma esa misma bandera por encima de la inundación, no sólo acuosa sino también corruptiva, que procura ahogarnos inexorablemente.
Y entonces resurge la imagen de la mujer, que se impone sobre las múltiples caras del deterioro moral, que la artista transforma en caretas con reminiscencias de las dramáticas  máscaras de Gutierrez Solana, de la mujer que se asoma al mar que trajo a parte de nuestros ancestros, con salobres aguas pobladas de míticas y seductoras sirenas, de plateados peces, de dorados sueños, cuya marea parece revertir ahora el sentido de su oleaje...
Pero la mujer rochoniana cura sus heridas parcialmente saturadas aún a costa de desgarrar la propia carne en el intento: quiere cicatrizarlas pero sin hilos que la ayuden... Quiere volver a ser íntegra, pero sin cirugías paliativas, sin injertos compensatorios... Quiere salir de la chatura del plano y corporizarse volumetricamente, acupando su lugar en el espacio... Quiere regresar a su esencia reconstituida, renovada, completa, inmarcecible... y lo va a lograr

Pablo Miquet (poeta y ceramista)
19-12-2002